Líderes evangélicos ucranianos denuncian persecuciones sistemáticas bajo la ocupación rusa

Kiev, 25 may (EFE).- Líderes de las iglesias evangélicas, bautistas, pentecostales y protestantes de Ucrania denuncian las persecuciones sistemáticas que sus correligionarios sufren en las zonas del país bajo control de Rusia, cuyas autoridades de ocupación perciben a estos cristianos como “agentes occidentales” hostiles a la Iglesia Ortodoxa oficial.

“En la región de Zaporiyia tenemos 21 iglesias bajo ocupación, de las que 14 están siendo utilizadas por los ocupantes; el resto permanecen cerradas y no tienen permisos para funcionar”, dijo a EFE el pastor Yuri Kulakévich, de la Iglesia Pentecostal de Ucrania.

Las confiscaciones de templos que acaban convertidos en barracas del Ejército ruso son habituales en los territorios ocupados de Ucrania, según los testimonios de integrantes de estas comunidades que tomaron fuerza en esta parte de Europa a principios del siglo XX con el retorno como misioneros de inmigrantes ucranianos que se habían hecho evangélicos en Norteamérica.

Secuestros y asesinatos

La toma de iglesias no es el único, ni el peor abuso, sufrido por los pentecostales en la Ucrania bajo control ruso.

En marzo de 2022, poco después de la caída en manos rusas de Jersón, el hijo del obispo pentecostal de esta provincia del sur de Ucrania Oleksandr Babiychuk fue secuestrado mientras repartía suministros en pueblos afectados por la guerra.

“Pese a que se dirigió repetidamente al KGB y las demás autoridades rusas en la zona”, afirmó el pastor Kulakvéich utilizando las siglas del antecesor soviético del actual servicio secreto ruso, “la familia no supo nada de él durante ocho meses”.

El motivo del secuestro de Zhenia Babiychuk le fue revelado a su padre con una llamada en la que le invitaron a cooperar y promover una imagen positiva de las autoridades de ocupación rusas si quería volver a ver a su hijo.

“Se nos acusaba de ser espías estadounidenses disfrazados de organización religiosa”, declaró Babiychuk sénior para un informe del Instituto para la Libertad Religiosa de Ucrania.

Conciencia y autonomía

Además de en la hostilidad a lo diferente, la animadversión de las autoridades de ocupación rusas hacia las distintas familias de evangelistas se fundamenta, según Kulakévich, en los orígenes anglosajones de estas denominaciones y en su naturaleza descentralizada y difícil, por tanto, de someter y controlar.

“Ven las iglesias evangélicas como un poder oculto que puede influir en la sociedad porque saben que sus integrantes son gente flexible que hace lo que cree correcto sin buscar aprobación o temer las consecuencias”, explica el pastor. “Cada comunidad está autogobernada y esta independencia es percibida como una amenaza”, agrega.

Las acusaciones de ser espías occidentales y el recelo que provoca el dinamismo evangélico entre las autoridades impuestas por Rusia en Ucrania retrotraen a esta minoría cristiana a los tiempos de la Unión Soviética.

Hijo, nieto y sobrino de líderes pastores evangélicos deportados y condenados a trabajos forzosos bajo el régimen comunista que imponía Moscú, Kulakévich sufrió en el colegio actos de repudio y humillación pública promovidos por sus propios profesores debido a su condición de evangélico.

“Sabemos lo que es vivir bajo el Imperio que quiere restaurar (el presidente ruso, Vladímir) Putin y no queremos eso para nuestros hijos”, señaló el pastor pentecostal.

El del hijo del obispo de esta denominación en Jersón no es el único secuestro de líderes evangélicos a manos de las autoridades rusas y sus lugartenientes en Ucrania.

Represalias y torturas

En septiembre de 2021, el pastor bautista de Mariúpol Leonid Ponomariov fue secuestrado y detenido durante un mes por soldados rusos por no prestar su iglesia para que se celebrará el referéndum convocado allí por Moscú para justificar la anexión del territorio a la Federación Rusa.

Menos suerte tuvieron el pastor evangélico Oleksandr Prokopchuk y su hijo Anatoli, torturados hasta la muerte en la región ocupada de Jersón días después de su secuestro en noviembre de 2022.

Pese a la persecución que sufren sus correligionarios en los territorios controlados por Rusia en Ucrania, una parte de los círculos evangélicos del Partido Republicano de EEUU ve a Putin como un adalid del conservadurismo y la religión y se ha opuesto de forma sistemática al envío de ayuda a Kiev.

Una delegación de líderes evangélicos ucranianos viajó el pasado mes de febrero a EEUU para convencer a los legisladores cristianos del Congreso de que Putin no es un aliado de su causa, sino el peor enemigo de la libertad religiosa que constituye uno de los pilares fundacionales de Estados Unidos.

por Marcel Gascón

(c) Agencia EFE