Cuando 15 barcos con sus respectivas tripulaciones quedaron atrapados en el Canal de Suez durante 8 años

En los últimos días se ha hecho viral la noticia sobre el buque de contenedores ‘Ever Given’, de la empresa taiwanesa Evergreen, que, debido a su gran tamaño (400 metros de eslora, 59 de manga y una capacidad de 224.000 toneladas) ha quedado encallado en medio del Canal de Suez, imposibilitando la navegación del resto de embarcaciones que deben transitar por el paso que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo (principal vía de tránsito comercial entre Asia y Europa), provocando una retención de docenas de barcos y cargamentos que debían cruzarlo en ambos sentidos.

Vista del Canal de Suez (imagen de archivo vía lrosa/Flickr)
Vista del Canal de Suez (imagen de archivo vía lrosa/Flickr)

Hace cinco décadas, el Canal de Suez también fue protagonista de otra curiosa historia en la que una quincena de barcos, de diferentes nacionalidades (cuatro británicos, dos estadounidenses, dos suecos, dos polacos, dos alemanes occidentales, uno francés, un búlgaro y un checoslovaco) quedaron atrapados, con sus respectivas tripulaciones a bordo, a lo largo de 8 largos años (entre 1967 y 1975).

Aquellas quince embarcaciones no tuvieron ningún problema mecánico o quedaron allí atrapadas por culpa de que alguno de esos buques les imposibilitara el paso, sino que fueron víctimas del sabotaje realizado a instancias del presidente de Egipto, Gamal Abdul Nasser, quien ordenó bloquear a su ejército las entradas (o salidas) por ambos lados, debido a la confrontación bélica de su país con Israel a consecuencia de la llamada ‘Guerra de los Seis días’ que enfrentó a ambos países entre el 5 y el 10 de junio de 1967.

El presidente egipcio, con tal medida, quería evitar que los israelitas pudiesen usar el paso del Canal de Suez y por tal motivo, las fuerzas egipcias taponaron ambos costados del mismo con todo lo que encontraron: chatarra, barcos hundidos, minas y todo tipo de escombros provocaron que aquellas quince embarcaciones (y sus correspondientes tripulaciones) tuviesen que quedarse fondeadas en pleno canal hasta que se solucionara el conflicto.

Todo parecía indicar que en pocos días quedaría solventado el asunto y que los correspondientes despachos diplomáticos de las naciones de los distintos barcos lograrían desatascar la situación y pronto estarían navegando hacia su destino.

Pero las semanas iban pasando y aquella situación no mejoraba. El personal de los diferentes barcos empezó a tener una especial relación de camarería entre ellos, hasta tal punto que, al llegar el verano del siguiente año (1968) y coincidiendo con los Juegos Olímpicos que se disputaban en México, decidieron crear sus propias olimpiadas a modo de distracción y como forma de realizar ejercicio.

También tuvieron todo tipo de entretenimiento. En un barco veían películas (como si estuviesen en el cine), en otro que disponía de piscina practicaron natación. También realizaron fiestas y entretenidos encuentros en diferentes embarcaciones. Incluso, uno de ellos llevaba un piano a bordo y fue colocado en una lancha que fue dando una serenata musical por delante del resto de buques.

Aquellos barcos llevaban todo tipo de mercancías (desde juguetes a pieles, lana, caucho, piezas de metal, recambios de maquinaria) incluyendo algunas cosas de alimentación (leche, fruta y animales vivos, como cerdos), lo que les dio provisiones durante un tiempo. Pero la mayoría se estropeó y quedó inservible, teniendo que ser suministradas cosas básicas para subsistir a través de diversos medios de transportes que hasta allí se desplazaban. Pero el mayor problema era que los meses iban pasando y la tripulación seguía allí atrapada y sin poder regresar a sus hogares. La única comunicación con sus familias era a través de cartas que eran recogidas o entregadas semanalmente y como no disponían de sellos postales, crearon los suyos propios (expertos filatélicos indican que hoy en día esos sellos están muy reclamados por coleccionistas, dispuestos a pagar grandes sumas).

Cada vez que parecía que se iba a solucionar el conflicto egipcio-israelí un nuevo problema surgía. En octubre de 1973, cuando llevaban allí seis largos años, estalló la ‘Guerra de Yom Kipur’, librada por una coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria contra Israel (que recibió la ayuda de Estados unidos, Reino Unido y Francia), con una duración de 19 días.

Parte de las batallas se libraron en el Canal de Suez, teniendo como impotentes invitados observando aquella barbarie belicista a los tripulantes de los barcos allí retenidos desde 1967.

El vencedor de la mencionada guerra fue Israel, llegando a un acuerdo con el entonces presidente de Egipto, Anwar el-Sadat, para abrir definitivamente el tráfico del canal que había sido bloqueado seis años antes por el antecesor de éste.

Fue un laborioso trabajo que llevó casi un año conseguir retirar toda la cantidad de escombros y barcos hundidos que habían ido acumulando los egipcios por ambos costados del canal, dándose inicio en 1974 la conocida como ‘Operación limpieza’ (Clearance Operation) del Canal de Suez, que fue dividida en tres partes y que finalizó en 1975, dejando paso libre para que los quince buques que allí habían permanecido ocho años pudiesen regresar a sus respectivos destinos.

Como nota anecdótica, aquella quincena de barcos fueron conocidos como la ‘Yellow Fleet’ (Flota amarilla) debido a que es el color con el que quedaron teñidos por la erosión del sol y la arena del desierto que los cubrió a lo largo de todos aquellos largos años.

Fuentes de consulta e imagen: amusingplanet / mentalfloss / aljazeera / liverpoolmuseums / lrosa (Flickr)

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