El dilema de usar la ‘deepfake’ para revivir a un ser querido

Devolver ‘a la vida’ a los muertos es un tema que ha sido explorado por la ficción desde hace siglos y cuyo resultado no suele ser el deseado. El mejor ejemplo de ese deseo del hombre de crear vida donde hace unos instantes no la había y las implicaciones morales del acto en sí puede encontrarse en Frankenstein, novela escrita por Mary Shelley en 1823. Ahora, en pleno siglo XXI y con una tecnología mucho más avanzada de la que podría haber salido de la mente de un autor de entonces, los deepfake están cada vez más presentes en el día a día con usos tan variados a veces como oscuros. Pero, ¿y si se usase para ‘revivir’ a un ser querido y sobrellevar mejor el luto?

La implicaciones a día de hoy, tanto técnicas como morales y psicológicas, son muchas y varias, pero la idea está ahí. En el cine se ha hecho con actores fallecidos. Ocurrió con la joven Leia que aparecía en Roge One o con la recuperación del Peter Cushing, que no convenció a todos. Aún así, hay un proyecto para hacer lo mismo con James Dean en el cine para la película titulada Finding Jack.

El debate ha sido planteado también a través de la ficción audiovisual en varias ocasiones. Quizá quien mejor lo abordó fue la serie Black Mirror en aquel capítulo protagonizado por Domhnall Gleeson, Be Right Back, en el que su mujer en la ficción, incapaz de soportar su pérdida, acaba encargado una réplica en tres dimensiones de él. Aquello era mucho más que un deepfake. Era el siguiente escalón, ya que esta tecnología se mantiene en el plano más de las pantallas. Llamada así por la unión de los términos deep learning (aprendizaje profundo, una de las ramas de la inteligencia artificial) y fake (falso), en los últimos días ha cobrado cierto protagonismo renovado en España a raíz de la viralización de una vídeo en el que un Lorca recreado con esta técnica recita uno de sus poemas.

Detrás del mismo se encuentra la cuenta FaceToFake, que, combinando una fotografía del poeta y la voz de un vídeo en el que el actor Carmelo Gómez recitaba el poema Casida de la muchacha dorada, ha realizado un montaje en el que se puede ver y escuchar a Lorca, como ha recogido Verne (El País). Un ‘revivir’ que, según han explicado, “se ha generado a partir de una única foto de Lorca cuyos movimientos faciales son controlados por otra persona en un vídeo aparte”.

El de Lorca, como ocurrió meses atrás con aquel del Equipo E realizado también por FaceToFake en el que convirtió a Pablo Casado, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Santiago Abascal en los miembros del mítico y televisivo Equipo A, es un uso lúdico, por así decirlo, de esta tecnología. Como lo es también en el caso de los actores resucitados, que es parte del entretenimiento que ofrece la película en cuestión.

Sin embargo, no siempre se usa con intención de divertir o emocionar. El engaño está detrás de muchos de los vídeos creados a través de deepfake que circulan. Rob Toews publicaba hace unos días un amplio reportaje sobre el tema en Forbes en el que alertaba de que la sociedad no está preparada para este fenómeno. Señalaba que la cantidad de contenido falso en línea crece a un ritmo tan rápido que si a principios de 2019 había 7.964 videos de deepfake online ahora son 14.678, según Deeptrace.

Esta tecnología comenzó a hacerse más popular después de aquel escándalo provocado en 2018 cuando la web de contenido para adultos Pornhub anunció la retirada de sus servidores de vídeos en los que la cara de Gal Gadot y Scarlett Johansson, entre otras, habían sido usadas sobre el cuerpo de actrices porno.

De aquel año es también el popular vídeo en el que supuestamente Barak Obama llamaba imbécil a Donald Trump y que resultó ser un experimento del actor Jordan Peele y el CEO de Buzzfeed Jonah Peretti para concienciar a la ciudadanía del peligro de las fake news y el peligro de la información no contrastada.

La pregunta es qué ocurriría si se usase en lugar de para lo que se ha utilizado hasta ahora para ‘revivir’ a seres queridos. El tema es complejo. Podría ayudar a sobrellevar el duelo en algunos casos, pero también podría resultar perjudicial en otros. A comienzos de este año, se dio un caso muy comentado en este sentido. No fue deepfake lo que se usó, sino realidad virtual, pero el fin era el mismo que el aquí planteado: reunir a una madre con su hija fallecida.

El documental, llamado Meeting you, planteaba precisamente ese dilema y, como recogió la BBC entonces, desató “un debate sobre las implicaciones morales y psicológicas de ‘reencontrarse’ con seres queridos fallecidos”. Expertos consultados por la cadena afirmaron que, en el caso de Ji-sung, esta experiencia podría ayudarla a lidiar con la pérdida de su hija.

En palabras de Seon-Gyu Koh, del Instituto Universitario de Salud Mental de Corea del Sur, “es muy útil para las personas que han sufrido una pérdida inesperada para tener una despedida en condiciones tras un dolor profundo”. De hecho, la realidad virtual y aumentada se usa en algunos tratamientos, pero, siempre, añadía Dong-Gwi Lee, de la Universidad de Yonsei, debe ir acompañada de terapia.

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