Frank Kudelka, el creador del líder Huracán, un equipo que se mantiene arriba y que se acostumbró a no perder

Frank Kudelka, el técnico de Huracán, el equipo más regular de la actualidad
Frank Kudelka, el técnico de Huracán, el equipo más regular de la actualidad - Créditos: @JORGE MATIAS BARAVALLE

Casi, casi un año atrás. Lanús pierde frente a Vélez por 1 a 0 en el arranque de la fecha 23 de la Liga Profesional y, minutos más tarde, Frank Kudelka se muestra en carne viva. A veces, desatado. Esta vez, abrumado, nunca indiferente. Un periodista, en la clásica conferencia de prensa, advierte que Franco Troyanski y Leandro Díaz, delanteros granates en ese período, no habían entrado en el corazón de los hinchas granates.

“Se lo tendrías que preguntar al público. El Loco Díaz es uno de los goleadores del campeonato”. Hizo una pausa, se anunció que habría una última pregunta y se lanzó. “A mí tampoco me quieren. ¿Me voy a pintar de colores para que me quieran? Si nosotros como cuerpo técnico hubiésemos entrado este año, estaríamos hablando de un campañón. Es la verdad, es así. Como traemos el vagón de cola cargado del año pasado, te siguen mirando de reojo”, argumentaba.

Un gesto típico de Frank Kudelka
Un gesto típico de Frank Kudelka

“No soy quién para cuestionar a la gente. Pareciera que estamos hablando como si estuviéramos últimos en la tabla. Pareciera que si no salimos campeones, ya no sirve. Trato de ser racional, de tener los pies sobre la tierra, y creo que lo dije 10 veces: me equivoco más de lo que acierto, pero trato de poner el alma a las cosas”, sostenía. Imparable, desde las entrañas, advertía: “Banquen un poco, termina dentro de cuatro fechas… Banquen un poco que estamos haciendo una campaña bárbara y los necesitamos a todos”.

Frank parece un hombre joven, apasionado, un DT de los de ahora. Sin embargo, tiene 63 años , está lejos de la jubilación y hasta podría ser “el abuelo” de la Liga Profesional, en un medio que suele despreciar el valor de la experiencia. Es el capitán del barco de Huracán, a la deriva antes, rumbo a la orilla ahora, con la mejor recompensa de su historial. Si Kudelka no atraviesa su mejor versión de una carrera que empezó de modo amateur en 1987 en 9 de Julio Olímpico, en su Freyre natal, en Córdoba, pega en el palo. El fútbol es tan fugaz, que hay que decirlo ahora mismo. El entrenador recoge, al fin, una cuota de reconocimiento de un medio hostil.

Unión, Boca Unidos, Instituto, Talleres (y la revolución hasta volver al lugar que merecía su historia), Universidad de Chile, Newell’s, Lanús, tres etapas en Huracán. Un recorrido de 25 años. Un laburante, que no siempre la pegó, que no siempre ganó, uno de los tantos que andan dando vueltas por el fútbol nuestro. Y que pide: “que la gente me quiera”. Un gesto, más allá de las urgencias, pasiones y dinero, ahora al mando de un equipo que juega muy bien, con poco, casi nada de billetes verdes.

El viejo Globo no pierde desde hace 16 partidos. Es el líder de la Liga Profesional 2024, con 20 unidades y el único invicto. Acaba de superar a Argentinos y alcanzar los cuartos de final de la Copa Argentina. La gente, que tantas veces lo espiaba de reojo, lo aplaude de pie. Tal vez, dure un suspiro: nunca se sabe en el fútbol. Sin embargo, el Globo juega verdaderamente bien.

Un 4-3-3 cambiante y punzante, con Walter Mazzantti en modo estelar, el talento del chileno William Alarcón y una convicción grupal arrolladora. “Tenemos que estar orgullosos de lo que estos chicos hacen dentro de la cancha”, reflexiona.

No le escapa a la polémica, a la confrontación. Hace un tiempo, con Martín Demichelis, en modo DT de River, se dio un abrazo luego de los dardos de aquel primer vistazo. Se siente cómodo en ese escenario, evidentemente: siempre dice lo que piensa. “Tengo la mejor con Martín, ya habíamos hablado antes. Aquel episodio pasó, fueron dos personas que se enojaron y de ahí no pasó. Nada más. Tengo mucho respeto por él, y valorización... Y en lo personal es muy educada y respetuosa. Yo entiendo que lo soy, y ahí se terminó todo. Un abrazo y nos reíamos los dos. No pasó más que eso”, expuso.

¿Qué había pasado? En marzo de 2023, Demichelis advirtió: “No teníamos ni aire acondicionado en el vestuario, no teníamos las mejores instalaciones para la previa del partido, el entrenador rival ni siquiera me vino a saludar...”. El monólogo de Frank fue atronador a modo de respuesta: “Dar a entender que Lanús le apagó los aires acondicionados a mí me provocó dolor como persona. No estoy enojado, pero es como buscar un paliativo para ganar un partido. Lanús es una institución centenaria de la provincia de Buenos Aires que cuenta con un montón de socios; y decir eso es como que Lanús busca chicanas para tratar de ganar un partido. La realidad es que el aire acondicionado se había cortado en todo el estadio. Nosotros tampoco teníamos aire acondicionado. Nadie de la dependencia tenía”.

Y siguió: “Me vino a la mente una comparación, porque estábamos en la misma distancia uno del otro. A su antecesor, Marcelo Gallardo, que es un señor lleno de títulos, los técnicos que lo enfrentábamos queríamos ese partido para saludarlo y él acortaba distancias. Sus equipos iban para el frente, estaba lleno de logros y no se sentaba en un trono en el que había que generarle pleitesía. Él achicaba las distancias con los técnicos que posiblemente nunca podamos dirigir una institución tan grande como River”.

Días atrás, se reencontró con el Muñeco, en su regreso estelar al Monumental. Y casi le gana.

Esa reflexión lo pinta tal cual es: un volcán a punto de estallar. Sin embargo, detrás de escena convence a sus jugadores con la sapiencia de los años. Los motiva, los educa. Sigue siendo feliz sobre el césped, en los entrenamientos. Con el pizarrón, con los partidos. El fútbol, de todos modos, le robó lo mejor de la vida: una abundante amistad. “Tengo muy pocos amigos. He transitado tanto por el fútbol que nunca pude fortalecer algunos lazos. Es la parte un poco triste de la cosa. Pero en Freyre está la barra de siempre, la de la escuela, la del asado y de las bromas. Ese es el lugar al que uno trata de volver”, contó alguna vez.

Su pensamiento busca el equilibrio, más allá de que no siempre mantiene la compostura. “Vivimos en una sociedad de extremos y para mí los extremos distorsionan. Se catalogan dentro del fútbol a las personas bajo la óptica de si ganás un partido o lo perdés”, llegó a decir. Hoy, ahora mismo, su Huracán invita a ganar. Bajo el sello de un estilo que no tiene fecha de vencimiento.