Los Ángeles vuelve a rendirse a Pau Gasol ante el desdén en España
Esta misma semana, Magic Johnson compartía en redes una doble página del LA Times -el periódico más famoso de la ciudad y probablemente del estado- en la que aparecían las caricaturas de los 75 mejores jugadores de la historia de la franquicia. Ahí, repartidos por un mosaico interminable, uno podía encontrar a los James Worthy, George Mikan, Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain y compañía. El centro quedaba reservado para las cuatro grandes figuras recientes de la franquicia: el propio Magic, Kobe Bryant, LeBron James y Shaquille O´Neal. Justo detrás de ellos, perfectamente visible, aparecía Pau Gasol.
Por sí solas, unas caricaturas de un periódico no deberían decir mucho. Que Jerry West aparezca ladeado cuando es la figura más importante de la historia de la franquicia -como jugador y como directivo- solo se explica por su tensa relación actual con los propietarios de la franquicia. No deja de ser en cualquier caso un ránking subjetivo. Si se fijan en la foto, que encontrarán más abajo, incluso a Ron Artest se le da una importancia que desde luego no tiene bajo ningún concepto.
Ahora bien, a Ron Artest (Metta World Peace) no le van a retirar su camiseta ni la van a colgar en lo alto del Staples Center. A Pau Gasol, sí, el próximo 7 de marzo, coincidiendo con el partido frente a los Memphis Grizzlies, su primer equipo en la NBA. Que los Lakers te retiren la camiseta no es algo habitual, ni mucho menos. La gran cantidad de estrellas que han pasado por Minnesota y California hace que la franquicia sea de lo más selectiva: solo once jugadores se han visto agraciados por tal honor.
¿Qué once? Bueno, Kobe está dos veces, con el 8 y con el 24. Junto a él, agárrense, Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy, Shaquille O´Neal, Jamaal Wilkes, Wilt Chamberlain, Gail Goodrich, Jerry West, Elgin Baylor y George Mikan. Hablamos de jugadores superlativos. Jugadores con los que pronto Pau compartirá consideración como uno de los grandes de todos los tiempos, algo que en España, los expertos NBA tienden a discutir continuamente.
Hey @Lakers fans! Get a copy of the @latimes today to celebrate the top 75 Lakers of all time! pic.twitter.com/5liYLKvE6Z
— Earvin Magic Johnson (@MagicJohnson) November 14, 2022
La trayectoria de Pau Gasol en la NBA siempre me ha parecido difícil de analizar. Hay dos factores que juegan en su contra y que a menudo se exageran: probablemente, su trayectoria FIBA fuera aún mejor -nadie duda que está entre los cinco mejores de la historia- y coincidió con la figura de Dirk Nowitzki, tal vez, junto a Peja Stojakovic, el europeo que terminó de derribar todos los prejuicios americanos, con un MVP y un título con Dallas.
Ahora bien, menospreciar la carrera NBA de Pau como a menudo se hace es un disparate. SI uno se aísla del patrioterismo barato y de la lógica reacción exagerada a ese patrioterismo, se encuentra con un tipo que llegó a la NBA con 21 años cuando no era ni mucho menos lo habitual. Que fue elegido Rooke del Año en 2002 y metió a los Memphis Grizzlies, una de las tres o cuatro peores franquicias de la liga cuando llegó, hasta tres veces consecutivas en los playoffs de una potentísima Conferencia Oeste. Un equipo que tenía como segundo mejor jugador a James Posey, y con eso se dice todo.
Pau ganó dos anillos y fue siete veces All-Star. Promedió diecisiete puntos, nueve rebotes, tres asistencias y casi dos tapones en 1.226 partidos, coincidiendo con unos años de plomo en la NBA en los que hacer números no era tan fácil como ahora. Todo eso ya indica su importancia como jugador, pero si es respetado en los Lakers y en la liga en general no es por sus estadísticas, sino por su impacto en el juego. Como decía antes, Gasol cambió a los Grizzlies por completo y los transformó del hazmerreír de la liga a un eterno candidato a las eliminatorias, proceso que culminó, por cierto, su hermano Marc.
Pero es que luego cambió también a los Lakers. Hablamos de aquellos Lakers de 2008 con cierta ligereza. Aquel equipo era una mediocridad que se paseaba por la zona media de la Conferencia Oeste. Un barco diseñado para el lucimiento de Kobe y poco más. A posteriori, podemos hablar de Phil Jackson, de Andrew Bynum, de Fisher, de las heroicidades de Kobe, pero lo cierto es que antes del traspaso de Pau, su objetivo era meterse en playoffs... y después del traspaso, jugaron tres finales consecutivas de la NBA, de las que ganaron dos.
Eso es difícil de olvidar. Cuando tienes a un jugador diferencial en lo individual y que además consigue transformar dos franquicias -no tuvo tanto éxito en Chicago, aunque volvió a ser All-Star-, andar regateando elogios resulta absurdo. Gasol no fue Nowitzki, de acuerdo. El Gasol americano no fue nunca como el europeo, eso es verdad. Pero fue un jugador sensacional, mucho mejor de lo que nos hemos empeñado en recordar. En Los Ángeles lo tienen claro. En Memphis, deberían. En España, ya no va a pasar.
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