Murió Moisés Fuentes; el púgil no pudo recuperarse

Uriel Rodríguez

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 25 (EL UNIVERSAL).- El golpe que "durmió" durante un año a Moisés"‘Moy" Fuentes no fue el izquierdazo que le conectó a la mandíbula David "El General" Cuéllar el 16 de octubre de 2021, sino las condiciones en las que se le permitió subir al ring del hotel Oasis de Cancún.

Su muerte, acaecida este jueves en la Ciudad de México, fue lamentada por la comunidad del boxeo. Uno de los más destacados, Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, quien destacó que el peleador de 38 años "ya esté descansando en paz. (Fuentes fue) un guerrero que luchó hasta el último suspiro. Nuestras condolencias a su familia y amigos y el reconocimiento a su esposa por su dedicación y entrega con amor indescriptible durante este difícil año de sufrimiento QDEP", publicó en su cuenta de Twitter.

Sin embargo, las condiciones en las que combatió Fuentes Rubio la última vez que subió al ring han vuelto a encender las opiniones de los expertos y aficionados a un deporte poblado de sospechas.

¿Cómo llegó a esa pelea Fuentes? "(Con) dos nocauts consecutivos y tres años sin pelear. Un cinturón juvenil en juego a sus 37 años; el rival (es) un prospecto joven y noqueador. El ‘descanse en paz’ no es suficiente", escribió en su cuenta de Twitter la comentarista Mariale Espinosa. "Cada muerte en el boxeo nos recuerda que hace falta mucho trabajo de regulación", sentenció.

Carlos Rosales, manager profesional, cuestiona ante la muerte de Fuentes: "¿Quién permitió que subiera a pelear? El muchacho entrenó una semana. Lo sacaron sin entrenar, y él le entró por la necesidad de dinero", lamentó.

"Una Comisión de box de verdad jamás permitiría que un peleador de su jurisdicción peleara en las condiciones como las que peleó este muchacho. No es difícil imaginar las desgracias que dejan los boxeadores a sus familias porque la Comisión de box está en la peor anarquía de su historia", sentenció el manejador.

Dejó huella. En su andar sobre el ring, Fuentes hizo grandes amigos, entre ellos Juan "Churros" Hernández, tan cercano que sus dos familias viven en el mismo edificio en San Juan de Aragón.

Con emoción, recordó los últimos momentos que pasaron juntos. "Desde que salió del hospital se veía muy mal. Yo ayudaba a su mujer a moverlo, a cambiarlo, pero unos meses después me pidió que ya no fuera más. Nos pidió que lo recordáramos como antes de caer en esa condición: alegre y generoso con todos los que le pedían ayuda", comenta con el pesar en su voz.