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Denuncian la masacre de miembros de una tribu aislada en la Amazonía brasileña

El Ministerio Público brasileño en el estado de Amazonas dio marcha atrás a declaraciones que confirmaban la masacre de decenas de indígenas de los llamados pueblos aislados, que no tienen contacto con la civilización occidental, presuntamente cometida las mafias de la extracción ilegal de oro y diamantes, según dijo a la AFP el fiscal Pablo Luz Beltrand.

El sitio especializado Amazonia Real, de Manaos, dijo que pese a que se desconoce la cantidad de indígenas asesinados, se trata de la peor masacre en una aldea aborigen cometida por buscadores ilegales de minerales después de la ocurrida en 1993, con la muerte de 16 yanomamis por parte de la mafia del oro.

“Una vez más tenemos un ataque mortal, violento y cobarde en la Amazonía. Un grupo de indígenas aislados que vivía en una selva protegida en el oeste amazónico fue masacrado por mineros ilegales en agosto. [El presidente] Temer intentó ocultar la noticia porque a este gobierno no les gustan los brasileños, pero ama el dinero de las empresas mineras que llegan en valijas”, denunció el cantautor Caetano Veloso en su perfil de Facebook.

“No todos son cobardes”, dijo el cantautor. “El Ministerio Público Federal está investigando con coraje esta masacre contra los indigenas. Basta de impunidad”, reclamó.

Pero el fiscal Beltrand declaró a la AFP que “no hay confirmación de las muertes”, dos días después de que la asesoría de comunicación del despacho dijera a la agencia local de noticias Amazonia Real que la fiscalía “confirma las muertes de los indígenas aislados” y precisara que “el Ministerio Público Federal y la Policía Federal están investigando” los hechos.

El fiscal Beltrand se negó a confirmar si fueron detenidos mineros ilegales, así como a ofrecer detalles sobre los organismos que trabajan en el expediente.

“No puedo dar otras informaciones que puedan colocar en peligro la investigación”, declaró.

Sin embargo, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) afirmó en un comunicado que mineros ilegales fueron detenidos y llevados para declarar sobre el caso a Tabatinga, ciudad fronteriza con Perú y Colombia, sede de la fiscalía.

“La denuncia surgió luego de que algunos mineros ilegales fueran vistos en el municipio de Sao Paulo de Olivenca, en el oeste de Amazonas, hablando sobre el ataque. Funcionarios de FUNAI recabaron las primeras informaciones y entendieron que era necesario presentar la denuncia”, dice el texto.

La masacre presuntamente ocurrió en el Valle del Javarí, cerca de la frontera entre Brasil, Perú y Colombia, en lo más profundo de la selva amazónica, donde comunidades indígenas se mueven escapando de los traficantes de madera y de las mafias de la corrida del oro, conocidos como “garimpeiros” en Brasil.

El líder de la tribu Warikama Djapar, del territorio indígena del Vale do Javarí, dijo que entre “18 y 21 indígenas, mujeres y niños incluidos fueron asesinados”, según la ONG extranjera Survivor, que en los últimos años trabaja a favor de preservar a las comunidades indígenas que no quieren estar en contacto con la civilización occidental.

El territorio indígena del Valle del Javarí tiene 8 millones de hectáreas -un área como Portugal- en la cual viven unos 7.000 aborígenes de cinco etnias diferentes en una región rica en minerales.

Survivor, en un comunicado, acusó al gobierno de Michel Temer de “tener una gran responsabilidad en el ataque genocida” por haber recortado los fondos para fiscalización y ayuda del FUNAI.

Los indígenas en cuestión son llamados “Flecheros” porque se defienden de las invasiones con flechas con venenos de serpientes.

“Nuestros parientes indígenas aislados nos contaron de estas masacres por parte de los buscadores de oro. El gobierno, la FUNAI, dice que no tiene pruebas”, comentó en un comunicado Paulo Marubo, coordinador general de la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle del Javarí.

El área en cuestión fue reconocida como tierra ancestral y entregada en 2011 durante el gobierno de Dilma Rousseff.

La FUNAI, en 2014 y 2015, logró fotografiar a parte de los indígenas aislados desde el aire, tirando flechas contra el propio helicóptero en el cual viajaban los especialistas.

Existen, en Brasil, 107 registros de aldeas de indígenas aislados, muchos de los cuales comparten frontera con Perú y experimentaron en los últimos tiempos migraciones entre la selva a raíz del avance de la extracción de madera en ese país.

“Actualmente hay invasiones en toda la tierra indígena del Javarí y no existe fiscalización. Los aislados están intentando escapar por causa de los conflictos provocados por estos invasores”, dijo el dirigente indígena Marubo.

La noticia sobre la masacre se produce dos semanas después de que el presidente Temer decidió por decreto la extinción de una reserva mineral del tamaño de Suiza entre los estados amazónicos de Pará y Amapá para abrirla a la explotación del oro pro parte de empresas extranjeras.

Sin embargo, la polémica causada por esta decisión provocó que el gobierno suspendiera por 120 días la decisión para someterla a audiencias públicas y aclarara que no podrá ejercerse la actividad minera en las áreas ambientales e indígenas, que están protegidas.

Con información de AFP y Télam.