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El desahogo de Racing: una victoria para empezar a curar heridas y volver a cruzarse con Boca

El festejo de Gómez, autor del 2-2 parcial, tras estar dos goles abajo
El festejo de Gómez, autor del 2-2 parcial, tras estar dos goles abajo - Créditos: @Fotobaires

Era la oportunidad para Racing. No de empezar a cicatrizar la herida que causó el subcampeonato en la Liga Profesional y la forma en la que terminó detrás del campeón Boca, sino para apañar mínimamente un dolor que calará hondo por un largo tiempo. El partido ante Tigre (ambos segundos del elenco xeneize en los torneos 2021 de la LPF) para definir quién disputaría el Trofeo de Campeones, el próximo domingo, era la excusa para, al menos, empezar a salir del desplome y volver a despertar alguna pequeña expectativa de un título que, aún obteniéndolo, tendría en la alegría una sensación incompleta. El primer paso lo dio: apareció en escena con un semblante caído, pero se levantó, recordó bastante de su esencia y revirtió un 0-2 para ser el que cruce a los de la Ribera el domingo próximo en San Luis.

Duro equipo el de Diego Martínez. Jamás dejó de serlo. Sin embargo, los de Avellaneda tenían una ventaja dentro de su drama: las formas que lo llevaron a estar a un penal de ganarle a River y cambiar la historia que terminó ocurriendo, no se pierden en diez días. Entonces, un Racing tan alicaído en el primer tiempo evidenció lo evidentemente duro que fue el golpe. Tan cierto como que para Tigre todo funcionó a la inversa: lo que quedó medianamente lejano, lo sintió muy cercano. Y salió con los dientes apretados a imponer su dinámica.

El abrazo de Hauche con Gago; el delantero marcó el gol decisivo y lo celebra con el DT, cuestionado tras la definición de la Liga Profesional
El abrazo de Hauche con Gago; el delantero marcó el gol decisivo y lo celebra con el DT, cuestionado tras la definición de la Liga Profesional

Porque el Matador ascendió y en su primer campeonato del retorno a la máxima categoría logró jugar la final de la Copa de la Liga. Aquella derrota contundente (0-3) fue el 22 de mayo, pero el conjunto de Fernando Gago sufrió a un elenco que parecía haber afrontado aquel encuentro, con aquellos méritos, hace pocos días. Claro, no son los mismos dolores. Tampoco el mismo recorrido. Y mucho menos, el mismo período para asimilar las derrotas.

El hincha académico fue al Tomás Adolfo Ducó sin ánimos de mostrar su descontento por el segundo puesto. Por el penal de la discordia, que quedó en manos de Jonathan Galván mientras los referentes no se decidieron a tomarlo ante Franco Armani, que lo terminó tapando. Sí fue a ver al Racing de las ganas, la identidad y las inyecciones anímicas que lo acostumbraron en este tiempo. Con 45 minutos de tardanza. Porque recién en el descanso Gago pudo espabilar a sus dirigidos y su equipo se levantó de la siesta para imponer el ímpetu necesario para empardar el desarrollo.

El resumen del partido

Los primeros minutos fueron muy parejos, entretenidos, de ida y vuelta. Hasta que Tigre empezó a mostrar más fútbol y firmeza en cada centímetro de Parque Patricios. Jugaba, ganaba las divididas, estaba más atento. Con un Facundo Colidio intratable y el Mateo Retegui modelo 2022: molestando a todos, modo tanque y con gol a los 25 minutos (de penal, por el infantil y alevoso agarrón que Jonatan Gómez le hizo a su camiseta). Ni el hombre de más, por la expulsión -injusta- de Brian Luciatti a los 32, lo sacó de la inferioridad: cinco minutos después, Colidio volvió locos a los defensores, filtró la pelota y luego terminó definiendo en el segundo palo el 2-0.

La bronca del hincha académico ahora sí empezaba a reflejarse. No de manera general, pero sí, por ejemplo, con Copetti: cuando debió salir del campo en el final del primer tiempo por una lesión preocupante en la rodilla, algunos hinchas corrieron hasta cerca del túnel para reprocharle aquel penal que decidió no patear, luego de darse públicamente campeón con varias fechas de anticipación.

El desahogo de Hauche, autor del gol en el suplementario; se acerca Carbonero, que le dio la asistencia
El desahogo de Hauche, autor del gol en el suplementario; se acerca Carbonero, que le dio la asistencia - Créditos: @Mauro Alfieri

Lo dicho: el momento de recapacitar en el vestuario fue exitoso. Y ahí empezó a verse una réplica del Racing que luchó hasta el final. A los cinco segundos ya había pateado al arco mediante Gómez, exigiendo a Marinelli, que dos minutos después tendría que sacarle a Maximiliano Romero un cabezazo al ángulo. Entre tantos intentos, ellos dos fueron los hombres vitales que levantaron al equipo. Tigre se quedó sin piernas y los de Avellaneda se llenaron de entusiasmo.

De uno para el otro. A los 13 minutos, Gómez agarró la lanza, encaró entre varios jugadores de Tigre y se la cedió con calidad a Romero, que definió de zurda. Y si bien muchos intentos carecieron de profundidad y creatividad, el empate se sentía. Y cayó a los 38: ahora fue el delantero el que luchó ante todo y le dejó servida la euforia al volante.

Copetti se retira lesionado antes del final del primer tiempo; en la ruta hacia el túnel tuvo un encontronazo con los hinchas de RAcing
Copetti se retira lesionado antes del final del primer tiempo; en la ruta hacia el túnel tuvo un encontronazo con los hinchas de RAcing - Créditos: @Mauro Alfieri

Un Racing alicaído y otro más acorde a lo que suele ser; un Tigre con rugidos temerosos y otro mansito, sin fuerzas. Así, el 3-3 por la Liga Profesional, en el Cilindro, se entiende por qué este miércoles terminó 2-2 en el estadio de Huracán. Y el alargue.

Ahí se terminó de hacer fuerte la Academia. La ecuación lógica: si el Matador estaba sin piernas, los 30 minutos de juego serían eternos. Y si bien se paró mejor que en el segundo tiempo, no pudo aguantar hasta los penales, entre el agotamiento del ritmo frenético que impuso en la primera mitad y el hombre de menos que padeció más por las piernas veloces de los futbolistas de Gago.

El saludo de Racing a los hinchas luego de una victoria tonificante en cancha de Huracán
El saludo de Racing a los hinchas luego de una victoria tonificante en cancha de Huracán - Créditos: @Fotobaires

Entonces, cuando restaban tres minutos para el pitazo que le diera comienzo a la definición por penales, Carbonero tuvo mucho espacio por la izquierda, se acomodó y sacó un centro justo para el cabezazo letal de Gabriel Hauche.

Desahogo. Emoción en el delantero. “Fueron días difíciles. Nos entregamos hasta el final, una característica de todo el año. No deseábamos las circunstancias del otro día, pero es fútbol: hay que levantarse y seguir. Jugar con Boca no es una revancha, lo que pasó ya está”, declaró, más tranquilo. El hincha, también. Por más que la herida permanezca más allá de lo que ocurra el domingo.