Beatriz Paredes, el último resquicio de un PRI moribundo que se aferra a lo que sea
El proceso del Frente Amplio por México (FAM), integrado por los partidos PAN, PRI y PRD, continúa. En la recta final sólo están las senadoras, Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez. Renunció a sus aspiraciones el diputado Santiago Creel. Significa que la candidata a la presidencia será alguna de ellas.
La candidatura de Xóchitl Gálvez y la confrontación desde la mañanera generada por López Obrador cuestionando su perfil, configuran un fenómeno de comunicación que impulsó en medios y redes sociales la figura e imagen de la senadora que, en todas las oportunidades respondió a los dichos del presidente, creando así la contrapropaganda para arrebatar del discurso, el papel de víctima del poder, el mejor valorado en el teatro político.
El avance de Xóchitl Gálvez se manifestó en la aceptación de la que fue objeto en las encuestas y debates del FAM, construido mediante el trabajo político, en diversas entidades del país, para la consecución de las firmas para acceder a las siguientes etapas del proceso de selección interna que, en este momento solo tiene a dos de los trece que iniciaron. El camino fue documentado y reportado por prensa, radio, televisión y redes sociales. El progreso de la senadora no fue sorpresa.
Lo que sí fue sorpresa fue el resultado de las encuestas que ubicaron a Beatriz Paredes como segundo lugar, a tan solo 8 puntos de Xóchitl Gálvez. Significó un salto en las preferencias explicable por la operación llevada a cabo por su partido, el PRI. Es un hecho que a diferencia de su competidora Gálvez, la senadora Paredes no ha hecho campaña, aunque ha destacado en los debates de los foros, apoyada en su experiencia legislativa, militancia política y administrativa.
Con meses de anticipación, Beatriz Paredes manifestó su deseo de ser candidata del PRI a la presidencia y competir en alianza con otros partidos de oposición con los que, planteó, formar un gobierno de coalición.
Para el PRI el hecho de que Beatriz Paredes sea finalista en el proceso del FAM significa un triunfo como partido pues lleva a su militante, que ha sido diputada, senadora y gobernadora, a la competencia por la presidencia e la república y lo hace poniendo a su disposición su estructura en el país y la acción de sus sectores.
El dirigente Nacional del PRI, Alejandro Moreno, “Alito”, en días recientes promovió una reunión de Beatriz Paredes con los 32 comités estatales, los sectores del partido y los coordinadores parlamentarios para ofrecerle su apoyo, “con toda la fuerza del priismo” en la etapa final del proceso del FAM.
La oferta de Alejandro Moreno “Alito” no parece tener sustento si recordamos que en el transcurso del presente sexenio perdió las elecciones en 19 de los estados que gobernaba, el último fue el Estado de México, considerado la “Joya de la Corona”, por su presupuesto y padrón electoral. Actualmente el PRI solo gobierna en los estados de Durango y Coahuila.
Es una realidad que el PRI atraviesa por una crisis interna que podría poner en riesgo su registro en el futuro. Los resultados electorales de los últimos años ponen en evidencia que su estructura territorial y sus sectores, obrero, campesino y popular, dejaron de ser operativos y los intereses específicos de los políticos y cacicazgos que lo poblaban emigraron hacia opciones políticas que garanticen su vigencia.
Las elecciones que se realizarán en 2024 en México serán las más grandes de su historia, por el número de puestos de elección popular que estarán en disputa, destacadamente la presidencia de la república. Para los dirigentes de los partidos de oposición es la oportunidad para repartir y lucrar, política y financieramente, con la asignación de los puestos en disputa. Es evidente que el PRI quiere más posiciones y una forma de lograrlo es cerrar la brecha hacia la candidatura presidencial, que disputan las senadoras Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez.
Los antecedentes de los años recientes indican que el PRI es un partido decadente que, sin el apoyo del presidente en turno, aparece ante el electorado como desahuciado, sin futuro. Por esta realidad es que diversas voces en el medio político le han planteado a Beatriz Paredes que decline a favor de Xóchitl Gálvez. Se niega con el argumento de que sería dar la razón a López Obrador y, en consecuencia, mandar el mensaje de que el proceso del Frente Amplio por México es una farsa.
El discurso de los políticos dice que quieren poner a salvo la democracia. Pero siempre está en riesgo. En cada cambio en el poder. Con la llegada de diferentes visiones ideológicas. Lo recomendable es acomodarse al lado de quien tiene el poder. Para los integrantes de la vieja estructura del PRI y sus caciques, Beatriz Paredes significa esa oportunidad. Es un tema de subsistencia política, por eso estiran la liga del pragmatismo. Lo llaman “El juego que todos jugamos”.