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¿Son los cuernos falsos de rinoceronte realmente una solución contra la caza furtiva?

Kenya Wildlife Service (KWS) director Julius Kipng'etich displays a rhino horn intercepted at the Jomo Kenyatta international airport in the capital Nairobi, July 14, 2009. The smuggled consignment of 16 raw elephant ivory weighing 280kg and 2 fresh rhino horns weighing 18kgs and valued at over 1 million dollars was on transit from Mozambique capital Maputo to Laos, one of East Asia's poorest countries.  REUTERS/Thomas Mukoya (KENYA CRIME LAW ANIMALS ENVIRONMENT IMAGES OF THE DAY)
REUTERS/Thomas Mukoya (KENYA CRIME LAW ANIMALS ENVIRONMENT IMAGES OF THE DAY)

Hace unos años se dio con una solución que parecía perfecta para acabar con la caza furtiva que tanto amenaza a las poblaciones de rinocerontes: imprimir cuernos de rinoceronte artificiales.

¿Por qué era una buena idea? Los furtivos de rinoceronte lo que buscan son los cuernos de los animales, que tienen un precio enorme en el mercado ilegal. Si el mercado se encuentra de repente con una gran cantidad de cuerno de rinoceronte, éste pasa a valer mucho menos, con lo que los furtivos tienen menos incentivo para realizar sus acciones ilegales, y también queda menos margen para pagar sobornos a las autoridades. Si los cuernos valen menos, la gente se arriesgará menos para conseguirlos.

Pero si nos fijamos en los datos y en la realidad, el comercio ilegal de cuerno de rinoceronte, y la caza furtiva de este animal, no ha desaparecido. Ni siquiera ha descendido notablemente. Y esto es porque aunque la idea, en principio, no parece mala, en realidad nunca llegó a funcionar. Incluso hay bastantes dudas de que fuese a llegar a funcionar nunca.

Nunca ha llegado a funcionar porque nunca ha llegado a ponerse en el mercado cuernos artificiales de rinoceronte fabricados en impresoras 3-D, que era la idea que se tenía. El desarrollo ha sido muy largo, y sin éxitos, y ahora mismo la empresa que iba a encargarse se encuentra sin fondos.

Pero es que la idea inicial no era imprimir réplicas de los cuernos. En un principio se iba a generar polvo de cuerno de rinoceronte - que es el producto que se emplea en medicina tradicional china - artificial para alterar el mercado. Este paso directamente se descartó.

Así que el problema es que no se ha llegado a fabricar el cuerno artificial, pero si se hubiese hecho, ¿habría funcionado? Algunos expertos en conservación dudan bastante de que esta idea hubiese servido de mucho.

Para empezar, porque el comercio de productos relacionados con especies protegidas - bien sean los animales enteros, o maderas de árboles protegidos, cuernos de rinoceronte y un largo etcétera - está regulado por el convenio CITES.

Bien, pero ¿qué pasa entonces? Que, o bien sería ilegal comerciar con los cuernos artificiales, o bien es legal hacerlo. Si es ilegal, los cuernos artificiales no sirven para nada. Pero si lo haces legal, serviría como excusa para los furtivos. Si pillan a un furtivo con un cuerno de rinoceronte, bastaría con decir que es un cuerno artificial para que quedase libre.

Una posible solución a ese problema es, simplemente, ponerle un código o un marcador al cuerno artificial para que se sepa cuáles se pueden comerciar legalmente y cuáles no. Pero igual que lo sabrían las autoridades, lo terminarían sabiendo los furtivos, con lo que el problema de la caza furtiva realmente no se soluciona.

Por otra parte, puede que incluso aumente el furtiveo. Porque a fin de cuentas, habría más mercado, ya que habría más cuernos - entre artificiales y naturales - y eso aumentaría el interés por parte de gente que de otro modo no se implicaría en ello. O puede que incluso la cosa sea más sencilla: vale, baja el precio del cuerno artificial, lo que obligaría a los furtivos a cazar más para conseguir el mismo beneficio que antes lograban con menos piezas de caza.

En definitiva, lo que se pensaba que era la solución definitiva para acabar con la caza furtiva de rinocerontes ni siquiera ha llegado a ponerse en marcha, y no ha solucionado el problema.

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