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¿Cuál es el mejor material para un cubrebocas?

Costura de cubrebocas en Barcelona, España, el 30 de marzo de 2020. (Samuel Aranda/The New York Times)
Costura de cubrebocas en Barcelona, España, el 30 de marzo de 2020. (Samuel Aranda/The New York Times)

LOS CIENTÍFICOS ESTÁN PONIENDO A PRUEBA ARTÍCULOS DE USO DIARIO PARA ENCONTRAR LA MEJOR PROTECCIÓN CONTRA EL CORONAVIRUS. LAS FUNDAS DE ALMOHADAS, LAS PIJAMAS DE FRANELA Y LAS BOLSAS DE ASPIRADORA PLEGADAS ESTILO ORIGAMI SON ALGUNAS CANDIDATAS.

Los funcionarios de salud federales ahora recomiendan que cubramos nuestros rostros con algo de tela durante la pandemia del coronavirus. Sin embargo, ¿qué material brinda la mayor protección?

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos han publicado un modelo de cubrebocas sin costuras que puede armarse con una pañoleta y un filtro de café, así como un video que muestra cómo elaborar cubrebocas con bandas elásticas y pedazos plegados de telas que puedes encontrar en tu casa.

Si bien cualquier cosa que cubra nuestro rostro puede reducir la propagación del coronavirus, ya que bloquea los gérmenes que salen a través de la tos o los estornudos de una persona infectada, los expertos dicen que hay mucha variación en la manera en que un cubrebocas casero puede proteger al portador de los gérmenes entrantes, dependiendo de la calidad del material y cómo se ajusta al rostro.

Científicos de todo el mundo se han dado a la tarea de identificar los materiales de uso diario que filtran mejor las partículas microscópicas. En pruebas recientes, los filtros HEPA para calefacción dieron buenos resultados, al igual que las bolsas para aspiradoras, las capas de fundas de almohada de 600 hilos y las telas similares a las pijamas de franela. Las torres de filtros de café dieron resultados medianamente buenos. Las bufandas y las pañoletas rindieron los peores resultados, aunque sí detuvieron un pequeño porcentaje de partículas.

Si no tienes ninguno de los materiales que se pusieron a prueba, ver cómo pasa la luz puede ayudarte a decidir si una tela es buena candidata para un cubrebocas.

“Sostenlo frente a una luz brillante”, dijo Scott Segal, presidente del Departamento de Anestesiología en el Centro Médico Bautista Wake Forest, quien hace poco hizo un análisis de los cubrebocas hechos en casa. “Si la luz atraviesa las fibras con mucha facilidad, de modo que casi puedes verlas, no es una buena tela. Si el tejido es más denso y el material más grueso de tal manera que la luz no pasa con tanta facilidad, ese es el material que debes usar”.

Los investigadores dicen que es importante recordar que los estudios de laboratorio se realizan en condiciones perfectas sin filtraciones ni agujeros en los cubrebocas, pero los métodos de prueba nos ofrecen maneras de comparar los materiales. Y aunque el grado de filtración de algunos cubrebocas caseros parezca bajo, la mayoría de nosotros —que nos quedamos en casa y practicamos el distanciamiento social en público— no necesitamos el alto nivel de protección que requiere el personal médico. Lo más importante es que cubrirnos el rostro con cualquier cosa es mejor que no hacerlo en absoluto, sobre todo si lo hace una persona que tiene el virus pero no lo sabe.

El reto más grande de elegir un material para un cubrebocas casero es encontrar una tela que sea lo suficientemente densa para captar partículas virales, pero suficientemente transpirable para que se pueda llevar en el rostro. Algunos artículos que se pregonan en línea prometen altos niveles de filtración, pero el material no se puede usar en el rostro.

Yang Wang, profesor adjunto de Ingeniería Ambiental en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Misuri, trabajó con sus estudiantes de posgrado para analizar varias combinaciones de materiales dispuestos en capas, incluyendo filtros de aire y telas. “Necesitas algo que sea bueno para eliminar las partículas, pero que también te deje respirar”, dijo Wang, quien ganó un premio internacional a finales del año pasado por su investigación sobre aerosoles.

Para poner a prueba materiales de uso cotidiano, los científicos están usando métodos similares a los que se utilizan para probar los cubrebocas médicos, de los cuales se sabe de común acuerdo que deben reservarse para el personal médico que está expuesto a dosis elevadas del virus en su interacción con pacientes infectados. El mejor cubrebocas médico —llamado respirador N95— filtra al menos un 95 por ciento de partículas de tan solo 0,3 micrones. En contraste, un típico cubrebocas quirúrgico —compuesto por un pedazo rectangular de tela plisada con lazos elásticos para las orejas— tiene una eficacia de filtración que varía de un 60 a un 80 por ciento.

El grupo de Wang puso a prueba dos tipos de filtros purificadores de aire. Un filtro de HVAC para reducción de alergias fue el que mejor funcionó, pues captó un 89 por ciento de las partículas con una capa y un 94 por ciento con dos capas. Un filtro para calefacción captó el 75 por ciento con dos capas, pero requirió seis capas para llegar al 95 por ciento. Para encontrar un filtro similar a los que se probaron, busca un valor de informe de eficiencia mínimo (MERV, por su sigla en inglés) de 12 o más, o una clasificación de desempeño con micropartículas de 1900 o más.

El problema con los filtros purificadores de aire es que es posible que liberen pequeñas fibras que son riesgosas de inhalar. Así que, si quieres usar un filtro, debes ponerlo en medio de dos capas de tela de algodón. Wang dijo que uno de sus estudiantes de posgrado hizo su propio cubrebocas siguiendo las instrucciones del video de los CDC, pero agregó varias capas de filtros dentro de una pañoleta.

El grupo de Wang también descubrió que cuando usaban ciertas telas comunes, dos capas brindaban mucha menos protección que cuatro. Una funda de almohada de 600 hilos captó solo un 22 por ciento de las partículas con doble capa, pero con cuatro capas captó casi un 60 por ciento. Una bufanda gruesa de hilo de lana filtró un 21 por ciento de las partículas en dos capas, y un 48,8 por ciento en cuatro capas. Una pañoleta 100 por ciento de algodón rindió los peores resultados, pues captó solo un 18,2 por ciento con dos capas, y solo un 19,5 por ciento con cuatro capas.

El grupo también puso a prueba los filtros de café tipo canastilla de Brew Rite y Natural Brew que, en pilas de tres capas, mostraron una eficiencia de filtración de entre un 40 y un 50 por ciento, pero eran menos transpirables que otras opciones.

Si tienes la suerte de conocer a una bordadora de edredones, pídele que te haga un cubrebocas. Las pruebas realizadas en el Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa en Winston-Salem, Carolina del Norte, mostraron que los cubrebocas caseros elaborados con tela para hacer edredones daban buenos resultados. Segal, del Centro Médico Bautista Wake Forest, quien lideró el estudio, señaló que las acolchadoras suelen usar algodón de alta calidad y alta densidad. Los mejores cubrebocas caseros de su estudio fueron igual de buenos que los cubrebocas quirúrgicos, o un poco mejores, con un rango de filtración de entre un 70 y un 79 por ciento. Los cubrebocas caseros hechos con telas más frágiles llegaron a tener una filtración del 1 por ciento, dijo Segal.

Los mejores diseños fueron los cubrebocas compuestos por dos capas de “algodón para edredón” pesado y de alta calidad, los de doble capa de tela gruesa batik, y los de doble capa con una capa interior de franela y una exterior de algodón.

Bonnie Browning, directora ejecutiva de exhibiciones de la American Quilter’s Society, dijo que las acolchadoras prefieren los algodones de tejido tupido y las telas batiks que resisten el paso del tiempo. Browning dijo que la mayoría de las máquinas de coser no pueden manejar más de dos capas de tela para hacer un cubrebocas plisado, pero si alguien quiere cuatro capas de protección puede usar dos cubrebocas a la vez.

Browning comentó que hace poco se puso en contacto con algunas acolchadoras por medio de Facebook y supo de 71 personas que, en conjunto, habían elaborado un total de casi 15.000 cubrebocas. “Nosotras las acolchadoras estamos en medio de todo esto que está pasando”, comentó Browning, que vive en Paducah, Kentucky. “Algo que la mayoría de nosotras tiene es una reserva de tela”.

La gente que no sabe coser puede tratar de hacer un cubrebocas plegado tipo papiroflexia, creado por Jiangmei Wu, profesora adjunta de Diseño de Interiores en la Universidad de Indiana. Wu, que es conocida por sus impresionantes obras de arte plegadas, dijo que comenzó a diseñar un cubrebocas plegado con un material médico y de construcción llamado Tyvek, y con bolsas de aspiradora, a sugerencia de su hermano que vive en Hong Kong, donde es común usar cubrebocas. El diseño se encuentra de manera gratuita en línea, al igual que un video que muestra el proceso de plegado. En las pruebas realizadas en la Universidad de Misuri y la Universidad de Virginia, los científicos descubrieron que las bolsas de aspiradoras eliminaban entre un 60 y un 87 por ciento de las partículas. Sin embargo, algunas marcas de bolsas de aspiradoras quizá contengan fibra de vidrio o son menos transpirables que otros materiales, y no deberían utilizarse. Wu usó una bolsa de EnviroCare Technologies, que ha afirmado que no usa fibra de vidrio en sus bolsas de papel y de tela sintética.

“Quería crear una alternativa para la gente que no sabe coser”, explicó Wu, quien dijo que está en pláticas con diferentes grupos para encontrar otros materiales que sean eficaces para un cubrebocas plegado. “Dada la escasez de todo tipo de materiales, hasta las bolsas de aspiradora pueden llegar a agotarse”.

Los científicos que realizaron las pruebas se basaron en la medida estándar de 0,3 micrones ya que es la que establece el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por su sigla en inglés) para los cubrebocas médicos.

Linsey Marr, científica especializada en aerosoles del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia y experta en la transmisión de virus, dijo que el método de certificación para los respiradores y los filtros HEPA se basa en los 0,3 micrones porque las partículas más o menos de ese tamaño son las más difíciles de atrapar. Aunque parezca contradictorio, las partículas más pequeñas de 0,1 micrones, de hecho, son más fáciles de atrapar debido a que se mueven mucho de manera aleatoria, por lo que chocan con las fibras de los filtros, explicó.

“Aunque el coronavirus mide alrededor de 0,1 micrones, flota por doquier en una amplia variedad de tamaños, desde unos 0,2 hasta varios cientos de micrones, pues las personas liberan el virus en gotitas líquidas respiratorias que también contienen muchas sales y proteínas y otras cosas”, dijo Marr. “Aunque el agua de las gotitas se evapore por completo, aún queda mucha sal y proteínas y otra suciedad que permanece como material sólido o gelatinoso. Creo que la medida de 0,3 micrones es útil como guía ya que la eficiencia mínima de filtración será más o menos de ese tamaño, y es lo que usa el NIOSH”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company