Republicanos, si piensan que el encausamiento es una razón para votar por Trump, lo están entendiendo al revés
Los cargos federales presentados contra Donald Trump por el manejo de documentos clasificados probablemente le ayudarán políticamente a corto plazo.
Muchos republicanos se unirán en torno a él, diciendo que la única cura para la podredumbre que permite a la administración de Biden acusar al oponente político más importante del presidente es elegir a Trump y hacer que limpie la casa.
Pero es exactamente al revés: Para arreglar lo que aflige al gobierno federal, los republicanos deben nominar a casi cualquiera menos a Trump.
Aún no sabemos exactamente de qué se acusa a Trump, y él, como cualquiera, tiene derecho a la presunción de inocencia. Hasta que veamos los cargos, solo podemos especular cuánto de esto se lo ha buscado Trump y cuánto es el “estado profundo” en acción. (Apostamos a que Trump empeoró un lío relativamente pequeño). Pero si este tipo de acusaciones sin precedentes pesan sobre él, tiene demasiado bagaje para ser el candidato republicano en 2024.
Una persona bajo encausamiento federal no será elegida presidente, punto. Todos los republicanos del país pudieran votar por él, pero los independientes se decidirían lo suficiente por Biden (o por cualquier otro candidato de su partido) como para que los demócratas arrasaran en las elecciones federales de 2024.
Es demasiado drama.
Así que, si los republicanos quieren de verdad arreglar el desaguisado que perciben y asegurarse de que cese la criminalización de la política, necesitan a otra persona que presente el caso.
La otra realidad que deben enfrentar los electores del Partido Republicano es que, aunque piensen que el trato a Trump es injusto hasta un extremo sin precedentes, nada en su historia o en su comportamiento sugiere que vaya a realizar con eficacia algún cambio radical en Washington.
Él no tiene la concentración ni la disciplina necesarias. Consideremos su precipitado despido del director del FBI James Comey y todas las consecuencias que le siguieron. ¿Tenía Trump un plan para todo eso? Está claro que no.
Y es incapaz de contratar a gente inteligente y dejarles hacer el trabajo. A estas alturas, ¿cuántos profesionales de primera que sepan cómo abrirse paso en la burocracia se someterían a trabajar para él? Tras cuatro años en el cargo, ya iba por su cuarto jefe de gabinete. Había quemado a dos secretarios de justicia veteranos.
Resulta que el hombre famoso por el eslogan televisivo “estás despedido” es un jefe terrible.
El constante bombardeo de “amenazas” a nuestra democracia en los últimos años ha sido completamente exagerado. Pero este es, de hecho, un momento peligroso. Que una administración procese al principal oponente político del presidente y que un destacado aspirante a la presidencia sea acusado de delitos graves es una situación volátil que pudiera agitar al país.
Los electores republicanos tienen la mejor oportunidad de sacarnos de esta situación, simplemente eligiendo a uno de los varios candidatos capaces que tienen. Por el bien de la nación —y de las causas que les preocupan— deberían aprovecharla.