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Una Croacia agotada deberá apoyarse en sus reservas para la final contra Francia

Los jugadores de Croacia celebran el pase a la final del Mundial en el estadio de Luzhniki de Moscú, Rusia el 11 de julio de 2018. REUTERS/Christian Hartmann

Por Nick Mulvenney

MOSCÚ (Reuters) - No fue ninguna sorpresa que Croacia se quedara celebrando la victoria en el campo con la afición y la familia mucho tiempo después de ganar a Inglaterra en la semifinal del Mundial el miércoles por la noche, pero alguien con más cabeza les podría haber conducido silenciosamente a un baño de hielo y a la cama.

Pero eso nunca iba a pasar, por supuesto, dado que el éxtasis de llevar por primera vez a una nación tan pequeña como la suya a la final de la Copa del Mundo tenía que celebrarse con las personas que le brindaron su apoyo e inspiración a los jugadores.

Sin embargo, el hecho es que el domingo jugarán el partido más importante de sus vidas contra un equipo francés rebosante de juventud y vigor que ha tenido un día más de descanso y que ha jugado el equivalente a un partido menos en las rondas de eliminación.

Aunque jugar 30 minutos de tiempo extra en sus tres partidos decisivos -sin contar con las tandas de penaltis, que suponen un gran desgaste de emoción y energía - no haya dejado dudas sobre la resistencia del equipo croata, sí les ha pasado factura.

"Algunos jugaron con lesiones menores con las que no habrían jugado otros partidos. Dos jugadores del equipo jugaron con media pierna, aunque no lo pareciera", dijo el entrenador, Zlatko Dalic.

"Nadie quería echarse a un lado cuando estaba formando el equipo de once, nadie quería decir que no estaba listo para la prórroga, nadie quería ser sustituido por otro, lo que demuestra el carácter del equipo y lo que nos hace estar orgullosos. Nadie se rindió".

El jugador Mario Mandzukic representó los esfuerzos de todos, corriendo por el campo como un único delantero y aprovechando su oportunidad para marcar el gol que les dio la victoria cuando ya llevaban casi 20 minutos de prórroga.

Incluso antes de marcar, Mandzukic había pasado varios minutos tumbado en el césped, después de chocar con el portero de Inglaterra, Jordan Pickford, y de sufrir un doloroso tirón que le dejó una vez más tendido en el terrero de juego antes de su disparo decisivo.

El delantero del Juventus acabó cojeando completamente agotado a seis minutos del final de la prórroga, pero prometió esforzarse al máximo el domingo para traer la Copa del Mundo a la nación de unos cuatro millones de personas.

"Jugamos como leones esta noche, y haremos lo mismo en la final", dijo el entrenador.

Que la nación les apoyará para vengarse de la derrota infligida por Francia a Croacia en la semifinal de 1998 es indiscutible, como también lo es que una vez más habrá una legión de aficionados vestidos de rojo y blanco en el Estadio Luzhniki.

"Fuimos más ruidosos, y nos levantaron y recogieron cuando no controlábamos el partido", añadió Dalic en referencia a la afición.

"Para el fútbol croata y para Croacia como país, esto es Historia. No sé de ningún otro país tan pequeño como el nuestro que haya llegado a la final del Mundial.

"Tenemos nuestros corazones, nuestro orgullo y a nuestros jugadores, y eso es lo que realmente nos importa".

(Información adicional de Karolos Grohmann y Zoran Milosavljevic,; Edición por Amlan Chakraborty; traducido por Sabela Ojea Guix en la redacción de Madrid)