Default restringido. Que dijeron los analistas sobre la baja en la calificación de la deuda

Preocupadas por el efecto del avance del coronavirus sobre la economía local y la negociación de la deuda, agencias como Fitch y Moodys le redujeron la calificación al país

"Default restringido" es la nueva calificación de la Argentina según Fitch luego de la postergación de pagos de deuda emitida bajo legislación local por US$10.000 millones. La calificadora internacional decidió bajar la nota a los bonos en moneda extranjera a largo plazo emitidos por el país, en una postura que también asumieron otras firmas como Moody's o S&P.

De acuerdo con los criterios de Fitch Ratings, la resolución del Ministerio de Economía de postergar pagos constituye un 'intercambio de deuda en dificultades' y es un "incumplimiento de las obligaciones soberanas de la Argentina" decidida unilateralmente en lugar de en conversaciones con los acreedores.

Algo similar ocurrió en agosto pasado, cuando la gestión anterior decidió extender "unilateralmente" el repago de algunas obligaciones vigentes a partir del 30 de agosto, específicamente de las Letras del Tesoro (Letes) en pesos y dólares.

La decisión llega en medio de las negociaciones con los tenedores de bonos de deuda bajo legislación extranjera. "Aún no se presentó una oferta formal; cuánta quita aceptarán los acreedores todavía es muy incierto, así como si se llegarán a las mayorías necesarias para activar cláusulas de acción colectiva", describe un comunicado de Fitch, y añade: "Esto plantea riesgos de negociaciones prolongadas y de incumplimiento directo de pagos, dado que las autoridades expresaron un apetito menor de seguir cumpliendo con los intereses de los bonos con reservas internacionales".

Otra calificadora, Moody's, también le bajó la nota a la Argentina, pero su decisión llegó antes que el decreto que postergó pagos de deuda. Así, el rating de crédito argentino pasó de "Ca" a "Caa2" por la expectativa de que los acreedores privados incurrirán en pérdidas como resultado de los esfuerzos del gobierno para reestructurar su deuda soberana.

"El gobierno argentino inició un proceso de reestructuración de alrededor de US$100.000 millones en manos de acreedores privados mientras la falta de acceso a los mercados hizo imposible cumplir con la deuda según lo previamente programado", dijo la calificadora en un comunicado.

Por su parte, S&P también degradó a SD (default selectivo) a la deuda argentina en moneda extranjera (estaba en CCC-), en una decisión también motivada por el decreto de reperfilamiento. La firma ya consideraba con igual grado a la deuda argentina en pesos.

"En términos del impacto en el rating, para nosotros es un default. No distinguimos entre instrumentos por legislación argentina o extranjera", dijo a LA NACION Lisa Schineller, directora del departamento de calificación de deuda soberana y especialista en América Latina en S&P.

Según la economista, sin embargo, la decisión de Guzmán podría no tener impacto directo en el resultado de la renegociación de la deuda en moneda extranjera. "Será un proceso difícil, primero porque siempre lo son. El calendario propuesto es muy ambicioso y es complicado lograr un acuerdo en un mes. Además, hay un diálogo a tres bandas, donde no solo está el Gobierno y los acreedores, sino el FMI", afirmó Schineller

Según la analista, un resultado positivo de esas conversaciones podrían elevar la calificación de la deuda argentina hasta los grados CCC o BB. "La evaluación no se reduce únicamente al ratio de la deuda sobre el PBI. Es importante pero no es el único elemento que los inversores evalúan. Es una combinación donde también juegan las perspectivas de crecimiento, el programa fiscal y monetario, el sendero de la deuda y las perspectivas de crecimiento. ¿Es Vaca Muerta o dónde más? ¿Qué composición tiene el esfuerzo fiscal? Eso es lo que buscan los acreedores y van a mirar a la hora de evaluar su voluntad de apoyar una reestructuración. Lo mismo hará el FMI", concluyó.

Postergan el pago de US$10.000 millones

El Gobierno publicó ayer un decreto en el cual postergó el pago de hasta US$10.000 millones de deuda emitida bajo ley local para 2021. Esto implica un default técnico, ya que decide de manera unilateral cambiar los términos del contrato con los acreedores.

"Esta decisión es parte del plan que trazamos para restaurar la sostenibilidad de la deuda. Un plan para sentar condiciones para una Argentina que se desarrolle con inclusión social cuando dejemos atrás estas durísimas circunstancias del Covid-19", escribió esta mañana el ministro de Economía, Martín Guzmán, en su cuenta de Twitter.

Si bien los bonos emitidos bajo ley local se desplomaron ese mismo día hasta un 14%, los emitidos bajo ley extranjera subieron y es por eso que el riesgo país, que los utiliza en su medición, descendió.

En ese sentido, muchos analistas entendieron que el mercado reaccionó positivamente a la postergación de pagos de deuda bajo ley local por la posibilidad de pago que eso abría para los bonos bajo ley internacional. Así lo explicó a LA NACION Javier Timerman, managing partner de AdCap y conocedor de Wall Street: "De alguna forma, no pagar es ahorrar recursos para después. La Argentina sigue negociando y el mercado ya tiene asimilado que no va poder exigirle lo que pensaba exigirle antes de la crisis por el avance del coronavirus".

Guillermo Mondino, exLehman Brothers, Citi y Barclays y actual líder de Mogador Capital, cree que la decisión de ayer solamente fue una sorpresa por el "cuándo": en Wall Street ya se descontaba que esto sucediera, pero no se esperaba que fuera tan pronto.

Ahora las expectativas están puestas en lo que sucederá con los bonos emitidos bajo legislación extranjera. "Si hoy uno le hace una pregunta a cualquier participante del mercado respecto de qué espera que ocurra, responden con incertidumbre, porque se ha perdido mucha confianza en todo este proceso".

En ese sentido, hay dos escenarios posibles, advierte. Por un lado, que el Gobierno ponga pronto una propuesta sobre la mesa y haya una rueda de consultas para ir aproximando posiciones. Por el otro, que el reperfilamiento de la deuda local sea un "preámbulo de una cesación de pagos de toda la deuda" y que se reinicien las conversaciones una vez llegado el default con la aspiración de concluir el proceso "en septiembre u octubre, con otro contexto internacional".

Para un alto ejecutivo de un banco con sede en Nueva York que prefiere mantener su identidad reservada, la estrategia podría volcarse a acordar un período de gracia para el pago de intereses y capital sin declarar el default. La visión pesimista existe, dice, y está representada por quienes creen que el Gobierno no tiene una estrategia, pero no está de acuerdo: "No veo en Guzmán una persona que haya dejado la academia para ir a hacer papelones", apunta.