André Onana solo quiere jugar
Para un portero con la experiencia de André Onana, la primera mitad del primer partido de Camerún en la Copa Africana de Naciones debió haber sido rutinaria.
Pero fue cualquier cosa menos eso. No una, sino dos veces, Onana calculó mal la trayectoria aérea del balón en dos pases cruzados consecutivos. La segunda ocasión, en la que terminó manoteando el aire, le permitió a Burkina Faso tomar la delantera y dejó a Onana tirado en el césped, muy consciente de su rol en el caos.
Al final, Camerún se recuperaría, anotaría dos veces y ganaría el encuentro para aliviar a los millones de fanáticos que esperan que la selección sea un contendiente para el trofeo del campeonato. Onana también se recuperó y al final jugó a la par de la reputación de un hombre considerado en gran medida como uno de los mejores guardametas de África. Sin embargo, su falta de preparación física puede ser explicada por algo que todos en el Estadio Paul Biya de Yaundé sabían: durante gran parte del último año, Onana apenas jugó al fútbol.
En octubre de 2020, Onana falló una prueba rutinaria de drogas que reveló rastros de un agente enmascarante prohibido. Onana alegó, y los investigadores estuvieron de acuerdo, que todo había sido un error; se descubrió que había ingerido la droga por error tras confundir la medicación de su esposa con la suya, buscando aliviar un dolor de cabeza.
Pero las reglas son las reglas y Onana fue suspendido. Durante siete meses se le prohibió incluso la entrada a un estadio de fútbol, mucho menos entrenar con sus compañeros de equipo en el club campeón neerlandés Ajax. E incluso cuando su suspensión fue reducida el otoño pasado y su veto por drogas terminó, comenzó otro a nivel profesional. El Ajax, al parecer, había pasado la página durante el tiempo en que su guardameta no estuvo disponible.
Es por eso que para Onana, de 25 años, el campeonato de la Copa Africana de Naciones de este mes es una oportunidad única para recordarle a la gente el jugador que fue y sigue siendo: el talentoso portero que ayudó al Ajax a ganar dos títulos de la liga neerlandesa, la última línea de defensa de un equipo que estuvo a segundos de llegar a la final de la Liga de Campeones en 2019 y el ancla de una selección nacional que espera volver a ganar un título continental en su tierra natal.
El hecho de que Onana pueda demostrar sus habilidades en su país de origen, en la ciudad en la que creció, lo hace todo aún más especial.
“Estaba hablando con mi hermano y le dije que creía que reconocería a toda la gente en el estadio, porque vivimos cerca de allí”, dijo Onana, poco antes del inicio del torneo.
De hecho, muchos de los primeros recuerdos de Onana tienen que ver con el fútbol. Jugar en la calle por horas con los amigos. Caminar hacia el estadio nacional para sentarse bajo el sol a ver a la selección nacional. Onana dice que sus primeros héroes fueron africanos, estrellas como Patrick Mbomba o Joseph-Désiré Job, quienes podían lograr que la multitud se pusiera de pie con tan solo tocar el balón durante los partidos en el estadio nacional que se encontraba a solo 20 minutos de la casa de Onana.
El recorrido de Onana hasta la selección nacional se inició en un juego callejero, antes de que cumpliera 10 años. Después de pasar la mayor parte del juego recorriendo la cancha en el mediocampo o en el ataque, sus posiciones preferidas, le dijeron a Onana que le tocaba un turno en la portería. Allí destacó notablemente y tapó tiros que asombraron a sus amigos y también a su hermano mayor, quién le dijo: “André, creo que esta es tu mejor posición”.
En cuestión de meses fue nombrado el mejor portero de un torneo organizado por una academia creada por el delantero camerunés Samuel Eto'o. Su actuación le valió una prueba y, al final, un traslado a la academia de Eto’o en Duala, a unas cuatro horas de su casa. Allí, su desempeño llamó la atención de los cazatalentos del Barcelona.
Onana se mudó a la famosa academia del Barcelona poco después de cumplir 13 años. Se adaptó con rapidez a su nuevo entorno, pero a los tres años de su nueva aventura, todo se detuvo de forma abrupta. La FIFA, el órgano rector del fútbol mundial, anunció que el Barcelona había incumplido sus normas de registro de menores al haber fichado a Onana y otros jugadores de fuera de Europa. A Onana, que tenía 16 años en ese entonces, le dijeron que no podía representar al Barcelona hasta que cumpliera 18 años.
Para el momento en que Onana cumplió 18 años y volvió a ser apto para jugar, el Barcelona ya había fichado a Marc-André ter Stegen, un prometedor guardameta alemán, y a Claudio Bravo, quien acababa de ayudar a Chile a ganar la Copa América. Según recuerda Onana, en ese momento supo que su futuro estaba en otra parte.
Decidió probar suerte en los Países Bajos y en menos de un año logró establecerse como el portero número uno del Ajax. Solo tenía 19 años.
El momento no podría haber sido mejor. El Ajax, como el Barcelona, tenía pasión por el talento salido de sus propias canteras y los jugadores que acababan de comenzar a llegar a su equipo principal resultaron ser los mejores en una generación. Además, las habilidades que Onana había perfeccionado en el Barcelona encajaron a la perfección con su estilo en el Ajax.
El éxito llegó rápidamente, al igual que las sólidas actuaciones contra clubes más ricos en competiciones europeas como la Liga de Campeones. Para el verano de 2020, algunos de esos equipos habían comenzado a rondarlo y le ofrecieron millones al Ajax por su joven portero. El Ajax se negó a venderlo, confiando en que el valor de Onana y sus otras estrellas jóvenes continuaría aumentando.
Y entonces, tal como como había sucedido años antes, todo se detuvo para Onana cuando su prueba de drogas dio positiva. Onana apeló la suspensión de un año que había recibido y el órgano rector del fútbol europeo aceptó su explicación.
Pero según las normas del fútbol seguía siendo responsable, por lo que el castigo, reducido a siete meses, significó que, a partir de febrero de 2021, Onana fuera excluido del fútbol. Cuando sus compañeros del Ajax levantaron el trofeo esa primavera para celebrar un título al que había contribuido, no se le permitió ni entrar al estadio como espectador.
Para entonces ya había hecho las paces con su suspensión. Después de todo, no era la primera. Pero los directivos del Ajax, incluido el director ejecutivo Edwin van der Sar, exportero estrella, todavía estaban preocupados por cómo Onana manejaría el costo deportivo y psicológico de su tiempo fuera de las canchas.
“Cuando salí del club, le dije a Edwin: ‘Esto no es nada. Ya estoy acostumbrado’”, dijo Onana. “Edwin me dijo: ‘André, ¿cómo es eso?’ Le conté que me habían prohibido jugar por dos años. Y esto era solo un año, así que iba a estar bien”.
Para preservar su carrera, Onana ensambló un equipo de siete especialistas y se mudó a España, donde entrenó a diario en Salou, una ciudad costera cerca de Barcelona, para mantenerse en forma hasta que terminara su suspensión.
Pero debido a que se ha negado a firmar un nuevo contrato en el ínterin, el Ajax usó a Onana de forma esporádica y lo alineó como titular solo dos veces desde que pudo volver a las canchas en noviembre. “Creo que mi tiempo en el Ajax ya terminó”, dijo. “He dado lo mejor de mí para este club. Pero al final no soy yo quien decide quién juega o no”.
Este verano, Onana tiene previsto mudarse a otro club, otra liga y otro país. Su fichaje como agente libre con el campeón italiano Inter de Milán para la próxima temporada es casi un hecho.
Pero por ahora, Onana está de regreso en Camerún, donde todo comenzó. Está de vuelta en la cancha, con un equipo que cuenta con él.
Los “Leones Indomables” se enfrentan a Etiopía el jueves, en el segundo partido de su búsqueda por el campeonato africano. Onana no ve una razón que le impida jugar.
c.2022 The New York Times Company