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Cómo la toxicidad de la WWE convirtió a Dave Bautista en una estrella de cine

MONTERREY, MEXICO - OCTOBER 15: Wrestling fighter Batista stands on the ring during the WWE Smackdown wrestling function at Plaza Monumental Monterrey on October 15, 2009 in Monterrey, Mexico. (Photo by Alfredo Lopez/Jam Media/LatinContent via Getty Images)

David Michel Bautista Jr. (Washington DC, 1969), más conocido como ‘Animal’ Batista, fue uno de los buques insignia de la WWE a comienzos de siglo y durante muchos años. Empezó su carrera como profesional de la lucha libre en 1999 y firmó por la compañía en 2000. Fue seis veces campeón y tiene el récord del reinado más largo de la historia con el cinturón de campeón del peso pesado. Sin embargo, su primera retirada, en 2010, fue por la puerta de atrás y su efímera vuelta al ring en 2014 estuvo acompañada de una animadversión brutal por parte del público. Posteriormente hizo alguna aparición promocional en 2018 y se enfrentó a todo un icono como Triple H en el Wrestlemania de 2019, siendo derrotado tras un combate espectacular y desapareciendo definitivamente del mapa de la WWE.

A raíz de su marcha definitiva, y ya asentado en el mundo del cine, en el que empezó a hacer sus pinitos en 2005, Batista ha escupido una y otra vez sobre la WWE. “Nunca me encontré cómodo [durante mis primeros años en la WWE]. No le gustaba a nadie. Estaba haciendo algo mal porque la compañía no contaba conmigo. No sabían qué hacer conmigo ni dónde podía encajar”, se sinceró recientemente en una entrevista para Men’s Health. “El wrestling es muy competitivo. Es un ambiente muy tóxico. Estás en una posición en la que tienes que mantenerte al máximo nivel todo el tiempo y es agotador, simplemente agotador”. Curiosas palabras, viniendo de alguien con un pasado tan oscuro como poco esperanzador como el de Batista antes de ser ‘rescatado’ por la WWE.

Hijo de madre con raíces griegas y padre descendiente de inmigrantes filipinos, Batista no tuvo precisamente una niñez de color de rosa. El ‘pequeño Animal’ creció en la pobreza, tal y como ha admitido en más de una ocasión. Hasta los nueve años formó parte de un entorno hostil en el que la delincuencia y la violencia eran protagonistas, llegando a presenciar hasta tres asesinatos en la parte delantera de su casa. En su adolescencia, Batista se dejó llevar por ese caudal de criminalidad y se dedicó a robar coches con sólo 13 años. Se independizó con 17 años, mucho antes de la mayoría de edad en Estados Unidos, y se obsesionó con su físico, entregándose por completo al levantamiento de pesas y el culturismo, lo que le llevó a encontrar trabajo como portero en un club nocturno. Y como no podía ser de otro modo acabó metiéndose en problemas serios.

Durante una pelea a las puertas del club, Batista lesionó a una persona y dejó inconsciente a otra, siendo detenido por la policía y, después de ser juzgado, castigado con un año de libertad condicional. “En aquella época estaba muy preocupado. Recibíamos amenazas todas las noches. Era un lugar muy violento, como una zona de guerra”, reconoce pasados los años. Esto le hizo cambiar de aires. Fue socorrista, recepcionista de un gimnasio… Pasó de trabajo en trabajo hasta terminar decantándose por el wrestling, después de verse completamente avergonzado y humillado, como él mismo confiesa, por tener que pedir dinero a un compañero para poder comprar regalos de Navidad a su familia. Por esto resulta cuanto menos curioso que, viendo sus orígenes, los entresijos de la lucha libre le pareciesen tan duros, complicados y tóxicos.

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Sin embargo, el wrestling tampoco acabó de llenarle. Consiguió éxito y se convirtió en una de las caras de la WWE (en España tuvo una fama brutal), pero no era lo que él quería. Sus sueños eran otros y pasaban por el mundo del cine. Quería ser actor, y todo por una promesa que le hizo a un amigo. Pero el cambio de aires no fue sencillo.

Durante sus primeros pasos en el mundo de la actuación, Batista se dio cuenta de que había dos inconvenientes importantes: era muy mal actor y la WWE no le facilitaba hacer sus pinitos delante de las cámaras. Aun así, ‘Animal’ siguió en sus trece y lo intentó con más ganas… y con todas las consecuencias, entre las que estaban tener que abandonar el wrestling y, por culpa de ello, arruinarse. “Quise perseguir el sueño de actor porque me di cuenta de que era muy malo. Era horrible. Por aquel entonces estaba en WWE pero me surgió la oportunidad de hacer una película. Amaba el wrestling y era todo lo que quería hacer”, explica años después Batista. “Estaba obsesionado con la lucha libre, pero actuar era un favor que tenía que hacerle a un amigo, y me di cuenta que era un actor horrendo. Quería demostrar que podía hacerlo mejor. Supe que WWE no me dejaría hacer nada fuera de la compañía así que tuve que dejarlo para demostrarme a mí mismo que podía ser un gran actor”.

Después de hacer algunos papeles pequeños en películas y series sin demasiado renombre, muchas veces apareciendo como él mismo, fue consciente de que las cuentas no salían a fin de mes y tenía un problema. “Fue una pesadilla, perdí todo el dinero que había ganado con el wrestling y tuve que pelear realmente duro por conseguir una audición ya que no querían exluchadores”, recuerda Batista. “Me fui estando en lo más alto. Estaba bien y llevaba una buena vida, pero me marché. Pasé mucha hambre durante tres años, quedé destrozado y lo perdí todo. No podía encontrar trabajo en el cine pero me prometí a mí mismo que no regresaría a un ring hasta haber demostrado que podía ser buen actor”. Fue entonces cuando la fortuna por fin sonrió a ‘Animal’.

Su represente le llamó para comunicarle que le había conseguido una audición para Guardianes de la Galaxia. Era su gran oportunidad y, de repente, todo se puso de cara. “El director James Gunn y yo conectamos a las mil maravillas y cambió el rumbo de mi vida, no sólo de mi carrera sino también de mi vida personal por eso soy tan leal a él”. Una lealtad que le sirvió para hacerse con un hueco en Hollywood y empezar a ser tenido en cuenta. “Cuando acabé Guardianes de la Galaxia lo primero que hice fue llamar a Vince McMahon [mandamás de la WWE] y decirle: ‘Estoy listo para una etapa más’”.

Sin embargo, su retorno a la WWE en 2014 no fue precisamente el soñado. Tras varias apariciones previas, regresó para ser pieza fundamental en el Wrestlemania 30, pero los aficionados le volvieron la espalda. Daniel Bryan era el nuevo fan favorite y los espectadores abuchearon a Batista una y otra vez. El propio Bryan le derrotó en una triple amenaza en la que también estaba el campeón Randy Orton, provocando su segunda retirada y motivándole más aún para volver al cine.

Con el respaldo de Hollywood y el Universo Marvel, después de haber sido Drax el Destructor, le llegó Dune. Denis Villeneuve contó con él para el papel de Glossu Rabban y le incluyó en un elenco con nombres de postín para dar forma al reparto de la que se perfila como una de las películas de 2021. “Dejé una carrera en la lucha libre profesional para arriesgarme porque me enamoré de la actuación. Me tomó una eternidad conseguir un trabajo. Y cuando alguien como Denis me llama y me dice ‘realmente quiero que interpretes este papel’, eso valida el sacrificio y la oportunidad que asumí yo mismo”.

VÍDEO | El imparable ascenso de Dave Bautista en el cine.

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