La frágil memoria de Fernando Alonso cuando las trampas se hacen en casa

SUZUKA, JAPAN - OCTOBER 09: Fernando Alonso of Spain and Alpine F1 waves to the crowd on the drivers parade prior to the F1 Grand Prix of Japan at Suzuka International Racing Course on October 09, 2022 in Suzuka, Japan. (Photo by Clive Rose/Getty Images)
Fernando Alonso saluda a la afición en el pasado Gran Premio de Japón (Photo by Clive Rose/Getty Images)

"Todos los campeones han explorado las zonas grises", afirma Fernando Alonso para zanjar el tema de las irregularidades que cometieron en 2021 Red Bull y Aston Martin con el límite de presupuesto pactado. Las zonas grises no son las negras, desde luego. Una cosa es innovar peligrosamente o ir al milímetro con las especificaciones y otra cosa es abiertamente saltarte un presupuesto que sabes que es igual para todos. Y hacerlo en el momento clave de la temporada, la que decide el título.

Aparte, que sea Alonso el que venga con este "pelillos a la mar" no deja de ser curioso. El asturiano es un gran conocedor del reglamento, tanto en carrera como fuera de ella y siempre ha hecho gala de ello en sus numerosas protestas. Alonso no es un tipo a lo Raikkonen que vive las carreras para disfrutarlas. Alonso siempre ha sido un tipo concienzudo y quejoso cuando ha hecho falta. Y no hay nada que criticar al respecto, por supuesto, así debería ser. No hay más que oírle en la radio cuando va pidiendo sanciones a cualquiera que él considera que ha cometido una infracción en carrera. Está en su derecho.

Ya en 2005, cuando aún no era ni campeón del mundo, organizó una rueda de prensa para acusar a BAR-Honda y a Ferrari de "hacer trampas" -palabras literales- por rebajar en exceso el coche de Jenson Button en el primer caso y hacer demasiados entrenamientos en el segundo. ¿Por qué no se podían hacer entonces tantos entrenamientos? Porque disparaban los gastos. La misma situación que se ha vivido ahora o muy parecida.

También protestó Alonso cuando en 2009, la escudería Brawn GP utilizó unos difusores que no parecían del todo legales... o no se lo parecían al asturiano. De hecho, aquello le costó una dura discusión con la leyenda Niki Lauda. En 2012, tanto él como Ferrari, donde pilotaba por entonces, pidieron a la FIA que descalificara a Vettel en la última carrera por adelantar con bandera amarilla, algo que estaba prohibido. El alemán se salvó por los pelos.

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En resumidas cuentas, Alonso tiene razón en que "todos los campeones han explorado las zonas grises" -aunque él no se incluye-, pero también debería añadir un "y yo siempre he protestado por ello". Con razón, insistimos. Por eso choca que en este escándalo del "cashgate", Alonso no solo no opte por el silencio, como parte afectada, sino que públicamente venga a decir que tampoco pasa nada por saltarse las normas, que es algo que todo el mundo hace. Entre eso y el teatro constante de Mercedes, amenazando con saltárselas ellos porque, total, no pasa nada, debería haber un término medio.

Y es que, sí, Alonso es parte afectada y por partida doble. El año que viene, el asturiano correrá en Aston Martin. Si hubiera alguna sanción económica o a nivel de puntos que afectara la próxima temporada, esa sanción perjudicaría directamente a Alonso. Si el asturiano quiere pasar página cuanto antes, es porque tiene miedo de que al final acabe pagando él por algo en lo que no tuvo nada que ver. Y ese miedo es razonable, claro, pero no hace menos chocante su posición pública.

Aparte, está el pique mal disimulado con Hamilton. Lo de estos dos chicos -bueno, ya están en torno a los cuarenta- no acaba nunca. Si la FIA sanciona a Aston Martin, mal para Fernando... pero es que si además sanciona a Red Bull y, por lo que sea, le quita puntos del año anterior, beneficia a Hamilton que perdió aquel mundial en la última vuelta. Alonso tiene claro en qué lado posicionarse, aunque eso le suponga defender las "zonas grises" que en otro momento habría llamado "trampas" y punto.

Si a él le compensa, estupendo. Supongo que, más bien, ya le da igual todo. Pero tiene que ser consciente de que la próxima vez que proteste, su argumento se puede volver en contra. "Es una zona gris". Punto. Si su "confianza en la gente que tiene el poder" es verdadera, difícilmente podrá en el futuro discutir una decisión suya, como cuando en 2007, salió de una reunión con la FIA hecho una furia porque le habían quitado la pole en Hungría. O eso o confiar en que la memoria del aficionado sea tan frágil como la suya, que, por otro lado, es lo más probable.

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