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Demolió una mansión icónica en San Francisco ilegalmente y tendrá que construir una réplica

En una decisión poco usual, la Comisión de Planificación de San Francisco ordenó al dueño de una importante mansión que reconstruyera la vivienda tras haberla demolido de manera ilegal.

Así lucía la histórica mansión Largent House antes de ser demolida. (Foto captura de Google Maps)
Así lucía la histórica mansión Largent House antes de ser demolida. (Foto captura de Google Maps)

De Largent House, como se conocía la estructura de dos pisos que además tenía una piscina en su interior, apenas quedó la puerta y el marco de un estacionamiento. Los vecinos de la zona no podían creer que esa joya arquitectónica, valorada en 1.2 millones de dólares, hubiera desaparecido.

Una de las vecinas, Cheryl Traverce, presentó una queja ante la ciudad después de haber retornado de un viaje de una semana en el que descubrió que la mansión había sido demolida por su nuevo propietario, Ross Johnston.

“Me quedé paralizada. Había viajado a Nueva York por una semana y media, y cuando regresé, se había esfumado completamente”, aseguró.

La propiedad, ubicada en el famoso barrio Twin Peaks, fue construida en 1936 y diseñada por el arquitecto austriaco Richard Neutra, considerado unos de los más importantes dentro del Movimiento moderno, corriente que acabó con lo tradicional y dio paso a que se configuraran nuevos espacios y formas estéticas.

Neutra, nacido en Austria y naturalizado estadounidense, realizó la mayor parte de sus trabajos en California y, específicamente en San Francisco, donde diseñó cinco casas incluyendo Largent House, construida para un matrimonio de maestros y artistas.

A pesar del voto de la Comisión, no todos los funcionarios estuvieron de acuerdo.

“Demoler una casa de 1.2 millones de dólares y reemplazarla con otra de 5 millones solo empeora la posibilidad de obtener una vivienda en San Francisco. Hemos visto que hay una epidemia de estos casos”, señaló Dennis Richards, comisionado de Planificación.

Cuando la casa fue comprada el año pasado por Ross Johnston, el departamento de planeación le había otorgado un permiso para renovarla, pero esto no incluía que pudiera demolerla.

Las autoridades consideran que Johnston pretendía construir una nueva casa de 4.000 pies cuadrados para rentarla bajo su negocio de bienes raíces Hopkins 49.

Dos meses después de la demolición, Johnston solicitó a la ciudad un permiso retroactivo de demolición para construir una casa más grande.

Fue entonces cuando el caso llamó la atención de las autoridades, quienes esperan que después de esta lección los propietarios que ignoran las órdenes de planificación aprendan que hay que seguir ciertas reglas.

“Estamos cansados ​​de ver que esto sucede en la ciudad y estamos trazando una línea en la arena. Puedes tener todas las reglas en el mundo, pero si no haces que se cumplan, no tienen ningún valor”, agregó Richards.

Justin Zucker, abogado del dueño de la propiedad, dijo que su cliente no esperaba comercializar la vivienda, sino que estaba buscando que su familia se mudara a un lugar más grande.

“He estado en el limbo por más de un año. Yo solo pretendía utilizar la mansión para que mi familia, de seis miembros, pudiera regresar a San Francisco”, expresó Johnston.

Asimismo, Zucker resaltó el hecho de que la historia del diseño de la casa se había perdido mucho antes de que su cliente la comprara. El abogado expuso que durante un incendio en 1968 y otras remodelaciones ocurridas entre los años 80 y 90, la casa había perdido su estructura inicial.

“Reconocemos y nos disculpamos por el hecho de que una pequeña parte del trabajo superó el alcance de los planes aprobados”, comentó.

Ahora, además de reconstruirla, Johnston tendrá que incluir una placa en la acera que cuente la historia de la mansión, incluyendo la demolición y la réplica que tuvo que construirse.

Esta singular medida, se produjo días después de que el supervisor Aaron Peskin presentara la Ley de reforma de la Preservación y Expansión de Viviendas, proyecto que busca combatir las demoliciones ilegales y que además obliga a los propietarios a obtener una autorización para cualquier tipo de expansión en las viviendas que agregue más del 10% en la superficie.

La solución de este caso dejó un buen sabor de boca entre los historiadores de la ciudad y los conservadores, ya que envió un mensaje claro de que las leyes de planificación no pueden ignorarse.

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