¿Será Marco Asensio el Cesc de Luis Enrique para Qatar 2022?
Vicente del Bosque llegó a la Eurocopa 2012 con el inmenso reto de convertir a España en el primer equipo europeo en ganar tres grandes torneos de forma consecutiva. Aunque parte de la estructura del Mundial seguía ahí -Casillas, Piqué, Ramos, Xavi, Iniesta, Busquets, Alonso, Silva, Navas...-, el salmantino tenía un serio problema en la punta: David Villa estaba ausente por lesión. Es curioso que recordemos con tanto énfasis a determinados jugadores de esa generación gloriosa y no solamos hacerle justicia a Villa. Era un delantero colosal. El máximo goleador de España en su historia y no precisamente gracias a amistosos contra Jordania.
A la hora de sustituir a su referencia arriba, Del Bosque tenía dos opciones: colocar ahí a Torres -algo que no le gustaba, porque para él Torres era un segundo punta, nunca un nueve puro- u optar por la solución táctica de moda, la que había impuesto Pep Guardiola en el Barcelona: el falso nueve. Lo del falso nueve es difícil de organizar tácticamente y muy difícil de vender mediáticamente. La gente quiere a alguien ahí adelante que marque goles, no que tire paredes y que mueva centrales a posiciones incómodas.
Hay equipos y jugadores que alardean de jugar con un falso nueve y en realidad lo que hacen es colocar a un mediocampista a pegarse con los centrales en el área como si fuera un delantero más. El falso nueve no es un tipo de jugador, sino una ubicación en el campo. Si va a permanecer estático, con los centrales fijados en torno a él, entonces de falso no tiene nada. El objetivo de jugar así es que el supuesto delantero baje, arrastre a un defensa fuera de su posición y deje huecos para la llegada de los interiores. Exactamente, lo que Messi hacía en el Barcelona... a veces combinándose con Cesc Fábregas.
Hay que recordar que, por entonces, Cesc era una estrella indiscutible tras sus años en el Arsenal y en la propia selección. El hombre que, de casi adolescente, fue llamado por Wenger para guiar a uno de los mejores equipos de Europa y el que marcó el penalti decisivo en la ronda de cuartos de final contra Italia en la Eurocopa de 2008. Al Barcelona le había costado la vida traerlo a la liga española y Guardiola, como decíamos, no lo quería de organizador, sino de compañero de Messi trampeando centrales.
Cesc Fábregas es el autor del gol que cambió para siempre la historia del fútbol español en la definición por penales del partido de cuartos de final de la EURO 2008 contra Italia. De los más gritados. pic.twitter.com/fc18lCRj5t
— David Mosquera (@renaldinhos) June 21, 2022
No es que el experimento fuera demasiado bien en aquel último año de Guardiola en el Barcelona -salvo por la obra de arte que fue el 4-0 contra el Santos en el Mundialito-, pero algo debió de ver ahí Del Bosque para decidirse a repetir el experimento ante la baja forma de Torres. Le cayeron palos por todos lados, pero Cesc cumplió: marcó dos goles, dio una asistencia y anotó el penalti decisivo en la ronda que dio el paso a España a la final, para desesperación de Cristiano Ronaldo.
Lo visto ayer en el partido ante Jordania -y sé que es difícil sacar conclusiones de un amistoso ante Jordania, pero alguien tiene que hacerlo-, nos invita a pensar que Luis Enrique puede tener reservado un rol muy parecido para Marco Asensio. Las diferencias, hay que dejarlo claro, son enormes: de entrada, aquí, Asensio es un plan B y no un plan A. Luis Enrique sí confía -tal vez incluso demasiado- en su delantero centro, Álvaro Morata, y entendemos que estará dispuesto a morir con él.
Sin embargo, lo del falso nueve tampoco es nuevo en la selección de Lucho. Ferrán Torres ha jugado ahí varios partidos, por ejemplo, antes de asentarse en la banda. También lo ha hecho Oyarzabal. Como recurso, es más que interesante, y, teniendo en cuenta que el seleccionador no se ha llevado delanteros centros suplentes -ni Borja Iglesias ni Raúl de Tomás ni Iago Aspas...- es de entender que, en algún partido o en algún momento concreto, veremos a Torres o a Asensio ocupar esa posición.
Lo de Asensio es especialmente sorprendente porque en el Madrid nunca le habíamos visto ahí. Ahora bien, ayer lo hizo de maravilla. Supo bajar cuando había que bajar, fijar cuando había que fijar, y, sobre todo, dejó todos los espacios del mundo a la espalda de los defensas para que Ansu Fati, Pablo Sarabia, Gavi y Nico Williams se hincharan a llegar al área. Asensio, además, tiene buen disparo desde fuera del área y es hábil con el balón en los pies. Se entiende bien con los compañeros sin dejar de tener la portería entre ceja y ceja. Como nadie espera ya nada de él, cualquier partido es una buena oportunidad para reivindicarse. ¿Le dará para ser el Cesc de Luis Enrique? Tal vez sean palabras mayores, pero igual que ver a Laporte jugar de lateral izquierdo fue una excentricidad producto de las necesidades del equipo en ese momento, lo de Asensio sí que puede calar. Sería una gran noticia.
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