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Cuando una de las mayores aficiones durante el siglo XIX era apostar por ver cuántas ratas podía cazar un perro

Una de las mayores aficiones durante el siglo XIX era apostar por ver cuántas ratas podía cazar un perro (imagen vía Wikimedia commons)
Una de las mayores aficiones durante el siglo XIX era apostar por ver cuántas ratas podía cazar un perro (imagen vía Wikimedia commons)

Conocido como Rat-baiting, durante gran parte del siglo XIX y hasta 1912, año del que se tiene constancia de celebrarse por última vez en Leicester (centro de Inglaterra), una de las mayores aficiones que reunía en pubs y lugares clandestinos a un gran número de personas de toda clase social (desde miembros pertenecientes a la nobleza hasta lo más bajo de la sociedad británica) era el apostar para ver cuántas ratas era capaz de cazar un perro.

Una cruel afición que generó un extraordinario interés por parte de todo aquel que tenía ganas de realizar una apuesta y ver un espectáculo extremo (y desagradable).

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El rat-baiting solía realizarse en una especie de cuadrilátero (e incluso una pista circular) con un vallado de aproximadamente medio metro y alrededor del cual se situaban los espectadores y apostantes. Dentro se colocaba un perro (que solía ser de la raza Terrier, aunque con el tiempo se utilizó todo tipo de canes) y se soltaban un gran número de ratas (alrededor de un centenar).

Los espectadores debían apostar cuántas ratas sería capaz de capturar y matar en un determinado tiempo que se establecía y ganaban aquellos que acertaban.

Un desagradable espectáculo en el que los asistentes jadeaban al perro para que éste matase más rápido o diera caza a las presas y que se inició muchas décadas antes de iniciarse la conocida como ‘Época Victoriana’ (Victoria I del Reino Unido comenzó a reinar en 1837), pero que se alargó durante todos los años en las que la más famosas de las reinas británicas se mantuvo en el poder.

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Anecdóticamente, un par de años de que Victoria subiese al trono, desde el Parlamento Británico se legisló sobre aquellos trabajos, espectáculos o deportes en los que se hacía servir animales y el maltrato de éstos a través de la ‘Ley de Crueldad contra los Animales’ (Cruelty to Animals Act) aprobada en 1835. En ella se prohibían las peleas de gallos, el hostigamiento a los osos (que consistía en un espectáculo en el que se pegaba con varas a un plantígrado), así como cualquier tipo de trato violento y vejatorio de animales como perros, ovejas, toros o el ganado en general. Nada se decía en la mencionada ley sobre la prohibición de dos de las prácticas más famosas en el Reino Unido en aquel momento: la caza del zorro y el rat-baiting.

El Rat-baiting fue una de las mayores aficiones de la clase alta británica durante la Época Victoriana (imagen vía Wikimedia commons)
El Rat-baiting fue una de las mayores aficiones de la clase alta británica durante la Época Victoriana (imagen vía Wikimedia commons)

Por tal motivo, a partir de 1835 la afición por ver cómo un perro cazaba ratas se incrementó de una manera considerable en todo el país e incluso esta práctica fue exportada hacia otros países por los emigrantes (la gran migración de irlandesa durante el siglo XIX hacia Estados Unidos llevó consigo sus costumbres y tradiciones).

Durante las siguientes décadas el rat-baiting siguió practicándose y a pesar de que se seguía legislando contra la crueldad animal nada se decía sobre ello (se aprobaron nuevas leyes en 1849, 1876 y 1900). Muchos expertos indican que el hecho de que en ninguna de esas modificaciones se incluyera la prohibición sobre las apuestas en la caza de ratas era una manera de no reconocer oficialmente que ésta se estaba realizando y que, además, muchos de quienes acudían a apostar eran distinguidos miembros de la nobleza, aristocracia e incluso parlamentarios o del gobierno británico.

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Cabe destacar que con la llegada del siglo XX la afición por el rat-baiting descendió considerablemente, sobre todo entre las clases pudiente, quedando como una afición entre las clases más bajas. Posiblemente ese fue el motivo por el que en 1911 sí que se incluyera la prohibición del rat-baiting en la nueva ley de crueldad contra los animales que se aprobó en el Parlamento Británico el 18 de agosto de ese mismo año.

Personas de todas las clases sociales apostaban y eran aficionadas al Rat-baiting (imagen vía Wikimedia commons)
Personas de todas las clases sociales apostaban y eran aficionadas al Rat-baiting (imagen vía Wikimedia commons)

A partir de entonces el rat-baiting se convirtió en algo ilegal y que ya no se realizaba en lugares públicos, sino en cobertizos y a escondidas. Las autoridades ordenaron la persecución y detención de cualquier persona relacionada con esta práctica. La última constancia que queda de ella fue la realizada en Leicester, tal y como menciono al inicio del post.

Hay que señalar que actualmente (y desde hace unas décadas) se ha vuelto a poner de moda el utilizar perros para cazar ratas en un gran número de lugares, pero no como un deporte de apuestas sino como una efectiva practica para acabar con las plagas de estos roedores que de vez en cuando aparecen en algunas poblaciones.

Fuentes de consulta e imágenes: victorianweb / staffordmall / shootinguk / creepybasement / Wikimedia commons