De como la cima más alta de Suecia perdió su categoría este verano

El monte Kebnekaise con sus dos cimas, la helada (izqda) y la rocosa (dcha). - Crédito imagen Wikipedia
El monte Kebnekaise con sus dos cimas, la helada (izqda) y la rocosa (dcha). - Crédito imagen Wikipedia

En 1995, la colina galesa de Garth Hill (apenas 307 metros de altura) se hizo tremendamente popular a raíz de la película El inglés que subió una colina pero bajó una montaña, basada en novela homónima de Christopher Monger. En aquella obra, dos geólogos ingleses discutían sobre la conveniencia o no de considerar a la cima una colina (si no alcanzaba los 1000 pies de altura) o una montaña. Los lugareños consiguen salvar la autoestima del pueblo construyendo una estructura en la cima con los metros que faltaban para seguir considerándola una montaña.

La historia me ha venido a la cabeza estos días tras leer una historia similar en la que la mano del hombre degradó la categoría de una montaña en función a su altura. En este caso la historia no sucede en una pintoresca villa de Gales, sino en el norte de Suecia, en un enclave situado 150 kilómetros por encima de la línea que demarca el círculo polar ártico.

Allí, en el remoto norte sueco se encuentra el monte Kebnekaise, conocido por todos los escolares del país (como sucede en España con el Teide) por ser el pico más alto de la geografía nacional.

Pero aquí viene lo curioso, el monte Kebnekaise, considerada como digo “el techo” del país escandinavo desde que se midió por primera vez en 1880 (superando los 2100 metros), consta en realidad de dos picos, siendo el situado más al sur el más alto, con sus “oficiales” 2103 metros. Junto a él, su hermano nórdico es un poquito más bajo, con apenas 2097 metros de altura. (Ambos se pueden apreciar en la foto que abre este artículo).

Sin embargo, si el pico sur se llevaba – hasta ahora - el honor de ser la cima más elevada es porque contaba con la inestimable ayuda de un glaciar que lo coronaba, siendo el pico norte en cambio más rocoso y carente de nieves eternas.

Bien, si antes os decía que en esta historia la mano del hombre también ha tenido su protagonismo, es porque el calentamiento global es un fenómeno inducido por nuestras malas decisiones. Y sí, como seguramente imagináis, el alza en las temperaturas ha provocado un deshielo acelerado del glaciar situado en la cima del pico sur, reduciendo su altura real este verano – tal y como han comprobado científicos suecos – lo suficiente como para que su hermana rocosa del norte la adelante en altura.

La medición del “destrone” tuvo lugar el pasado 3 de septiembre, y el resultado fue que la cima sur había reducido su altura hasta los 2.096,8 metros. Eso son solo 20 centímetros menos que la cima norte, pero suficiente como para que los compatriotas de Greta Thunberg se sorprendieran.

Obviamente el resultado de la medición, que se realizó en verano de este año (cuando se alcanzaron unas temperaturas inusualmente altas en la región, hablamos de 34,8ºC el pasado 26 de julio en la villa de Markusvinsa) volverá a variar cuando lleguen las nieves de invierno. Entonces, el glaciar volverá a recuperar unos metros y el pico sur volverá a erguirse unos metros por encima de la cima norte. No obastante como digo, la noticia ha causado sensación en Suecia por lo icónico del lugar.

Más que como curiosidad, la noticia deberíamos tomarla como la enésima muestra de que el cambio climático está ya actuando ante los ojos del mundo. Las pruebas indican que la cima glaciar del Kebnekaise ha descendido 24 metros desde la década de los sesenta del siglo pasado, ocurriendo la mayor parte durante las dos últimas décadas, donde la media de retroceso del glaciar ha sido de un metro anual.

Me enteré leyendo The Guardian.