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La dermatología tiene problemas con el color de la piel

Un ejemplo de síndrome de hipersensibilidad inducida por drogas en un paciente blanco. (VisualDx vía The New York Times)
Un ejemplo de síndrome de hipersensibilidad inducida por drogas en un paciente blanco. (VisualDx vía The New York Times)
Jenna Lester, directora del programa de piel de color de la Universidad de California, campus San Francisco, en San Francisco, el 28 de agosto de 2020. (Sarahbeth Maney/The New York Times)
Jenna Lester, directora del programa de piel de color de la Universidad de California, campus San Francisco, en San Francisco, el 28 de agosto de 2020. (Sarahbeth Maney/The New York Times)

En la primavera, los adolescentes empezaron a llegar a los consultorios médicos en desbandada, con desagradables ampollas rojas y moradas en los dedos del pie y la mano. La más reciente e inesperada característica de la infección por coronavirus intrigaba al público, y, de repente, las fotografías de “dedos de COVID”, como les llamaban, inundaron las redes sociales.

Pero casi todas las imágenes retrataban lustrosas lesiones rosadas en pieles blancas. A pesar de que la gente de color ha sido afectada de manera desproporcionada por la pandemia, es curioso que las fotografías de dedos de COVID en piel oscura hayan sido escasas.

El problema no es exclusivo de los dedos de COVID ni de las redes sociales. La dermatología, la rama de la medicina dedicada a tratar enfermedades cutáneas, tiene un problema con la piel morena y negra. Aunque ha habido progreso en los últimos años, la mayoría de los libros de texto que sirven de pauta para diagnosticar afecciones de la piel muchas veces no incluyen imágenes de cómo se ven esas enfermedades en gente de color.

Esa es una omisión flagrante que puede llevar a diagnósticos erróneos y sufrimiento innecesario, porque muchas características clave de las afecciones de la piel, como las manchas rojas y los hematomas púrpuras, pueden verse diferentes en personas con una tez distinta, afirman los expertos.

“El reconocimiento de patrones es esencial en la dermatología, y gran parte del reconocimiento de patrones consiste en entrenar a tu ojo para reconocer ciertos colores que te hacen pensar en ciertas enfermedades”, explicó Jenna Lester, directora del programa de piel de color de la Universidad de California, campus San Francisco.

“Pero el color en cuestión se ve afectado por el color que lo circunda”, dijo. “Se puede ver distinto en pieles más oscuras. Si solo estás entrenado para ver algo en un solo color, no lo vas a reconocer en otro color”.

Hace poco Lester revisó 130 imágenes de problemas de la piel provocados por el coronavirus, las cuales se publicaron en revistas médicas, y descubrió que la gran mayoría era de gente blanca.

Conforme el coronavirus se fue propagando, los dermatólogos crearon un registro internacional para catalogar ejemplos de manifestaciones cutáneas de COVID-19. El registro compiló más de 700 imágenes, pero solo se incluyeron 34 de pacientes hispanos y 13 de personas negras.

No fue sino hasta julio que Roxana Daneshjou y sus colegas de la Universidad de Stanford publicaron algunas de las primeras fotografías de dedos de COVID en pacientes no blancos en la revista Journal of the American Academy of Dermatology.

“Sabemos sin lugar a dudas que, si no hay un buen muestreo de imágenes de pieles oscuras, los dermatólogos, pero también otros médicos que no son expertos en la piel, tienen una desventaja para determinar el diagnóstico indicado”, comentó Hao Feng, profesor adjunto de Dermatología en la Universidad de Connecticut.

Feng informó hace poco que los libros de texto omiten de manera generalizada esos ejemplos, pues solo el 10 por ciento de las imágenes muestran enfermedades dermatológicas en pieles oscuras. Cuando sí aparecían fotografías de pacientes negros, con frecuencia eran sobre sífilis. Encontró que un recurso digital, VisualDx, tenía una selección de imágenes más diversa: el 28,5 por ciento retrataba a gente de color.

“Si no tienes ninguna experiencia con esto en gente de color, es como decir que no sabemos cómo revisar los pulmones o el corazón”, sostuvo Art Papier, dermatólogo y cofundador de VisualDX.

Todos los médicos observan la piel para localizar señales de alguna enfermedad. Los cambios en la piel pueden ser los primeros indicadores de enfermedades que amenazan la vida como la sepsis, la celulitis infecciosa o las reacciones graves a medicamentos.

Había pocas imágenes de cáncer de piel en cutis oscuras en el material educativo que se examinó en la investigación de Feng, pese a que el cáncer de piel, si bien es menos común en las personas con piel más oscura, es más mortífero en pacientes negros e hispanos, además de que, con frecuencia, a ellos se les diagnostica en etapas más avanzadas.

La tasa de supervivencia de cinco años es del 66 por ciento para los pacientes negros no hispanos, en comparación con el 90 por ciento para los pacientes blancos no hispanos.

Los pacientes negros suelen ser menos propensos a consultar un dermatólogo que los blancos, y es menos probable que se sometan a estudios de cáncer de piel. Además, según las investigaciones, incluso cuando sí acuden a un dermatólogo, es menos probable que los pacientes negros reciban ciertos tratamientos que se les ofrecen a los blancos con la misma patología, como antibióticos orales para tratar el acné.

“Con base en mi propia experiencia clínica puedo afirmar que muchas cosas pasan desapercibidas porque la gente no reconoce cómo avanza la enfermedad en pieles más oscuras”, dijo Feng.

Incluso enfermedades cutáneas menos comunes pueden dejar perplejos a los médicos si nunca las han visto en gente de color.

Cuando Lester estudiaba en la facultad de medicina, recordó, un paciente negro llegó a la clínica con un sarpullido misterioso que tenía un tono morado. “Nadie sabía qué era”, dijo Lester.

Una biopsia reveló que era una enfermedad cutánea común que los médicos suelen diagnosticar con solo ver la piel, sin pruebas ni procedimientos: la psoriasis. Pero con frecuencia no se identifica, y por lo tanto no se trata, en gente de color.

La literatura médica describe la psoriasis como “manchas rojas con escamas blancas o plateadas, pero así no se ve en la piel oscura”, aseguró Lester. “Tiene un tono más morado, y muchos de mis pacientes negros se ponen muchísimo humectante cuando su piel está seca, así que las escamas no son tan visibles”.

La apariencia de muchos sarpullidos comunes varía en diferentes tonos de epidermis. El eccema, que generalmente se describe como una irritación pruriginosa, suele presentarse con más nódulos en la gente negra, dijo Lester. De la pitiriasis rosada se dice que tiene un patrón distintivo, compuesto de una mancha grande con otras más pequeñas alrededor, pero, nuevamente, en gente de piel oscura quizá no se vea así.

La enfermedad de Kawasaki, una afección pediátrica que presenta semejanza con una complicación del COVID-19 llamada síndrome inflamatorio multisistémico, causa inflamación en los vasos sanguíneos y se manifiesta con enrojecimiento, pero “la manera en que se aprecia en tonos más oscuros es muy diferente”, comentó Susan Taylor, profesora adjunta de Dermatología en la Facultad Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania.

“No querrías pasarlo por alto en un niño solo porque no ubicas la irritación y tu ojo no está entrenado para verlo”, advirtió.

Taylor es autora de “Dermatology for Skin of Color” (Dermatología para pieles de color), uno de los primeros libros de texto que se centró en el tratamiento de afecciones cutáneas en pieles muy o ligeramente pigmentadas. Pero aseguró que elaborar nuevos libros de texto no es la solución.

“No debería ser necesario escribir libros de texto distintos, esa información debería estar integrada en la literatura supuestamente estándar”, opinó Taylor.

Casi la mitad de los dermatólogos y residentes de dermatología dijeron que no habían sido suficientemente capacitados para tratar afecciones cutáneas en gente de color. Para los pacientes negros, eso muchas veces quiere decir que se enfrentan a una búsqueda prolongada y descorazonadora para encontrar el diagnóstico correcto.

Cuando Tierra Styles, de 31 años, procedente de Auburn, Georgia, le preguntó a su pediatra sobre una mancha con irritación que su hijo pequeño tenía en la parte posterior del cuello, el doctor le dijo que no era nada. En visitas posteriores le diagnosticaron sarna, luego eccema. Pero los ungüentos que le recetaban no tenían ningún efecto.

Finalmente, Styles llevó a su hijo con una dermatóloga negra. Ella le dijo que la mancha áspera como lija era una afección benigna llamada queratosis pilaris.

“La doctora intentó mostrarnos un ejemplo en una foto de internet, pero no pudo encontrar ni una”, contó Styles. “No había ni una sola imagen de una persona afroestadounidense que pudiera enseñarme”.

Muchos pacientes negros prefieren ver a dermatólogos negros, quienes podrían estar más familiarizados y tener mayor conocimiento no solamente de problemas cutáneos (como el acné, que puede dejar manchas oscuras hiperpigmentadas en la piel oscura), sino también de dificultades con el cabello, dijo Natalie Moulton-Levy, una dermatóloga en la ciudad de Nueva York.

“Nosotros los negros no cuidamos nuestro cabello de la misma manera que una persona que no es negra”, explicó Moulton-Levy. “Cuando te dan opciones de tratamiento, algunos dermatólogos no están familiarizados con eso y dicen: ‘Bueno, tienes que lavarte el cabello todos los días’. Nosotros no nos lavamos el cabello todos los días”.

Pero a veces es difícil encontrar un dermatólogo, y las listas de espera son infamemente largas. En general hay escasez de dermatólogos, pero especialmente de dermatólogos de color: solo el 4 por ciento de los dermatólogos que dan consultan se identifican como hispanos, y solo el 3 por ciento se identifican como negros o afroestadounidenses, de acuerdo con un estudio.

Los pacientes negros e hispanos son mucho más propensos que los blancos a acudir a la sala de urgencias por problemas dermatológicos, sobre todo en áreas rurales y ciudades más pequeñas donde hay menos dermatólogos, de acuerdo con algunas investigaciones. La gente de color tiene la mitad de probabilidades de consultar a un dermatólogo que los pacientes blancos por los mismos síntomas.

Los médicos con frecuencia dicen que “no ven el color”, dijo Moulton-Levy. “De manera amable y benevolente están tratando de decir que el color de la piel no importa”.

“Pero sin duda importa, en la dermatología y en toda la medicina”, afirmó. “’No ver el color’ es un término que me cuesta mucho escuchar”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company