En debate sobre el aborto, a los republicanos no les importan las víctimas de incesto y violación | Editorial

Hubo un tiempo en el que los hombres que estaban en contra del aborto no se molestaban en ocultar su falta de empatía por las mujeres que resultaban embarazadas como resultado de una violación o el incesto.

Un hombre, legislador republicano de Missouri, habló una vez de “violación consentida”. Otro aludió a la “violación legítima” y dijo que las mujeres tenían la capacidad biológica de evitar un embarazo cuando eran agredidas sexualmente.

Estos hombres se han despabilado y se han callado. En la Florida, las legisladoras están patrocinando una propuesta de prohibición del aborto tras las 15 semanas; y tienen el descaro de enmarcar un proyecto de ley que avanza en Tallahassee como favorable a las mujeres y a las sobrevivientes de agresiones sexuales.

Por favor.

En su exhibición de retórica flexible más reciente, una comisión del Senado de la Florida rechazó el miércoles una enmienda para proporcionar una exención en el Proyecto de Ley 146 del Senado para los embarazos resultantes de violación, incesto y tráfico de personas. La senadora demócrata Lauren Book, sobreviviente de abusos sexuales, propuso la enmienda. Dijo que era necesaria para evitar más traumas en las mujeres y las niñas.

Es una mala imagen que un legislador le diga a las víctimas embarazadas como resultado de tales crímenes horribles “mala suerte”, por lo que la patrocinadora Senadora Kelli Stargel, republicana de Lakeland, trató de enmarcar la enmienda del proyecto como contraria a la víctima y favorable al criminal. Dijo que dejaría espacio para que los perpetradores forzaran un aborto para encubrir su crimen. Proporcionar a las sobreviviente un poco de alivio después de una experiencia horrible ni siquiera parece ser una consideración.

“Creo que esta enmienda no resuelve los problemas que todos estamos de acuerdo en que son horribles la violación, el tráfico de personas, y el incesto— y me asociaré con ustedes para luchar contra estos crímenes y me asociaré con ustedes para llevar a las personas que están haciendo eso a estas niñas ante el máximo alcance de la ley”, dijo Stargel, informó Associated Press.

Sus compañeros republicanos le siguieron la corriente con esta farsa, sabiendo perfectamente que los activistas antiaborto, desde el principio, presionaron a los legisladores para que dejaran fuera de la legislación sobre el aborto las exenciones por violación e incesto. Stargel dijo luego que las víctimas seguirían pudiendo abortar durante las primeras 15 semanas de embarazo —¡qué amable de su parte!— que se calcularía a partir del primer día de la última menstruación de la mujer. Una pena para las mujeres y niñas con periodos irregulares y que pueden pasar meses sin menstruar.

Los republicanos que votaron a favor del proyecto de ley el miércoles ignoraron el testimonio de un médico sobre una niña de 11 años embarazada por un familiar y que no pudo ver a un médico hasta la semana 23 de embarazo. No hace falta mucho sentido común para llegar a la conclusión de que las sobreviventes de agresiones sexuales, especialmente las niñas y las adolescentes, suelen tener demasiado miedo para buscar ayuda, y mucho menos para contarle a alguien que un familiar está abusando de ellas y que están embarazadas.

Tal vez fue fácil para los legisladores descartar ese testimonio porque ese médico trabaja para Planned Parenthood, el saco de boxeo favorito del Partido Republicano en el tema del aborto. En cualquier caso, los legisladores deben responder a esta pregunta: ¿Qué sentido de la moral justifica que se obligue a una niña de 11 años a dar a luz a un hijo de su padre, hermano, tío u otro pariente de sangre?

Pensábamos que su postura antiabortista tenía que ver con la protección de los niños.

El proyecto de ley al menos permite el aborto para proteger la vida de la madre o si al menos dos médicos certifican que han encontrado una “anomalía fetal mortal”. Cuesta creer que estos republicanos pensaran que pedirle a una mujer que muera o dé a luz a un mortinato fuera demasiado.

Afortunadamente, el 94% de los 74,756 abortos realizados en la Florida el año pasado se hicieron en las primeras 12 semanas. Solo 17 se produjeron en fases posteriores del embarazo por violación o incesto, según datos de la Agencia para la Administración de la Atención Sanitaria.

Se puede argumentar que muy pocas personas se verán afectadas por la negativa de los legisladores a conceder exenciones a esas víctimas. Pero, ¿por qué no hacer una excepción si de todos modos solo se producirían unos pocos abortos?

¿Se trata de principios? ¿De religión?

No, se trata simplemente de una crueldad disfrazada de moralidad.