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De Turquía con amor: cómo sus telenovelas desbancaron a las mexicanas alrededor del mundo

Hubo un tiempo en el que la telenovela mexicana se convirtió en referente para todos los mercados que adquirían productos y contenidos televisivos en todas partes del mundo; títulos como 'Los ricos también lloran', 'Colorina', 'Vivir un poco', 'Cuna de lobos', 'Toda una vida', 'Amor en silencio', 'Teresa' (con Salma Hayek), 'Simplemente María' (con la Queen), 'Alcanzar una estrella (I y II)', 'El privilegio de amar', 'Cadenas de amargura' y la trilogía de 'Las Marías', con Thalía, son ejemplo de los productos de Televisa que llegaron muy lejos, llevando a estrellas mexicanas a hablar en otros idiomas y a volverse figurones allende las fronteras.

Sin embargo, es malo dormirse en sus laureles y de un tiempo a esta parte, las telenovelas turcas han llegado hasta el último rincón del mundo y hay que reconocer que ni los mismos turcos vieron venir el éxito global de sus melodramas, hasta el punto de que solo el gigante estadounidense del streaming les hace sombra. También Amazon Prime y Netflix han incorporado telenovelas turcas a sus catálogos internacionales, uno supone que con el objetivo de no dejar descubierto ningún frente de público, pues esto lleva su producto a decenas de países y millones de espectadores, algo de lo que se perdieron los magnates mexicanos al sacar todo el contenido de telenovelas de Televisa de Netflix para concentrarlo en su plataforma de suscripción Blim (que en realidad salió tarde y mal y no ha levantado cabeza ni en México), lo que sigue siendo considerado un error estratégico garrafal que costó millones a la empresa de comunicaciones más grande en América Latina.

Lo cierto es que la telenovela mexicana ya no se vende como antes, y que desde hace poco más de una década está bastante estancada (posiblemente 'Rebelde', que era, después de todo, un sucédaneo de una telenovela argentina, fuera el último gran éxito internacional de Televisa) y que los turcos no solo le pisaron los talones, sino que inexplicablemente los rebasaron, si bien no habían tenido antes tanta difusión con sus melodramas románticos y familiares, que irónicamente surgieron tras estudiar e imitar cuidadosamente los formatos que por años habían sido utilizados en México en telenovelas como las que mencionaba en un principio.

¿Cuál es el secreto para que las turcas hayan salido tan lejos y reporten tan buenos niveles de audiencia (tan así, que TV Azteca definitivamente cerró su división de novelas en 2017 y desde entonces solo transmite producciones turcas, que son las que compiten con las que ofrece Televisa en el llamado 'Prime Time', y así generan menos gasto a la empresa de Ricardo B. Salinas)?

Para empezar, es que sorpresivamente, sus temáticas son universales, al igual que el allure de sus actores y actrices, que son mucho más consistentes en sus interpretaciones y además, estando tan lejos, no tienen escándalos locales en revistas de chismes o en programas como 'Ventaneando', que los distraigan de su trabajo. Si a esto sumamos guiones que son melodramas clásicos, bien estructurados y con locaciones naturales y ambientaciones muy cuidadas, sobre todo las históricas como 'El Sultán', que fue la primera en abrir este fenómeno.

Los productores mexicanos todavía están sorprendidos por la forma como los turcos les han "comido el mandado" (como se dice aquí popularmente, para referirse al hecho de que les han ganado por sorpresa) vendiéndoles sus telenovelas para que se hagan versiones en español y ambientadas en México, siendo '¿Te acuerdas de mí?' con Gabriel Soto y Fátima Molina, que es una adaptación de 'Gecenin Kraliçesi', misma que se presentó en versión original como 'La Reina de la Noche', en 2016.

Como decía, el fenómeno turco lleva cuatro años y medio, gracias a cadenas como Imagen y TV Azteca y Televisa ha decidido que, si no puede con la competencia, se unirá a ella mediante extraños matrimonios: la adaptación mexicana de algunos de sus éxitos —fuentes cercanas a la dirección de contenidos señalan que ya se estudian las posibilidades de hacer versiones mexicanas de hits probados como 'Baharı Beklerken' ('The Light of Hope') que fue la sensación en pantallas del Bósforo, previa al brote de la epidemia COVID-19.

Esto en parte funciona como un control de daños, y de retener al público nacional, al mismo tiempo que se busca exportar también esta clase de productos como antaño, ya que un capítulo grabado de telenovela turca rinde más que una entrega local que costaba casi 500% más.

Sea como sea, Turquía vende sus melodramas –'dizi', en turco– a más de ochenta países. Su asignatura pendiente es el salto a la gran pantalla o a otros formatos televisivos. Chile es el país con más dizis en su programación, aunque en México y Argentina los pagan mejor. En Europa, al margen de las islas Británicas, casi el único país que no las compra es Alemania, porque, de todos modos, la inmigración turca ya las sigue con años de antelación, por satélite y en versión original.

Otras industrias audiovisuales se rompen la cabeza por el secreto de su éxito, cuando en el fondo se trata casi siempre del cuento de la Cenicienta (o del Ceniciento), y donde antes eso funcionaba muy bien en México parece ser que se aburrió el público y ahora para recuperarlo tendrán que dar gato por liebre, o bien, programar telenovelas turcas disfrazadas de melodramas mexicanos... y esta apuesta parece ser, a futuro, la única manera de salvar lo que antes era la industria más lucrativa en medios que México tenía.

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