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Cuauhtémoc Blanco, el primer rebelde del plan de López Obrador

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Ante la determinaciones de Cuauhtémoc Blanco, en su calidad de gobernador electo que busca tener el control de su futuro gobierno, lo que incluye mantener buena relación con la mayoría de los legisladores del estado de Morelos y construir un equipo de colaboradores leales a él y capaces de cumplir un programa de trabajo, la dirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky, se inconformó y reprochó que Blanco no le hubiera entregado la mitad de las posiciones de gobierno, principalmente la secretaria de Gobierno que quería para Rabindranath Salazar.

La presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, acusó a Cuauhtémoc Blanco de ofrecerles obra pública y dinero a los diputados locales ocasionando con ello división. “Tristemente les dicen a los diputados:
vénganse con nosotros, les vamos a dar obra y les vamos a dar dinero. Esto es algo que tendría que conocer el futbolista, nosotros no funcionamos así”.

Yeidckol Polevnsky esperaba que el gobernador electo tuviera con Morena una cortesía política que se tradujera en el reparto del poder; esperaba que Cuauhtémoc Blanco nombrara secretario de Gobierno a Rabindranath Salazar (aspirante al gobierno de Morelos de Morena que se hizo a un lado para darle la candidatura a Cuauhtémoc, del PES) y que le dijera “ten la mitad de los cargos; la mitad para Morena, la mitad para nosotros y gobernamos en forma conjunta”. (El Financiero 11 de septiembre de 2018)

En su reproche, Polevnsky responsabilizó a José Manuel Sanz, español nacionalizado mexicano hace más de 30 años, representante y brazo derecho de Blanco, por la supuesta influencia de éste entre los diputados de Morelos.

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Según versiones periodísticas, Polevnsky expresó: “Nosotros teníamos ocho diputados con los cuales éramos el único grupo parlamentario que podía hacer mayoría (en Morelos). Nos ha ido quitando el españolete éste, a nombre del gobernador, a nuestros diputados”. (Excelsior 11 de septiembre de 2018)

Cuauhtémoc Blanco por la vía de las redes sociales le respondió a la dirigente de Morena: “Reitero mi absoluto respeto a las opiniones de la dirigente nacional de Morena, lamento profundamente las expresiones xenófobas hacia José Manuel Sanz y mantengo firme la postura del respeto absoluto a la vida interna y decisiones de los partidos políticos, recojo con atención la recomendación del Lic. Andrés Manuel López Obrador, la campaña política terminó, ahora somos gobierno y ello requiere serenidad y mucho trabajo”.

Este episodio de confrontación con la presidenta de Morena pone en evidencia que cuando se tiene el poder en grande, como ahora sucede con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, también se corre el riesgo de cometer grandes tropiezos, que solo se explican debido a la soberbia que suele
envolver a quienes se sienten con el derecho a reclamar lo que no les pertenece y ese es el caso con Cuauhtémoc Blanco que fue aprovechado por el Partido Encuentro Social y por Morena para asegurar su triunfo electoral en julio.

La presidenta de Morena debiera tener presente que el responsable del gobierno de Morelos será Cuauhtémoc Blanco, quien no está dispuesto a que le arrebaten el poder entregando las principales posiciones a Morena en la persona Rabindranath Salazar, quien fue depuesto de la candidatura por López Obrador con la intención de aprovechar la innegable popularidad de Blanco.

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Es bueno que los ahora ganadores vayan integrando en su conciencia que la campaña quedó atrás y que en dos meses y medio serán gobierno y cada quién tendrá que asumir su propia responsabilidad. Cuauhtémoc Blanco fue un futbolista singular y su fama fue aprovechada por algunos mercenarios, de quienes ha aprendido la lección de la política de servirse de la gente para obtener y conservar
el poder.

Como político Blanco no ha sido eficaz, pero ha tenido el acierto de rodearse de personas leales a él, vinculadas a la comunidad del estado de Morelos, profesionistas especializados con poca o ninguna experiencia en la administración pública y, tal vez por eso, su concepción del triunfo electoral no es parecido al de Yeidckol Polevnsky que, por su reclamo, dejó ver que lo considera como un botín
que debe ser repartido entre los cómplices.

Por lo pronto, la actitud de Cuauhtémoc Blanco parece un buen presagio para el estado de Morelos, que sufre las consecuencias de la ambición de sus malos gobernadores. También podría ser un ejemplo para los gobernadores que están en funciones y los que entrarán en unos meses para que no se dejen avasallar por el gran poder que alguien quiere sólo para él. En la política se actúa.