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Cuando tu mascota se convierte en un monstruo invasor

No podemos decir que los coloridos peces dorados (Carassius auratus) que adornan miles de peceras por todo el mundo sean una moda pasajera o una tendencia reciente. En realidad, estos pequeños carpines dorados ya eran utilizados, hace más de mil años, en la China de la Dinastía Ming como ornamentos en estanques y jardines.

Son manejables, divertidos, fáciles de adquirir y su uso como mascota ha iluminado la cara a los niños durante décadas. Además, sus colores y el hecho de que sean sencillos de mantener y alimentar ha incrementado aún más su utilización como motivo decorativo en tanques, peceras y acuarios.

Sin embargo, esta sencilla mascota originaria de Asia puede representar una grave amenaza para numerosos ecosistemas, donde actualmente está causando verdaderos estragos entre otras especies y peces autóctonos. Porque, no lo olvidemos, estos simpáticos pececitos al fin y al cabo no dejan de ser carpas, una especie carnívora que puede llegar a crecer hasta extremos insospechados.

Una de las prácticas más habituales cuando ya no se quieren estos peces como mascotas es lanzarlos por el inodoro o soltarlos en ríos o lagos, donde pasan rápidamente a romper la cadena trófica amenazando seriamente las especies locales.

Un alto porcentaje de estos peces dorados sobreviven sin muchas dificultades al paso por las cañerías de tu WC y terminan instaladas en las aguas de ríos y pantanos donde, sin las limitaciones de una pequeña pecera, crecen y crecen alimentándose de los huevos de otras especies de peces.

Se han llegado a registrar peces dorados tan grandes como balones de fútbol y con un peso que superan ampliamente los dos kilogramos. Y como no podía ser de otra manera, en los frágiles ecosistemas de Australia, estas carpas doradas se están convirtiendo en una auténtica plaga.

Para agravar aún más la situación, su alimento preferido son los huevos de otros peces que, en muchos casos, son insectívoros por lo que ayudan a controlar las plagas de mosquitos y otros vectores de enfermedades. Con la población de peces locales en franca disminución, los insectos se reproducen y el equilibrio de todo un ecosistema acuático puede verse descompensado.

El tema de las mascotas exóticas se está convirtiendo en un serio problema (recordemos que hasta un 15% de las mascotas abandonadas pueden ser especies invasoras) que están desplazando a muchas especies autóctonas y creciendo a un ritmo desmesurado. Tortugas de orejas rojas que han colonizado pantanos, ruidosas cotorras argentinas que han invadido ciudades como Madrid o Barcelona o incluso mamíferos tan voraces como el visón americano nos dan una buena pista de lo peligrosa que puede ser una simple mascota.

Referencias y más información:

Erin Blakemore “Ginormous Goldfish Are Invading Australian Rivers” Smithsonian Magazine

Amelia Butterly “Unwanted pet goldfish growing to the size of a football” BBC News