Floyd Mayweather pide perdón por tomarnos el pelo al 'boxear' con Logan Paul.
Floyd Mayweather pidió perdón por convertir el boxeo en un circo. El expeleador prepara una nueva exhibición, ahora en Dubái y con Don Moore como rival. Money ha abierto su corazón para reconocer lo evidente: no se tomó en serio su “pelea” contra el youtuber Logan Paul.
“Siento que tengo que disculparme por la pelea con Logan Paul. Yo fui a pelear, pero quiero disculparme con todos. No hice mucho, corrí un poco. Boxeé un par de veces, entrené quizá 10 días. “, dijo en conferencia de prensa el pentacampeón del mundo retirado desde 2017.
En el terreno meramente boxístico, a Mayweather se le pueden reprochar ciertos métodos para conseguir victorias y llenar sus bolsillos de dinero. Sin embargo, todo se encuentra dentro del límite profesional. En el ring, siempre entregó todo y dignificó al boxeo. Amado y odiado, encontró la forma de convertirse en el peleador más rentable de la historia. Pero desde hace tiempo se ha esmerado en convertir el ensogado en un carnaval por el que desfilan todo tipo de bufones.
Primero fue la pelea contra Conor McGregor, excampeón mundial de la UFC, que retó a Money a subirse al ring. La promoción del combate fue una locura. Todo mundo habló del encuentro soñado entre dos titanes de sus respectivas disciplinas. El resultado, eso sí, era bastante obvio. McGregor no tenía ninguna oportunidad, pues el boxeo es sólo una faceta en las artes marciales mixtas. De todos modos decidió ir a buscar a Floyd y las cosas cayeron por su propio peso: el púgil le pasó por encima al artemarcialista.
Por el bien de todos, ese debió ser el último experimento. Había un morbo y listo, a retomar la seriedad. Pero no, Mayweather se empeñó en abrir nuevas sucursales del circo. Un año más tarde de la grotesca pelea con McGregor, se midió con el japonés Tenshin Nasukawa, campeón mundial de kickboxing. Lo noqueó en el primer round en otro combate sin esencia que para nada hizo justicia a toda la publicidad invertida.
“Creo que estuve un poco oxidado en mi última exhibición, yo quería pelear, pero claro, siempre se me va a juzgar a mí, no van a señalar a nadie más en cualquier exhibición”
El colmo de la desvergüenza llegó el año pasado, cuando a Money le pareció excelente idea compartir ring con Logan Paul, youtuber de alcance planetario al que le ha dado por incursionar en los deportes de contacto. El resultado rayó en lo insólito: una pelea que no fue pelea. Ambos se cuidaron descaradamente. Y visto con lógica, era lo mejor: sólo faltaría una tragedia en el ring, consecuencia de estos intentos de pelea, para terminar de ridiculizar al boxeo.
Ahora Mayweather pide perdón y lucha por resarcir los daños que le infligido al deporte que le dio todo. Se consuela diciendo que ahora sí, después de las risas, vienen exhibiciones de verdad, contra exboxeadores, como tendrían que ser este tipo de combates. Es muy normal. Los peleadores retirados suelen brindar funciones en las que pelean contra otro excompañero de profesión por unos minutos para deleitar al público.
Y siempre se toman como lo que son, simples exhibiciones. Por eso resultó penoso que la pelea que Mayweather tuvo con McGregor tuviera carácter oficial. Su récord pasó de 49-0 a 50-0 gracias a una reyerta que ni como exhibición tendría que haber calificado. La consecuencia ha sido inevitable: el desprestigio del pugilismo. No hay nada más injusto, sobre todo en una época en la que abundan grandes peleadores cuyo único pecado es no tener la fama de sus antecesores.
Precisamente las leyendas del deporte podrían colaborar para que el mercado le haga justicia a tantos nombres que todavía son sólo reconocibles para un nicho. Pero así se las gasta Mayweather, que en junio será inducido merecidamente al Salón de la Fama del boxeo, ese deporte que se empeña en convertir en un circo para luego pedir inútiles disculpas.