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Dan salmones vivos a orca enferma, pero no los come

Salmones chinook vivos son arrojados al agua frente a la isla de San Juan, en el estado de Washington, el viernes 10 de agosto de 2018. Los expertos le arrojaron salmones vivos a una orca enferma el lunes 13 de agosto, pero no se los comió. (Alan Berner/The Seattle Times vía AP, Pool)

SEATTLE (AP) — Los científicos a cargo de los esfuerzos para salvar a una orca enferma en el noroeste de Estados Unidos liberaron salmones vivos frente a ella, pero no vieron que capturara ninguno.

El operativo en el cual se liberaron ocho salmones desde un bote el domingo forma parte de un esfuerzo extraordinario para salvar a la ballena enferma de 3 años y medio llamada J50, que está desnutrida y con el cuerpo en malas condiciones. Un veterinario revisó más de cerca al mamífero el jueves y también le inyectó antibióticos por medio de un dardo.

Los científicos quieren ver si pueden darle medicamentos a un salmón vivo y alimentarlo a la ballena, pero primero tenían que verificar si se comería al pez.

Brad Hanson, biólogo de vida silvestre en el Servicio Nacional de Pesca Marítima, dijo el lunes a la prensa que el equipo esperará a que las orcas regresen a las aguas internas del estado de Washington para analizar cuál será el siguiente paso. La última vez que se vio a las ballenas se dirigían hacia el occidente a aguas más abiertas.

Las orcas, que se alimentan de pescados, han pasado apuros durante años por la escasez de salmón Chinook _su comida favorita_, la contaminación con sustancias tóxicas y las alteraciones por el ruido de los navíos. Sólo quedan 75 de ellas, el número más bajo en tres décadas.

Hanson dijo que vio a J50 “avanzar penosamente” junto a su manada en la isla San Juan en la costa del estado de Washington, a unos 161 kilómetros (100 millas) al norte de Seattle. Parecía cansada de nadar en la corriente, e incluso se movía hacia atrás mientras las otras ballenas la rebasaban.

Su condición corporal es bastante mala, dijo, y no se le ve “con mucha vida”. No realiza actividades sociales, tales como arrojarse al aire para caer sobre el mar, pero los expertos no ven que otras cosas estén empeorando, dijo Hanson.

Durante el intento de alimentarla el domingo, los indígenas lummi y otras personas colocaron su bote a unos 100 metros frente a J50 y las otras ballenas.

Manteniéndose delante de la manada en las fuertes corrientes, sacaron salmón de la popa y lo lanzaron a través de un tubo azul hacia el agua.

Hanson dijo que el operativo fue muy exitoso, aunque no vieron a J50 comer. Algunas de las ballenas respondieron al paso de un salmón, agregó, pero no quedó claro si era uno de los que habían sido arrojados del bote.

“Nunca se había intentado algo así”, dijo.