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Covid rompe mito de que mujeres ‘optan’ por renunciar: S. Green

(Bloomberg) -- En agosto y septiembre, más de un millón de personas abandonaron la fuerza laboral. El ochenta por ciento de ellas eran mujeres. Las mujeres han estado perdiendo empleos a un ritmo mucho más alto que el de los hombres a lo largo de esta recesión, cifras que no pueden explicarse completamente por los efectos de la industria. Y podría empeorar. Una de cada 4 mujeres empleadas (1 de cada 3 madres) está considerando renunciar a su empleo o reducir su jornada laboral, según McKinsey. El hallazgo marca la primera vez en seis años de investigación que encuentra alguna diferencia en el interés de hombres y mujeres por renunciar a sus empleos.

Los padres que trabajan son los que se ven más afectados por la crisis. Una encuesta de FlexJobs a padres que trabajan encontró que 25% de los padres y madres habían reducido sus horas para hacer frente a las demandas de cuidado infantil. Pero las mujeres eran mucho más propensas que los hombres (17% a 10%) a renunciar. Si bien la pandemia ha obligado a todos los padres a asumir más tareas domésticas y de cuidado infantil, los estudios muestran que las madres asumen la gran mayoría.

Lo que está sucediendo aquí es bastante obvio y predecible: una gran cantidad del trabajo adicional de cuidado del hogar recae en las mujeres y las expulsa de la fuerza laboral.

Espero que este sea el final del mito de la “exclusión voluntaria”: la suposición de que una razón, tal vez incluso la razón principal, por la que no hay más mujeres liderando organizaciones o Gobiernos es que muchas mujeres “eligen” quedarse en casa. En realidad, el número de mujeres que abandonan sus carreras es pequeño, y la elección casi nunca es realmente libre.

El mito de la exclusión voluntaria se extiende en nuestra cultura. En una encuesta, Robin Ely, académica de la Escuela de Negocios de Harvard, descubrió que una gran mayoría de mujeres y hombres piensan que el hecho que las mujeres “prioricen la familia sobre el trabajo” es la principal barrera para el avance profesional de las mujeres. De hecho, solo 11% de las mujeres está fuera de la fuerza laboral para cuidar a los niños a tiempo completo en un momento dado. De las mujeres de la generación X, solo 28% había tomado un receso de seis meses o más para cuidar a sus hijos. Eso no es suficiente para explicar por qué hay tan pocas mujeres en las cúpulas del poder.

Si bien este tiempo fuera del trabajo a menudo se representa como una opción, la evidencia muestra que generalmente es una elección a regañadientes. La investigación ha descubierto tres factores externos principales que llevan a las mujeres en esta dirección: lugares de trabajo inflexibles, esposos poco involucrados y malas políticas públicas.

Las entrevistas con mujeres profesionales que dejan de trabajar señalan que los lugares de trabajo intransigentes son el mayor problema. Estados Unidos sigue siendo un país donde solo 19% de los trabajadores del sector privado tiene acceso a licencias familiares pagadas. Muchas mujeres se encuentran con que se les niegan sus solicitudes de tiempo flexible u otras adaptaciones posteriores al nacimiento de los hijos. En profesiones con alta demanda de tiempo como el sector legal, la consultoría y las finanzas, una solicitud para trabajar 40 horas a la semana puede considerarse equivalente a trabajar a tiempo parcial.

Un factor secundario importante es la cantidad de trabajo de crianza y de labores domésticas que asumen los hombres. Dos tercios de las mujeres que abandonan la fuerza laboral citan la falta de apoyo de sus esposos. Si bien los esposos a menudo ofrecen apoyo verbal y emocional a sus esposas (diciendo “haremos lo que decidas” o “puedes hacer lo que quieras”), esto no necesariamente se traduce en apoyo material. Y es el apoyo material, como la supervisión de las actividades escolares por Zoom o realizar tareas domésticas de forma espontánea, lo que tiene un impacto positivo en las carreras de las esposas, sin mencionar la estabilidad marital. Sin embargo, los hombres no siempre se dan cuenta de lo poco que están ayudando. Los estudios de uso del tiempo encuentran que los hombres sobrestiman la cantidad de tareas domésticas que realizan. (Los datos sobre parejas del mismo sexo son más limitados, pero más esperanzadores: aparentemente cuando los estereotipos de género no dictan quién lava la ropa, es más fácil imaginar arreglos más equitativos).

El tercer problema aquí es la política pública. Estados Unidos siempre ha tenido dificultades para hacer que la guardería sea asequible. La licencia pagada no está garantizada. Todo esto ejerce más presión sobre los padres. Antes de la pandemia, las mujeres tenían tasas de participación en la fuerza laboral más altas en los países donde se subsidia el cuidado infantil y se paga la licencia de maternidad, como en Israel y Suecia. Y la mayoría de las mujeres estadounidenses que abandonan el trabajo regresan a la fuerza laboral dentro de dos años. Imagine que Estados Unidos hubiera pagado licencia de maternidad y cuidado infantil asequible, es posible que estas mujeres nunca hubieran renunciado a sus trabajos.

Este año, es obvio que muchas mujeres abandonan la fuerza laboral de Estados Unidos porque las escuelas y las guarderías no han reabierto por completo. Los maridos están contribuyendo, pero no lo suficiente. Y los políticos brillan por su ausencia, al parecer esperan que las mujeres sean los amortiguadores de la economía.

Así que eliminemos el término “exclusión voluntaria”. Cuando las mujeres dejan la fuerza laboral, no están ejerciendo sus opciones, es que se han quedado sin ellas.

Nota Original:Covid Explodes Myth That Women ‘Opt’ Out: Sarah Green Carmichael

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