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Deporte y coronavirus en el Brasil de Bolsonaro

Eliane Correa, jugadora brasileña de tenis de mesa, atleta paralímpica clase 4, sintió el sábado que se quedaba sin aire. Murió a las pocas horas en el hospital. "Sospecha de coronavirus". Fue enterrada el domingo. Sola. Así se muere en pandemia. Lo mismo sucedió con Mauricio Suzuki, 26 años. Sus pulmones de maratonista se incendiaron. Ambos en San Pablo, la ciudad brasileña con más muertos e infectados. Horas después, en Brasilia, el presidente Jair Bolsonaro desafiaba por enésima vez la cuarentena impuesta por su propio gobierno. Provocó aglomeraciones y se enojó con un periodista que le preguntó si estaba contagiado. El video presidencial fue borrado por Twitter, Facebook e Instagram porque el recorrido iba contra las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Vamos a tener que enfrentar (el coronavirus) como hombre, no como un pendejo", dijo Bolsonaro. "Es la vida, todos moriremos algún día".

Coronavirus: con 42 muertos, Brasil sufre su peor día por la pandemia

Brasil es el país de la región con los números más dramáticos. La primera muerte, el 17 de marzo, fue una empleada doméstica de 63 años, de Río de Janeiro. Se contagió de su patrona, que acababa de arribar de Italia. Una crónica publicada el domingo por Folha, principal diario de Brasil, cuenta que hubo otros grandes focos iniciales en Río. Primero fue una fiesta que contagió por lo menos a sesenta personas en el tradicional Country Club. Y, luego, la boda del príncipe don Pedro Alberto de Orleans, con miembros de la familia imperial recién llegados de Europa. Igual que otra boda que tuvo entre sus invitados a esquiadores arribados de Aspen y a otros que rompieron su cuarentena y llevaron el virus de un resort a otro de Bahía. Y contagiaron también a sus empleados, cocinero incluido. El amplio informe de Eliane Trindade se titula "Los circuitos de los ricos y famosos que diseminaron el coronavirus en Brasil". El virus, es cierto, ataca a todos, pero no todos se salvan igual. El multimillonario estadounidense David Geffen escribió esperanzado que todos estén "a salvo" autoaislado en su megayate de 600 millones de dólares. Cantar "Imagine" y aplaudir médicos desde el refugio VIP. En Brasil, sin embargo, el rico y famoso más apuntado en las redes sociales pareció Neymar, futbolista.

El crack del PSG fue criticado tras publicar una foto con sus amigos en cuarentena, tirados sobre la arena o juntos sobre un paredón. Son los "parcas", o "tois", amigos-empleados a quienes Neymar paga un salario para que estén siempre con él. En su casa de París, en el yate o en Ibiza. Y también en cuarentena. Neymar subió a las redes su aplauso a los médicos, pero volvió a recibir cuestionamientos. Le dijeron que no bastaba. Que mejor donara algo de su salario anual de casi 49 millones de euros. El crack replicó a sus críticos. Avanzó iniciativas sociales. Y se preocupó además por la suerte de algunos de los participantes de Big Brother Brasil. La portada digital del grupo Globo mezcla a Bolsonaro, al coronavirus y al reality de la TV. "Estoy con miedo", dice "Manu", en gran titular. "Gizelly" se desahoga debajo: "Se que la próxima eliminada soy yo".

Los grandes cracks se reducen salarios. Y los clubes poderosos de la Champions, hoy botín de jeques, magnates y fondos de inversión, pero todavía vinculados a su comunidad, ofrecen sus instalaciones para los enfermos. La TV no tiene partidos y, sin sus millones, el globo se desinfla. El fútbol, igualmente, asoma pequeño ante el debate, falso, de quienes sugieren sacrificar ancianos y enfermos para salvar la economía. Sin abrazos, la palabra puede ser alivio. Pero ni en eso reparan. Es una obscenidad que excede a la pelota. Y excede también a los valores humanistas que sigue reclamando el Comité Olímpico Internacional (COI), que puso nueva fecha y confía que los Juegos de Tokio (aplazados para 2021) sean "una luz al final del túnel", como dijo su presidente, Thomas Bach. También Tokio tiene números cada vez más complicados. ¿Será cierto que Bach, como contó el diario Japan Times, presionó hasta hace solo semanas a distintos Comités para que reabrieran Centros deportivos y permitieran así la preparación de los atletas?

Los últimos deportistas que pudieron luchar por su boleto olímpico fueron boxeadores que compitieron en Londres dos semanas atrás. Boris Johnson, igual que Donald Trump, todavía no tomaba seriamente al virus. Fueron trescientos cincuenta pugilistas de cuarenta países. Por lo menos dos boxeadores turcos y su entrenador dieron positivo. Tener "historial de atleta", como se jacta Bolsonaro, no alcanza. El virus, entre muchos otros deportistas, afectó desde Paulo Dybala a Kevin Durant. Y mató a Eliane. La atleta paralímpica fallecida el sábado en Brasil no era parte del equipo nacional y no estaba clasificada para Tokio. Se movilizaba en silla de ruedas. A los 48 años amaba el samba y formó parte del último Carnaval con Rosas de Ouro. "Nunca desistías", la saludó en su muerte su colega Joyce Olivera, que sí irá a los Juegos. Dos años atrás, Eliane publicó en su Facebook que, como mujer, ella no podía votar por Bolsonaro. Hoy repudiado por muchos de los que lo promovieron y cada vez más aislado en su propio gabinete, el candidato Bolsonaro ya entonces pedía votos con su saludo "ametralladora". Ya disparaba el virus del odio.