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La Corte de EE.UU. tiene un nuevo guardián ideológico: John Roberts

WASHINGTON.- Durante años, cada vez que una disputa legal ponía un tema delicado en la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos -el aborto, la inmigración, el matrimonio gay, los límites de la intervención del Estado en la economía-, Estados Unidos miraba a un juez: Anthony M. Kennedy, el "voto alterno" que rompía la paridad entre el ala progresista y el ala conservadora del máximo tribunal.

El retiro de Kennedy y la llegada de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh a la Corte, dos jueces nombrados por el presidente, Donald Trump, forjó una mayoría de cinco magistrados conservadores que llevó a muchos a pensar que el equilibrio ideológico del tribunal estaba en peligro. Pero uno de ellos, el presidente, John G. Roberts, se ha erigido como el nuevo guardián del equilibrio ideológico del tribunal.

La composición de la Corte Suprema es un tema de enorme importancia política en Estados Unidos porque el máximo tribunal ha torcido el rumbo del país en varias oportunidades. La Corte legalizó el aborto y el matrimonio gay en todo el país, y, este año, permitió que ciento de miles de jóvenes inmigrantes indocumentados conocidos como "Dreamers" pudieran seguir viviendo sin temer a ser deportados. Hace ocho años, la Corte también permitió la supervivencia de Obamacare, la reforma del sistema de salud de Barack Obama, que fue blanco de una ofensiva in cuartel de la derecha en los tribunales. Y esta semana la Corte impidió que Luisiana restringiera el acceso al aborto.

Muchos especialistas ven en las decisiones de Roberts un muy pulido y consciente esfuerzo por cuidar el prestigio de la Corte, e impedir que se convierta en un feudo conservador que deshaga años de avance progresista en la jurisprudencia del país. Una búsqueda de equilibrio en tiempos de grieta. Ese esfuerzo le ha costado críticas desde la derecha.

"Los estadounidenses que esperan justicia para las mujeres y los bebés no nacidos fueron decepcionados nuevamente por John Roberts", dijo el senador Tom Cotton, republicano de Arkansas, ferviente conservador y trumpista, al reaccionar a la decisión de ponerle un freno al intento de Luisiana por limitar el acceso al aborto. "El presidente del tribunal puede creer que está protegiendo la integridad institucional de la corte, pero en realidad, su toma de decisiones politizada solo lo socava", agregó.

La suerte de la Corte se juega en la próxima elección presidencial. Un triunfo de Trump podría abrirle la puerta para reemplazar a los dos magistrados progresistas más viejos del tribunal, la jueza Ruth Badger Ginsburg, de 87 años, y el juez Stephen Breyer, de 81, y arraigar una mayoría de siete jueces conservadores. Por el contrario, un triunfo de Biden le permitiría a ambos retirarse a sabiendas de que Biden podría mantener el perfil actual de la corte.