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Cubanos decidirán sobre polémico código de familia que permite el matrimonio igualitario

Los cubanos votarán este domingo en un referendo para decidir si dan luz verde a un polémico código de familia que permitiría el matrimonio homosexual y la gestación subrogada, pero que ha desatado la oposición de sectores religiosos y activistas que cuestionan la intensa campaña gubernamental detrás del Sí.

El nuevo código incluye varios artículos que permiten a las parejas del mismo sexo casarse y adoptar niños y amplía los derechos de las mujeres, los niños y las personas mayores. También proporciona un camino para que las familias tengan hijos empleando una madre sustituta no remunerada, una práctica conocida como gestación subrogada.

El referéndum del domingo se produce después de un largo proceso de redacción y un fuerte rechazo de los conservadores de línea dura en el gobierno y los grupos religiosos que, en 2018, obligaron a las autoridades a eliminar un artículo que habría legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en el texto de la nueva Constitución que se estaba debatiendo en ese momento.

El gobierno decidió entonces que abordaría el tema en el contexto de un nuevo código de familia y, en una decisión criticada, anunció que la nueva ley también tendría que ser ratificada en un referéndum. De manera poco común, el código ya fue aprobado por la Asamblea Nacional, el órgano legislativo de Cuba, e incluso publicado en la Gaceta Oficial, pero las autoridades aclararon más tarde que si gana el No, el nuevo código no se aplicaría.

Desde hace meses, el líder cubano Miguel Díaz-Canel y las cuentas oficiales del gobierno han estado haciendo campaña en las redes sociales por el Sí. Díaz-Canel se reunió este martes con un grupo de activistas LGBTI, intelectuales y expertos vinculados al gobierno y a los que denominó representantes de distintos sectores sociales, entre ellos adultos mayores, miembros de grupos religiosos, estudiantes y profesionales, en un escenario cuidadosamente diseñado para transmitir la cercanía de Díaz-Canel y el apoyo de la población a la nueva ley.

“Estoy segura de que este momento también es un hito en la historia de la Revolución y, además, del derecho familiar; muchos países se van a inspirar en esta experiencia”, dijo la hija de Raúl Castro, Mariela Castro, durante el encuentro.

Como directora del Centro Nacional de Educación Sexual, Mariela Castro ha sido una firme defensora del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero también ha sido criticada por tratar de borrar el papel de su familia en la persecución de los homosexuales después de que su tío, el difunto Fidel Castro, ascendiera al poder. Castro y su hermano Raúl supervisaron el envío de miles de homosexuales, personas que profesaban creencias religiosas y otras percibidas como hostiles al nuevo gobierno a campos de trabajos forzados conocidos como Unidades Militares de Ayuda a la Producción o UMAP en la década de 1960.

En el encuentro, el escritor cubano Miguel Barnet, de 82 años, quien como intelectual y homosexual fue amenazado una vez con ser enviado a uno de los campamentos de las UMAP, elogió la “honestidad y la valentía” de Fidel Castro porque “se responsabilizó con la UMAP y con el tema de la discriminación sexual, cuando él no tuvo esa responsabilidad”.

Pero a pesar de la forma en que el gobierno ha manejado el asunto, la nueva ley ha generado intensa controversia, principalmente en las redes sociales y los medios de comunicación independientes.

Los obispos católicos cubanos se han opuesto enérgicamente al código, al que consideran imbuido de “ideología de género”.

Los críticos también dicen que el referéndum sobre el código de familia es una cortina de humo para un gobierno que necesita desesperadamente mostrar algo de legitimidad y una victoria en un momento en que la economía y la represión política están en su peor etapa.

Miembros de la oposición, activistas y periodistas independientes han escrito artículos y han hecho campaña en las redes sociales por el voto en contra o una abstención, refiriéndose al referendo como un puesta en escena del gobierno, que está equiparando abiertamente el voto a favor con apoyar la revolución y que presentará un resultado positivo como muestra de democracia.

La periodista independiente y disidente cubana Miriam Celaya escribió que “más allá de los resultados del circo y con independencia de los resultados de las urnas”, el referéndum fue una artimaña del “mismo régimen dictatorial, represor y homofóbico” para sembrar división y distraer a la población.

“Sería grandioso”, agregó en la publicación de Facebook, “que dejáramos de ser tan idiotas de una buena vez para despertar al irrebatible hecho de que toda coreografía democrática de ‘participación ciudadana’ en esta Isla es una colosal tomadura de pelo”.

Los críticos del gobierno también han señalado que las autoridades están ampliando selectivamente algunos derechos mientras niegan las libertades civiles y políticas fundamentales. Pero otros dicen que oponerse al gobierno no debe ser a expensas de los derechos de las minorías y otros beneficios positivos incluidos en el código, como mecanismos para proteger a los niños contra la violencia.

“Vamos a tener matrimonio igualitario, un derecho humano ampliamente peleado por la comunidad LGTBIQ en Cuba”, dijo en Facebook la historiadora del arte cubana Carolina Barrero, a quien el gobierno obligó a exiliarse en España.

“Vamos a tener también democracia, derechos civiles y políticos”, agregó. “Las dos cosas no son antagónicas. Solo en la ficción totalitaria que promueve el castrismo se oponen la una a la otra. Pero nosotros lo comprendemos, ese caramelo envenenado ya no nos confunde. La democracia la estamos construyendo desde dentro del autoritarismo.”

Varias activistas también han cuestionado por qué los derechos LGBTI deberían someterse a votación tras la aprobación de la Asamblea Nacional y la falta de referencia a los feminicidios en el código de familia, los que van en aumento en Cuba, según grupos que siguen los asesinatos como Yo Sí Te Creo y Alas Tensas.

Pero a pesar de sus deficiencias, muchos miembros de la comunidad LGBTI y grupos de derechos de las mujeres han dicho que votarán para que el código de familia se convierta en ley, incluso si sirve políticamente al gobierno.

Si gana el No, el régimen posará de democrático, asumiendo el resultado como la ‘soberana decisión del pueblo’, no les afectará políticamente, todo lo contrario”, escribió en Facebook el actor y activista LGBTI cubano Daniel Triana. “Les conviene reconocer una expresión de disenso. Como quiera hay una DICTADURA en Cuba pero un caso, viviremos en una DICTADURA con algunos derechos garantizados. Yo prefiero el Sí”.