Ochoa hace la tarea al estudiar Lewandowski
Édgar Luna Cruz, enviado
DOHA, Qatar, noviembre 23 (EL UNIVERSAL).- La sonrisa de Guillermo Ochoa no pudo ser completa, pero sí tuvo un gran motivo para estar contento: Volvió a ser el héroe de la Selección Mexicana en una Copa del Mundo.
El portero del Tricolor aseguró que el penalti atajado al astro Robert Lewandowski se debió a que hubo trabajo previo, al estudiar al atacante polaco.
"Hubo un trabajo detrás. La vida es así de caprichosa. Hacía rato que no atajaba un penalti, y ahora tocó", afirmó el guardameta, a Televisa. "Se lo dedico a un amigo cuyo padre falleció ayer [lunes] y quería estar con él".
La imagen de Ochoa al detener ese penalti ya se volverá un clásico instantáneo del Tricolor, al igual que aquella gran atajada contra Neymar en Brasil 2014.
"Cuando uno es niño, quiere jugar Mundiales y hacer historia. Es un buen recuerdo, pero queremos hacer historia como grupo", sentenció.
Es cierto que la Selección Mexicana no ganó, pero Ochoa pidió valorar la unidad, de cara a los choques contra Argentina y Arabia Saudita.
"Es un punto, sumamos", recordó. "Ellos tienen a muy buenos jugadores, tienen prestigio; queríamos los tres puntos y vienen partidos complicados. Si jugamos así, estaremos cerca de ganar los partidos".
El llanto de Alexis Vega. Alexis Vega reconoció que lloró cuando se entonó el Himno Nacional, momentos antes de que se diera el silbatazo inicial del juego entre México y Polonia.
Al jugador del Guadalajara se le vino a la mente "todo lo que he pasado, todo lo que había sufrido para llegar aquí, y claro que me ganó el sentimiento, un sentimiento muy bonito".
Desde que se iban al estadio en el autobús, "se me puso la piel chinita, vinieron a la mente muchos recuerdos, y se me salieron las lágrimas".
Vega fue uno de los mejores jugadores del partido, pero eso no lo deja tranquilo, México tiene que pelear mucho más.
* ACEPTABLE PRESENTACIÓN DEL ARBITRAJE MEXICANO
El árbitro mexicano César Ramos cumplió con un buen debut en la Copa del Mundo 2022, al tener buena conducción y mostrarse enérgico, pese a que los jugadores de Dinamarca y Túnez abusaron de la fuerza en gran parte del encuentro. El silbante evitó que la pasión provocara muchas faltas.