Crisis política en Italia: se acerca la hora de la verdad para el gobierno de Conte

ROMA.- Se acerca el momento de la verdad para el gobierno de Giuseppe Conte, que mañana y pasado se someterá a un voto de confianza en el Parlamento, que será crucial el martes en el Senado, donde no se sabe aún si conseguirá los votos para superar la crisis política desencadenada por el ex premier, Matteo Renzi.

Renzi abrió un crisis política de consecuencias impredecibles el miércoles pasado, al retirar a dos ministras de su partido, Italia Viva, de la coalición de gobierno, basada en una alianza entre el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y el Partido Democrático, de centroizquierda.

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En una movida considerada inoportuna e incomprensible por la opinión pública, preocupada por la pandemia y la brutal crisis económica que provocó, el exalcalde de Florencia decidió quitarle al apoyo a Conte por su desacuerdo con el manejo de la situación y, especialmente, el plan con el que Italia prevé gastar la lluvia de dinero prometida por la Unión Europea (UE) para la post-pandemia. Nada menos que 209.000 millones de euros, una cifra histórica que, según Renzi, va a ser desaprovechada.

"Desde hace meses pedimos un salto de calidad en la acción de gobierno. Hace falta un sueño para Italia, no la pesadilla de una pelea cotidiana. Hace falta un proyecto, una visión, una estrategia que reclamamos desde hace meses. Hablemos de sanidad, de jóvenes, de futuro", argumentó Renzi en una entrevista con el Corriere della Sera, en la que prometió abstenerse en las votaciones de confianza que deberá superar Conte mañana y pasado.

Entrevistado por un programa de TV Renzi, cuya popularidad se encuentra en el piso, fue más allá y negó haber desatado la crisis por motivos personales y para hundir a Conte, abogado hace dos años desconocido a quien la pandemia, bien o mal, le dio popularidad. "Yo estoy del lado de Italia, soy un patriota", aseguró el senador.

En un fin de semana marcado por reuniones frenéticas y negociaciones subterráneas para conseguir votos para poder superar un voto de confianza clave y peleadísimo en el Senado, donde los 18 parlamentarios de Italia Viva son cruciales para el gobierno, la situación seguía totalmente incierta y fluida. Pese a los intentos de formar un grupo de "responsables" o de "constructores" con miembros de Italia Viva en desacuerdo con su líder, fuerzas centristas o incluso de la oposición de centroderecha, al momento la operación no había dado sus frutos. Y el gobierno seguía lejos del número mágico, 161, para obtener la mayoría absoluta en el Senado. Aunque analistas explicaban que Conte igual podía sobrevivir al "golpe" de Renzi con una mayoría relativa, algo que de todos modos iba a dejar en claro una fragilidad nada favorable en momentos en que el país necesita un ejecutivo fuerte para enfrentar uno de los momentos más difíciles de su historia reciente.

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Si bien el partido de Renzi aparece vital para la coalición de Conte, tanto el PD y el M5E en los últimos días cerraron cualquier tipo de intento de recomponer las relaciones y "rompieron los puentes" con él, hartos de tener una socio impredecible, no confiable. "Es claro lo que está sucediendo en estas horas. Por un lado tenemos un nivel de contagios aún preocupante y la urgencia de aprobar medidas para ayudar a las familias, a las empresas y los comerciantes; por otro, hay quien, con decisiones alocadas y gestos irresponsables, ha entrampado a Italia en una crisis de gobierno", dijo el canciller, Luigi Di Maio, refiriéndose a Renzi y dejando en claro que el M5E apoyará a Conte en la votación de confianza. "Es hora de elegir de qué lado uno está: del lado de los constructores o del lado de los destructores", disparó.

Pero en la compleja e impredecible política italiana las cartas aún no estaban totalmente echadas. Habrá qué ver qué dirá mañana Conte en la Cámara baja, donde sí cuenta con la mayoría de los votos. Nadie espera palabras fuertes en contra de Renzi, porque de ser así, este podría cambiar de idea y, en vez de abstenerse en el Senado, votar en su contra, haciendo caer realmente su gobierno. Se abriría, así, formalmente, una "crisis a oscuras", con la posibilidad de elecciones anticipadas -como reclama la oposición de derecha-, consideradas poco oportunas para el país en este momento, tanto por la gente como para la UE, que mira con desconcierto el "teatrillo" de la política italiano.