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Menos criticar y más apreciar: claves para mejorar el entorno profesional

(Foto: Shutterstock / 13_Phunkod)
(Foto: Shutterstock / 13_Phunkod)

Winston Churchill decía que las críticas no serán agradables, pero son necesarias. Sin embargo, parece que la neurociencia actual apunta a la importancia de desarrollar otra mirada.

La neurociencia ha encontrado un efecto negativo de las críticas en las personas, comenzando por la autocrítica. Estamos continuamente enjuiciándonos y criticando a las personas y sistemas de los que formamos parte.

Esta actitud genera desconfianza y distanciamiento. No promueve espacios en los que trabajar se convierta en una tarea ágil, en la que nos sintamos parte del equipo o de la empresa. No ayuda a una dinámica marcada por la confianza.

El efecto de las críticas en el cerebro

Una actitud autocrítica favorece zonas cerebrales que promueven la ansiedad y la depresión. En cambio, una actitud amable favorece la confianza, la memoria y la atención, reduciendo la ansiedad.

Si distinguimos entre crítica y respuesta valorativa (hay quien usa el término feedback, literalmente retroalimentación en inglés), la primera se centraría en lo que falta, la brecha entre donde estoy y lo que necesito mejorar. Esta es la faceta que muchas veces ofrecemos a los demás y a nosotros mismos, y que se puede convertir en una crítica continua, enjuiciadora.

Nos pone a la defensiva, mina nuestra confianza. Nos predispone a defendernos peleando, y en muchas ocasiones sin saber qué acciones realizar para alcanzar la ansiada mejora en un futuro prometedor.

¿Mejoramos o nos frustramos?

En realidad, es una especie de trampa. Porque en la medida que conseguimos el propósito que nos hemos puesto, volvemos a fabricar un nuevo propósito o nos vuelven a criticar. Se perpetúa así un estado de intentar empequeñecer una brecha imaginaria, entre lo que hacemos (o lo que somos), que es insuficiente, y lo que queremos hacer de otra manera (o quien queremos ser).

La activación del cerebro cuando escuchamos palabras negativas es muy diferente a cuando escuchamos positivas. El cerebro experimenta mayor respuesta hacia lo positivo, mas rápido, con mayor intensidad y mas duradera.

La mirada apreciativa

Tanto en el mundo laboral como en el personal, tendemos a centrarnos en lo que falta para poder mejorar. No obstante, también tenemos la oportunidad de mirar y dar respuesta desde una mirada distinta, valorando lo que hay como base sobre la que construir.

Es lo que se denomina una mirada apreciativa: construir desde el reconocimiento de lo que hay, no tanto desde la queja y las actitudes a la defensiva que promueven organizaciones y personas alejadas del bienestar y de la efectividad de un buen trabajo en equipo.

La conversación apreciativa crea un espacio de aprendizaje, cocreación y colaboración que lleva al que recibe el comentario a mejorar, a florecer, a tener ganas de seguir colaborando y construyendo. Es una visión distinta, centrada en lo positivo y no en lo negativo. Algo a lo que no estamos acostumbrados.

La respuesta apreciativo

Este tipo de respuesta evita que la persona se sienta criticada o juzgada. Al contrario, se siente valorada y potenciada. Es el comentario apreciativo.

Tiene por objetivo el crecimiento personal y profesional de las personas, empoderando al que recibe el comentario, reconociendo lo que hace, prestando atención a lo que hay, no a lo que falta. Se trata de promover el crecimiento, la inspiración y el compromiso alegre.

Presta atención a lo existente, sin negar la posibilidad de seguir creciendo, pero partiendo desde el reconocimiento. Consta de cuatro pasos, lo que se denomina en la literatura como FOAR.

  1. Fortalezas. Fijarse en las fortalezas, reconócelas e indagarlas. Ayuda a que se dé cuenta de lo que realmente la persona aporta.

  2. Oportunidades. Observar las oportunidades que tiene la persona para seguir creciendo y fortaleciendo desde esas fortalezas.

  3. Aspiraciones. Preguntar por las aspiraciones.

  4. Resultados. Y dadas sus fortalezas, oportunidades y aspiraciones, qué resultados espera conseguir en el futuro.

Cambiar la mirada

Si rompemos la tendencia a mirarnos negativamente, seremos más amables y respetuosos con los demás. Es necesario un cambio de enfoque hacia lo positivo, lo que inspira, lo que nos hace distintos. Todos tenemos aspectos positivos: poner la mirada en ellos potencia la relación, genera lazos de confianza y hace que las personas nos sintamos más felices. Merece la pena cambiar la mirada.

Seamos proactivos desde esta perspectiva que promueve el crecimiento y la confianza. Probemos; empecemos por mirarnos a nosotros mismos de esta manera, y conseguiremos emociones que promueven el bienestar y la eficacia profesional en el equipo.

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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