La crisis de Alberto Garzón destapa una realidad: o sobran ministros, o sobran ministerios
Cuando un partido político tiene que salir a matizar que uno de sus ministros habla como tal y no a título personal, es que algo falla. Y cuando la mitad de un Gobierno de coalición ataca a la otra, suele significar que hay una crisis a la vista. Y si todo ello sucede a la vez, el asunto no admite dudas: o sobran ministros, o sobran ministerios. Y en el caso que nos atañe, quien aparece en el centro de la diana es Alberto Garzón.
Todo viene por la entrevista realizada por el ministro de Consumo al periódico 'The Guardian' en la que puso en entredicho la calidad de la carne española proveniente de las macrogranjas incidiendo en su impacto negativo frente al modelo extensivo. Su mensaje tiene poco de reprochable, pero no lo supo precisar y fue retorcido desde sectores conservadores. Un balón botando dentro del área pequeña que el PP ha convertido en su primera batalla del año tocando a rebato y ordenando un ataque por tierra, mar y aire al malagueño.
Tal es el despliegue, incluyendo mociones en los ayuntamientos e instituciones de toda España exigiendo el cese de Garzón, que el PSOE ha decidido protegerse para no verse salpicado ante la cercanía de las elecciones de Castilla y León. Primero fue la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, quien extendió un cordón de seguridad al recordar que, para el Ejecutivo, "el sector ganadero es prioritario". Y después fue el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación -que bien podía incluir en su denominación el apellido de "ganadería"- quien emitió un comunicado para subrayar que España cumple escrupulosamente con las "estrictas" normas de producción y bienestar animal de la Unión Europea.
Estas desgraciadas e insensatas declaraciones son una agresión directa a una parte importante de la economía aragonesa, que se esfuerza por ser competitiva y sostenible. El que las hace no puede ser Ministro de #España ni un día más. Es en sí mismo un insulto a la inteligencia pic.twitter.com/cVAgnQ0DUY
— Javier Lambán (@JLambanM) January 4, 2022
La ecuación es, por tanto, sencilla. Si hay dos ministros que opinan de manera diferente y solo puede haber un mensaje oficial, uno sobra. Y si hay dos ministerios que opinan diferente sobre un mismo tema, uno de ellos debe imponerse sobre el otro, que también sobra.
En Unidas Podemos ya han visto la que se les viene encima, y tras un erróneo silencio con motivo de las vacaciones navideñas, se han apresurado a mover ficha en las últimas horas calificando de deslealtad gravísima lo que está sucediendo con su ministro.
Pedro Sánchez ya tuvo que intervenir hace meses por una polémica similar cuando Garzón cuestionó el consumo de carne y acabó zanjando el tema señalando: "A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible". Pero el presidente de Gobierno prefiere, esta vez, no posicionarse.
Ese silencio presidencial conlleva carta blanca para los cargos medios socialistas ya son tres comunidades gobernadas por el PSOE que han desempolvado los cañones siendo el presidente aragonés, Javier Lambán, el más duro: "Estas desgraciadas e insensatas declaraciones son una agresión directa a una parte importante de la economía aragonesa, que se esfuerza por ser competitiva y sostenible".
Y por si a Garzón no le quedara claro el punto en el que se encuentra, Lambán sentenció que “quien hace declaraciones así no puede ser ministro de España ni un día más. Es en sí mismo un insulto a la inteligencia”. Un durísimo ataque tras el que el ministro de Consumo sabe que no solo está Lambán, sino todo el PSOE.
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