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Coronavirus. Verón y Mascherano, una charla sobre la solidaridad del jugador y el desafío de jugar hasta los 40 años

Fueron rivales en el nivel de clubes, compañeros en el seleccionado argentino, desde principios de este año la relación pasó a presidente-futbolista y la cuarentena por el coronavirus, unida a las posibilidades de comunicación que ofrecen las redes sociales, configuró un escenario inesperado: la de Juan Sebastián Verón entrevistador de Javier Mascherano. La charla a distancia, con la Brujita en La Plata y el volante central en su San Lorenzo natal, fue a través de un Instagram live de la cuenta oficial de Estudiantes, que reunió un máximo de 3100 usuarios conectados en el atardecer del martes.

El minuto a minuto de la pandemia en la Argentina y el mundo

Mascherano reveló que la disposición gubernamental del aislamiento lo sorprendió en San Lorenzo cuando la dupla técnica Leandro Desábato-Rodrigo Braña le había dado al plantel dos días de licencia. Ya no pudo volver a Buenos Aires. "Me agarró sin un montón de cosas. Me empezó a crecer el pelo, desparejo, matas por todos lados. Salí a comprar para afeitarme la cabeza", le dijo Mascherano a un interlocutor tan calvo como él por voluntad propia.

"Te vi cortando el pasto", lo chicaneó el mediocampista. "Ahí entendí lo que es laburar", admitió el presidente. Siguió Masche: "A mí me gusta ayudar a cocinar. Viví mucho tiempo solo en China y me las arreglo. Llega un momento en el que sentís agobio de estar encerrado en tu casa. Querés salir y dar una vuelta aunque sea de dos minutos, Mi mujer empieza a estar desesperada, sobre todo con los chicos. Las dos nenas son más grandes y van por su cuenta, lo más complicado es entretener al más chiquito".

Hace unos días, Verón reconoció que Estudiantes podría aplicar un recorte sobre los salarios de los futbolistas para paliar la falta de ingresos económicos por la pandemia. "Hay una franja de jugadores que puede soportar cobrar un sueldo mínimo. Posiblemente a alguno le toque una rebaja para poder ayudar al de al lado. Es lo que corresponde", había manifestado el dirigente.

Con Mascherano en la mitad inferior de la pantalla, Verón ensayó un discurso que no entronca con aquellas palabras. Se manifestó en contra de que al futbolista se le exija renunciamientos económicos. Se dio el siguiente ida y vuelta:

-Verón: Veía lo de los sueldos del Barcelona. Siempre se le carga al futbolista la obligación de ser más solidario que otro, más allá de lo que gane. Siempre está en el candelero la solidaridad del jugador. Me jode que siempre se le pida a un gesto al jugador. El gesto tiene que venir antes de otros lados que tienen que dar el ejemplo. Siempre tiene que venir primero del futbolista, por lo que gana. El jugador de por sí es solidario, ya lo demostró muchas veces, vos inclusive Javier lo fuiste varias veces.

-Mascherano: El jugador es un blanco fácil de atacar por su carrera y las posibilidades económicas. En ese sentido, es como que moralmente está obligado a colaborar. Está claro que en una situación como ésta, todos vamos a tener que colaborar. Se firmó una ley de solidaridad desde el Estado. Muchos de nosotros no necesitamos estar comentando dónde colaboramos. Yo ayudé a varias entidades y preferí que no se supiera. Eso debe salir del corazón, no para el qué dirán. No lo digo solo por mí, hay muchos otros jugadores que ayudan. Estoy de acuerdo en que el jugador es un blanco fácil. A veces se nos pide que seamos el ejemplo de todo lo que debe ser una persona. Tratamos de llevar nuestra vida con aciertos y errores, pero no queremos ser un ejemplo en el que todos deben reflejarse. Somos observados por mucha gente, no podemos perder eso de vista. No estamos para ser ejemplos de nada. Hacemos cosas que nos llevan a equivocarnos como cualquiera.

Verón llevó la conversación dando saltos temporales. Desde los comienzos de Mascherano ("no soy un buen entrevistador", se excusó): "A Buenos Aires llegué en el 2000, con 15 años. Haber vivido antes un año en la pensión de Renato Cesarini me ayudó a no sufrir por estar lejos de mi familia y amigos en la pensión de River. Estaba preparado y además soy un apasionado del fútbol". Hasta su manera de asimilar los resultados con toda una carrera por detrás: "Para el futbolista, el problema es que la derrota dura mucho más que la victoria. Yo tuve la suerte de jugar en Barcelona, donde sabía que podía ganar varios títulos. Era un equipazo. Era llegar al final de temporada, ganar un título, celebrar 10 minutos y se terminó. Y estuvimos 10 meses luchando. '¿Y ésto era?', te preguntás. Sí, la victoria es efímera y la derrota cala hondo. Hoy estaba viendo el partido de la selección contra Irán en el Mundial (2014). El domingo seguro voy a ver la final contra Alemania. Estuvimos tan cerca... Posiblemente no me hubiera cambiado la vida ser campeón. Eso hace la derrota, voy a ver la final y me voy a machacar. En la victoria no analizás, ganaste y ya está. Vos (por Verón) por ahí no analizas la final de la Libertadores que le ganaron a Cruzeiro, pero sí la final del Mundial de Clubes que perdieron con Barcelona".

Cuando Verón le propuso imaginar el futuro, Mascherano lo frenó: "No, mirá que te conozco eh. No quiero proyectar, nada de pensar. Quiero disfrutar el ahora. Voy a cumplir 36 años". Verón lo retrotrajo a la época en que compartían el seleccionado: "Eras un guachito que me alcanzaba la pelota" (Mascherano fue al Mundial 2002 como sparring del equipo de Bielsa). Obtuvo por respuesta: "Si, te alcanzaba la pelota y te respiraba en la nuca". Verón lo desafió: "Te quedan cuatro años más de futbolista, no te apures. La gente está contenta de tenerte de vuelta, no solo la de Estudiantes". Mascherano no le aseguró que vaya a jugar hasta los 40 años, solo se comprometió a participar en la campaña de la Fundación de Estudiantes para la donación de ropa y frazadas para el invierno.