Héctor Herrera, el jugador criticado en México, pero alabado a nivel internacional
Herrera ha sido criticado hasta el cansancio en México, pero en el extranjero despierta admiración en sus rivales.
Héctor Herrera vivió el proceso de decadencia, que tan natural es en México, con ciertas particularidades. Habría que remontarse muchos años atrás para entenderlo con precisión. Su debut se dio en 2011 a los 21 años. Venía de la Tercera División, mina de oro oculta donde Pachuca lo detectó. Por eso tardó en llegar al circuito estelar, pero una vez instalado, rompió todos los moldes de inmediato. Algún día, en ese lejano 2012 dorado, Herrera fue el joven por el que todos clamaban. Lo querían en la Selección Mayor y, desde luego, en Europa.
Y así fue. Después de ganar la medalla de oro olímpica, HH sólo jugó un año más en Tuzos antes de partir al Porto. Aunque desde el principio de su carrera tenía una tendencia a la irregularidad, en sus mejores días no había duda de sus capacidades: México raramente produce jugadores con esa visión de juego, técnica exquisita y capacidad física para recorrer todo el campo. Era, pues, el mediocampista que tanto se había soñado. Y ese augurio quedó comprobado en el Mundial de Brasil 2014, cuando deslumbró al mundo y demostró que podía tocar las mismas arpas que los mejores de su puesto —muy recordado es su partido contra Croacia, en el que opacó a Luka Modric—.
Pero desde entonces, la afición mexicana experimentó un amor-odio hacia él. Esa bipolaridad se explicaba por su rendimiento en el campo. A veces resultaba increíble ver que un jugador de su categoría tomara decisiones absurdas o que errara pases sin mayor sentido. Daba la impresión de que únicamente jugaba bien cuando él quería. Así protagonizó momentos penosos, como la Copa América 2016, y al mismo tiempo era referente del Porto. Luego todo se acomodaba a su favor otra vez, como en el Mundial de Rusia 2018, en el que volvió a lucirse como el amo del mediocampo tricolor.
Ya rumbo a Qatar 2022 todo estaba dinamitado y su titularidad fue ampliamente cuestionada. Es cierto que bajó su nivel en los últimos años, pero también lo es que, por alguna razón, se le cargó la mano y se le hizo culpable de todos los males del Tri, una concepción injusta, cuando menos. El problema fue que él tampoco tuvo la serenidad para afrontar las críticas, y de plano eligió el camino de la confrontación hacia sus críticos:
"Me imagino quiénes son los que dicen, pero los comentarios los tomas de quien vienen. Hay gente en nuestro país que se sienten los Messi del futbol y creen que tienen el poder de palabra para decir quién hace las cosas bien, quién hace las cosas mal, cuando ni siquiera han tocado una pelota en su vida. Es lo que vende y a la gente le gusta", señaló el mes pasado en entrevista para Hi Sports.
Es curioso que Herrera sea tan criticado en México, cuando a nivel internacional, su imagen inspira respeto. Así lo han demostrado Gerardo Martino y Sergio Busquets, en la previa de la Final de la US Open Cup entre el Inter Miami y el Houston Dynamo (el partido será mañana a las 18:30 horas, tiempo del Centro de México).
"Nos conocemos de habernos enfrentado en España y es un jugador de gran calidad, de mucha experiencia. Ha estado en gran nivel en Europa, en selección. Es un placer que haya jugadores como él en la liga porque levantan el nivel, pero cuando ruede el balón todo quedará al margen", expresó Busquets. Y Martino no tuvo reparo en aceptar su calidad: "Él sabe lo que pienso de él como persona y como futbolista lo dije mil veces, es un crack. Es bueno tenerlo en la liga y enfrentarlo en una final y trataremos de limitarlo en el juego, porque todo lo que él inicia depende mucho la evolución del juego de ataque de Houston", señaló el argentino.
La semana pasada, João Félix, ahora futbolista del Barcelona, recordó con cariño los años que compartió con Herrera en el Atlético de Madrid: "Ha sido como un padre para mí", señaló el portugués. Herrera vive con esa doble faceta: criticado en exceso en su país, y reconocido a nivel internacional por todos los años que jugó en Europa y por sus participaciones en Mundiales. Es la doble cara de una carrera que sólo será juzgada con justicia dentro de muchos años.
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