Boca - Racing: de la seguidilla de Jorge Almirón y su propio historial (negativo) en clásicos a la vuelta de Fernando Gago (bajo presión) a la Bombonera
Vaya si es un comienzo de ciclo agitado para Jorge Almirón en Boca. No resulta habitual que, a menos de tres semanas de haber asumido, este sábado (21.30) afronte su segundo clásico en cinco partidos. Recibir a Racing significará, además, la antesala al superclásico con River: un cruce que recientemente adoptó mucha temperatura, por lo que es esencial no retroceder antes de ir a Núñez, con el adicional de que entre semana visita a Colo Colo, por la Copa Libertadores. Tras escaparle a la racha de derrotas, el entrenador aspira a que su equipo se suba a un extenso carril victorioso.
Hay que retroceder siete años para un comienzo de ciclo, incluso, más vertiginoso. Guillermo Barros Schelotto asumió un 2 de marzo de 2016, al siguiente día enfrentó, justamente, a la Academia por el certamen internacional y, tres días después, a River, por el campeonato local. Dos igualdades sin goles que le permitieron al Mellizo comenzar a trabajar con tranquilidad. ¿Qué generaría en Almirón, entonces, atravesar con éxito esos tres partidos que habrá en un margen de ocho días?
Porque Boca salió, al menos parcialmente, del arrastre de derrotas que iban más allá del presente DT. Revirtió agónicamente el partido copero con Deportivo Pereira, de Colombia (2-1), y logró un 2-2 ante Rosario Central, en Arroyito, nuevamente sobre la hora. Hoy está ante la oportunidad de ratificar la levantada anímica.
Su primer clásico en este ciclo fue nada menos que en su debut. San Lorenzo, club por el que pasó, lo recibió en el Nuevo Gasómetro y le hizo pasar un mal estreno por la derrota por 0-1. Ahora toca Racing, un rival que le pondrá el picante de una época predominada por las cargadas entre jugadores y clubes, encontronazos, expulsiones y finales (Trofeo de Campeones y Supercopa Internacional) que, del lado azul y oro, aún no comprenden. El triunfo será una enorme inyección para lo que sigue, sobre todo en vistas a River, el tercer clásico en siete partidos.
Almirón necesita cambiarle la cara su historial en los clásicos puros o bien los que se disputan ante los demás clubes grandes. Mucho antes de llegar a Boca dirigió a Independiente (2014-2015) y, como se dijo, pasó por San Lorenzo (2018-2019). En todos dejó un antecedente adverso.
En el primero –estuvo diez meses– disputó siete clásicos: el balance fue de dos victorias (a Racing y al equipo de Boedo), una igualdad (contra Boca) y cuatro derrotas (lo vencieron todos los grandes). Dirigiendo a San Lorenzo (seis meses) afrontó cinco, pero no se impuso en ninguno: el Xeneize lo goleó en 2019, mientras que empató tres veces con Huracán y una más con el Rojo (todos sin tantos).
Si se adhiere el mal debut en la Ribera, entonces resulta un total de seis caídas, cinco paridades y sólo dos éxitos. Racing es el primer paso de una dura seguidilla de tres encuentros y dos clásicos en ocho días. En resumen, un examen grande para Jorge Almirón y su equipo.
Gago regresa a la Bombonera
La última aparición pública de Fernando Gago en la Bombonera fue con la cinta de capitán de Boca apretada al bíceps izquierdo, ante Patronato, por la 13° fecha de la Superliga 2018/19, el 17 de noviembre de 2018. Luego vino la lesión en el Santiago Bernabéu, en la final de la Copa Libertadores ante River, en lo que hasta ahora fue el cierre de su historia azul y oro. Habían pasado 22 años desde que llegó a Casa Amarilla, en 1996, siendo un niño de diez años. Gago usó la camiseta xeneize 199 veces, dio nueve vueltas olímpicas, cambió la historia de un puesto que tenía otro ADN y se transformó en la venta más cara de la historia del club, por 27 millones de dólares al Real Madrid .
A las 21:30 de este sábado vivirá una sensación nueva en un lugar que conoce de memoria: por primera vez será visitante en la cancha de Boca. “Es hermosa. Jugar ahí era mi sueño de chiquito y pude cumplirlo. Genera una presión extra a cada equipo que va ahí. El fervor, el cómo se escucha la gente, el empuje del hincha...”, describió alguna vez el actual entrenador de Racing, que llega con algunos cuestionamientos a cuestas por los cuatro partidos sin triunfos que acumula en la Liga Profesional de Fútbol. Justo en ese contexto, Gago deberá rendir un examen importante en su propia casa.
Desde que desembarcó en la mitad celeste y blanca de Avellaneda en noviembre de 2021, el técnico debió acostumbrarse a que los partidos contra Boca tengan una temperatura especial. Para Gago este será el quinto enfrentamiento que viva como DT académico ante el club que lo formó, al que como jugador sólo le había tocado cruzarse solo una vez, durante la Superliga 2019/20, un 0 a 0 olvidable en la cancha de Vélez.
Durante el último tiempo, Racing-Boca se volvió un duelo de época. Una rivalidad que se fue acrecentando por cruzarse repetidamente en instancias decisivas que tuvieron desenlaces calientes. En mayo pasado, pusieron en juego el pase a la final de la Copa de la Liga 2022 en Lanús. Pasó el Xeneize por penales. En la última fecha del campeonato pasado, la Bombonera gritó campeón después de que Jonathan Galván errara un penal en el Cilindro de Avellaneda: de un lado al otro del Riachuelo volaron las cargadas entre futbolistas.
Esa resolución de campeonato fue el caldo de cultivo para el papelón que se vivió en San Luis semanas después, un triunfo de Racing por 2 a 1 en el Trofeo de Campeones, en un partido que no se pudo terminar porque el Xeneize sufrió seis expulsiones. Algunos jugadores académicos le dedicaron el título a sus colegas de Boca. En enero de este año, la tensión se mudó a Abu Dhabi, donde se disputó otra polémica final que terminó con escándalo por el discutido penal que cobró Fernando Rapallini.
Para el técnico, todos esos condimentos construyen una oportunidad para un equipo que suma apenas un punto de los últimos 12 que se pusieron en juego en el campeonato. Por eso apuró el regreso de Gonzalo Piovi, Aníbal Moreno y Matías Rojas. El destino quiso que a Gago le toque volver a la Bombonera justo cuando necesita recuperar la tranquilidad. Dicen que nada mejor que la propia casa para eso.