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Cristianos celebran otro Viernes Santo marcado por el COVID

JERUSALÉN (AP) — Los cristianos de Tierra Santa conmemoraron el Viernes Santo sin las habituales peregrinaciones multitudinarias previas a la Pascua debido al coronavirus, y los fieles de muchas otras naciones de mayoría cristiana aún asoladas por la pandemia observaron su segunda Semana Santa consecutiva con estrictas limitantes a las concentraciones.

En Jerusalén, muchos sitios sagrados estuvieron abiertos gracias a una ambiciosa campaña israelí de vacunación. La situación contrastó fuertemente con la del año pasado, cuando la ciudad fue puesta en cuarentena. En Líbano, vecino de Israel, los cristianos observaron el Viernes Santo en cuarentena y resintiendo una severa crisis económica.

En América Latina, numerosos penitentes desde México y Guatemala hasta Paraguay cargaron ramas cubiertas de espinas y grandes cruces durante las recreaciones de la Pasión de Cristo. En el Vaticano, el papa Francisco presidió la ceremonia del vía crucis con antorchas encendidas en la Plaza de San Pedro, sin efectuarse por segundo año la tradicional procesión por el Coliseo que atrae a miles de peregrinos, turistas y ciudadanos de Roma.

Los fieles en Filipinas y Francia tuvieron su segunda Semana Santa con movilidad restringida en medio de brotes con variantes más contagiosas. En Estados Unidos las autoridades solicitaron a los cristianos que celebraran al aire libre con distanciamiento social, o viendo ceremonias virtuales.

En la Ciudad Vieja de Jerusalén, monjes franciscanos con sus características túnicas marrones condujeron a cientos de fieles por la Vía Dolorosa, repitiendo un recorrido en el que según la tradición Jesús dio sus últimos pasos mientras recitaban oraciones por altavoces en las estaciones del vía crucis. Otro grupo numeroso llevaba una cruz de madera, entonaba himnos y se detenía para orar.

Los sitios religiosos sólo permitieron el ingreso de cierto número de fieles. La iglesia del Santo Sepulcro estaba abierta a visitantes, que debían llevar mascarilla y guardar la distancia de seguridad. El templo fue construido en el lugar en que los cristianos creen que Jesús fue crucificado, murió y resucitó de entre los muertos.

A pesar de efectuar una de las campañas de vacunación más eficaces del mundo, el tránsito aéreo hacia y desde Israel continúa limitado debido a la cuarentena y otras restricciones, situación que impidió la llegada de peregrinos extranjeros que habitualmente colman Jerusalén durante la Semana Santa. En años pasados, decenas de miles de peregrinos visitaron los sitios sagrados de la ciudad.

“En años normales pedimos a la gente que salga. El año pasado les pedimos que se quedasen en casa”, dijo Wadie Abunassar, asesor de líderes eclesiásticos en Tierra Santa. “Este año estamos de algún modo en silencio".

“Debemos orar por quienes no pueden estar aquí”, dijo Alejandro González, un mexicano que vive en Israel. “Los que podemos estar aquí tenemos la responsabilidad de tenerlos en cuenta y recorrer este vía crucis por el que también están pasando".

En Líbano, los cristianos observaron el Viernes Santo en medio de una severa crisis económica exacerbada por la gigantesca explosión del año pasado que demolió parte de la capital. Incluso los tradicionales dulces de Pascua son un lujo que pocos pueden pagar.

“La gente ni siquiera está hablando de la festividad", afirmó Majida Al Asaily, propietario de una tienda en Beirut. “No habíamos visto nada como este año, a pesar de la guerra y otras dificultades que habíamos enfrentado antes”.

En el Vaticano se colocaron velas que titilaban por la brisa alrededor del obelisco en el centro de la Plaza de San Pedro y a lo largo de un camino que conduce hacia las escalinatas en el exterior de la Basílica. Ahí, Francisco permaneció sentado bajo un dosel en la oscuridad de una noche cálida escuchando a niños que leían meditaciones escritas por otros niños en las que relataban episodios tristes de sus vidas.

Un chico escribió sobre la soledad durante la pandemia, sin que pudiera visitar a sus abuelos para mantenerlos a salvo del contagio, y cómo extrañaba a sus compañeros de escuela y maestros debido a que en Italia los planteles han estado cerrados largo tiempo por las cuarentenas. Otro niño escribió sobre la muerte de su abuelo por el COVID-19 sin que hubiera miembros de su familia en un hospital.

En un momento, Francisco oró para que Dios dé su esperanza a la gente de forma que “podamos reonocerte incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida”.

Las medidas contra la pandemia han devastado el turismo en Italia y en gran medida han reducido enormemente la participación en las peregrinaciones religiosas. Sólo se autorizó que estuvieran presentes algunos cientos de personas, incluidos prelados.

En Estados Unidos se pidió a los devotos acatar las restricciones de cupo por el COVID-19 en los templos, presenciar servicios en línea y acatar el uso de mascarillas, así como el distanciamiento de seguridad en las ceremonias al aire libre.

En la iglesia católica de San Antonio de Padua en Denver, los participantes usaron mascarillas durante una amplia recreación al aire libre del vía crucis con personas que interpretaban a soldados romanos a caballo y espectadores burlones que castigaban con látigos de cuero falsos a un Jesús condenado que cargaba una cruz. Policías resguardaron al contingente durante el recorrido por un vecindario mientras empleados del templo distribuían mascarillas a quienes carecían de ellas entre la multitud.

En Nueva York, el arzobispo Timothy Dolan presidió una celebración de la Pasión del Señor en la catedral de San Patricio a la que asistieron feligreses y clérigos con mascarillas. Ese servicio, una ceremonia nocturna del vía crucis y una reflexión sobre la pasión y muerte de Cristo fueron transmitidos por el Canal Católico en Sirius XM y en vivo por el canal de YouTube y el sitio web de la catedral.

“Podremos estar separados por la distancia, pero estamos unidos en la fe”, dijo la arquidiócesis en su invitación para celebrar la Semana Santa.

En Francia, un toque de queda a nivel nacional que comienza a las 7 de la noche obligó a las parroquias a adelantar las ceremonias del Viernes Santo a las horas diurnas, y las tradicionales procesiones católicas nocturnas se redujeron en cantidad y tamaño o fueron canceladas. Diecinueve departamentos de Francia tienen cuarentenas focalizadas en algunas partes, donde los fieles pueden asistir a misas diurnas si firman el “certificado de viaje” del gobierno.

La catedral de Notre Dame destruida por un incendio no celebró este año su misa del Viernes Santo, pero la “Corona de Espinas” con que cuenta fue venerada por el clero de la catedral en su centro litúrgico temporal en la iglesia cercana de Saint-Germain-l’Auxerrois.

En España no hubo procesiones tradicionales por segundo año consecutivo. Las iglesias limitaron el número de feligreses. Muchas parroquias transmitieron por internet sus misas y oraciones.

En Filipinas las calles estuvieron extrañamente silenciosas, y las reuniones religiosas fueron prohibidas en la capital Manila, así como en cuatro provincias periféricas. El gobierno volvió a imponer esta semana una cuarentena a la bulliciosa región de más de 25 millones de habitantes debido a que enfrenta dificultades para contener un alarmante incremento en los casos de COVID-19.

Filipinas había comenzado a reanudar actividades con la expectativa de reanimar su economía dañada, pero las infecciones se incrementaron el mes pasado, aparentemente debido a variantes más contagiosas, el aumento de la movilidad pública y la complacencia.

En Kenia se ordenó el cierre de todas las iglesias como parte de una prohibición de las grandes reuniones para contener el agravamiento de un brote. De todas formas Joseph Karinga acudió a su templo y oró afuera de las puertas cerradas, en un jardín cercano a un santuario dedicado a María.

“Sólo rezaré mi rosario aquí y me voy a casa”, afirmó.

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D’Emilio reportó desde Roma. Los periodistas de The Associated Press Zeina Karam, en Beirut; Nicole Winfield en Roma; Thomas Adamson en Leeds, Inglaterra; Aritz Parra en Madrid; David Zalubowski en Denver, y Jim Gomez en Manila contribuyeron a este despacho.