Cuestiona lo que quieras a Robeisy Ramírez, pero no digas que se rindió por salvar parte del naufragio

La derrota por nocaut técnico de Robeisy Ramírez deja, sin duda, un mal sabor de boca.

Después de todo, había mucha expectativa y carga de buenas voluntades hacia la posibilidad de que el cubano recuperase la faja mundial que había cedido el diciembre pasado en Pembroke Pines a manos de Rafael “Divino’’ Espinoza.

Ciertamente, la imagen de un Ramírez levantando bandera blanca en el sexto asalto sorprendió a muchos, mientras que otros no se convencen de su explicación: que un codazo del mexicano en los rounds previos había complicado de manera seria su visión y al final Top Rank puso de relieve la ruptura del hueso orbital.

“Me dio con el codo dos veces en el cuarto asalto’’, comentó el cienfueguero en la entrevista sobre el ring en Phoenix, Arizona.

“Fue entonces cuando empecé a ver doble. Se lo dije al árbitro. Hizo su trabajo. Le regañó, pero el daño ya estaba hecho. Creo que abandonar el combate fue la mejor decisión. Lo hice en lugar de recibir más golpes, sobre todo porque tengo visión doble, y no pude dar lo mejor de mí’’.

Todos los fanáticos están en su derecho de cuestionar si estuvo bien o mal por parte de Ramírez el no continuar la acción, pero hay que estar en la piel del peleador para entender de dolores y preocupaciones, y sobre todo, de la salvaguarda de la salud y la carrera.

De los cinco primeros asaltos del combate, de manera bastante clara el antillano ganó unos cuatro gracias a una estrategia de moverse y golpear, haciendo fallar bastante al mexicano que solo en el quinto comenzó a adivinar un poco mejor a su oponente.

¿Cómo es posible que Ramírez haya decidido abandonar si tan bien le iba en la pelea? ¿Cómo querer echar por la borda los meses de campamento y el año de espera, después de haber pedido esta revancha con todas sus fuerzas? No tiene sentido el dejarlo todo atrás si acaso no fuera por un motivo de causa mayor.

Ahora pudiera parecerle a algunos una opción cobarde, pero Ramírez sabía mejor que nadie todo lo que estaba en juego y pensó con la cabeza fría antes de que con otras partes del cuerpo. Muy probablemente salvó un trozo de carrera porque este no debe ser el fin de todo.

Dirán que el propio Divino peleó con un pie lesionado, que a los mexicanos hay que matarlos en la raya, pero hay está el ejemplo de Tim Szyu, a quien debieron pararle el combate ante Sebastián Fundora y lo dejaron para que recibiera un tremendo castigo por soberbia o por estupidez disfrazada de hombría.

Para su siguiente pelea y contra un oponente menor que Fundora lució la sombra de lo que fue y no hay que tener dos dedos de frente para imaginar cómo Espinoza habría golpeado, como si tuviera un martillo eh la mano, encima de ese ojo que para el momento de la entrevista con ESPN ya estaba en extremo inflamado.

“Solo estaba haciendo mi trabajo’’, indicó el mexicano.

“Apenas estaba empezando. Sinceramente, creo que la presión y el resto de los asaltos iban a ser muy difíciles para él. Esto significa que sintió mi poder. Sintió mi mano. Tal vez pensó que no sería capaz de manejarlo. Pero sucedió. Gané’’.

El video demuestra claramente que el cabezazo fue real. El ojo abultado de Ramírez es la prueba de que no mentía. ¿Qué podía continuar? Claro que podía, pero a qué precio. Tal vez ahora estaríamos aplaudiendo su gallarda derrota, pero él lamentando la visión disminuida.

Y sí, su carrera sufre un gran varapalo. Habrá que ver cómo encaja ahora Ramírez en los planes de una empresa tan ambiciosa como Top Rank, que el próximo año sufrirá cambios fundamentales en la manera que pretende llegar a la afición.

Ramírez corría un riesgo si continuaba peleando y ahora corre un riesgo de futuro, pero es su decisión y hay que entenderla en vez de llamarle cobarde o rendido.

“Es la mejor decisión para cuidar mi salud’’, recalcó el cubano luego de que el árbitro decretase el triunfo de Espinoza en el sexto asalto. “Si no puedo continuar debido a mi visión, es mejor parar’’.

Si él lo dice...