Cuaderno de bitácora del Arca de Noé (día 13)

Madrid, 7 abr (EFE).- Este martes tampoco estaba lleno el control que tengo asignado en el Arca de Noé: sigue habiendo camas libres, porque, afortunadamente, continuamos dando muchas altas todos los días, y ha disminuido bastante el nivel de ingresos.

Eso no significa que estemos dando altas sin cumplir al cien por cien el protocolo establecido para ello, ya que solo las damos cuando estamos seguros de que el enfermo ya no necesita los cuidados médicos de este recinto y puede enfrentarse a un aislamiento de 14 días para no contagiar a otras personas.

Además, se ha notado mucho el cambio en el trabajo desde que empezamos en el pabellón 5 de Ifema, el primero que abrieron en una situación debido a que la presión sobre los hospitales madrileños y sus urgencias era muy grande, y en el que estamos ahora.

Lo que sí seguimos teniendo muchos problemas es con las denominadas "altas de hotel". Es decir, las de aquellas personas que, por las condiciones en las que viven, no pueden regresar a sus domicilios y tienen que ser alojadas en las habitaciones que han ofrecido los hoteles para sanitarios y enfermos.

La media de espera es de unos tres días, aunque últimamente diría que ese tiempo ha aumentado. Hoy teníamos a once personas con el alta dada y sin poder abandonar este hospital de campaña, porque no tenían un hotel donde ir.

Una de ellas es una mujer que lleva ingresada desde el viernes y que, a pesar de sus súplicas, le hemos prohibido que se fuera a su domicilio, porque éste consta de dos habitaciones: una de ellas ocupada por su marido, que necesita oxígeno por una patología anterior, y la otra por su hija, con sus cuatro hijos.

Hay casos tremendos de gente que vive en unas condiciones de precariedad muy altas: ellos son los que han de cubrir estas plazas.

No obstante, hay algunos pacientes que las reclaman sin mucha lógica. Un señor al que hemos dado hoy el alta se negaba a irse a su casa, que la tiene para él solo, porque decía que necesitaba a alguien que le atendiera: hemos tardado varias horas en conseguirlo y hasta ha habido que pedir ayuda a una trabajadora social. Y es que, tristemente, esta pandemia obliga a mucha gente a vivir sola sin que nadie la cuide.

La jornada laboral ha sido tranquila, ya que la mayoría de los ingresos estaban bien, con lo que nos hemos dedicado a quitar inhaladores y a reducir o ajustar tratamientos. Los tres pacientes que en la jornada de ayer más me preocupaban hoy estaban oxigenando bien, con lo que he salido muy contento del recinto.

Mañana descanso, así que recuperaré fuerzas para volver el jueves a esta hospital de campaña, que espero que siga teniendo camas libres, porque eso indicará que todo sigue su curso de recuperación.

(c) Agencia EFE