Coronavirus. Tiger Woods juega al putting green con su hijo por la chaqueta verde de Augusta

Tiger Woods se siente fuerte y en buena forma para competir por otra chaqueta verde, ese premio tan especial que se les entrega a los campeones del Masters de Augusta. Podía sentir la adrenalina fluyendo, junto con una extraña sensación.

Estaba malhumorado. En lugar de volar al Augusta National para el Masters esta semana, estaba en su casa en Florida, donde la única competencia por una chaqueta verde era una de putting con su hijo de 11 años, Charlie.

"Me sentí energético, reamente vivo, eléctrico y un poco irritable y no sabía lo que estaba sucediendo'', dijo Woods, de 44 años, en una entrevista con GolfTV difundida el jueves. "Y mi cuerpo, subconscientemente, sabía que debería estar preparándome para irme y comenzar a jugar en el Masters. Mi cuerpo estaba listo y yo no sabía por qué estaba actuando de esa manera. Es una locura'', explicó el ex número 1 del mundo y que obtuvo 15 Majors, cinco de ellos en Augusta. El máximo ganador de Majors es el estadounidense Jack Nicklaus, con 18.

La entrevista, grabada el miércoles con un canal con el que tiene un contrato de patrocinio, fue su primera desde la ronda final del Genesis Invitational, en febrero pasado. Woods decidió no jugar en los cuatro torneos siguientes para dosificar los esfuerzos de su maltratada espalda, por la que pasó cuatro veces por el quirófano. Fue entonces cuando la pandemia de COVID-19 obligó a suspender el golf y otros deportes. Casi a paralizar el mundo en general.

Woods ha estado en casa con sus dos hijos y su novia, andando en bicicleta como ejercicio, jugando golf ocasionalmente en el Medalist Club y teniendo duelos de putting con Charlie. Con un premio especial: la mítica chaqueta verde para el ganador.

Es otro recordatorio de los tiempos que se viven. Va a ser el tiempo más largo que un campeón del Masters ha mantenido la chaqueta más famosa del golf en su casa. Woods no tendrá que dejarla en su casillero en Augusta National hasta que regrese para defender su cetro. Y eso no ocurrirá como mínimo antes de noviembre, nueva fecha en la programó el célebre torneo.

"No es la forma en que me habría gustado quedarme con la chaqueta por un largo tiempo'', confesó Woods. "Yo quería salir a competir y ganarla de nuevo, como lo hice en el 2002. Pero no es una circunstancia normal, no es un mundo normal. Es un ambiente muy cambiante y es muy diferente para todos. Afortunadamente, podemos llegar a tener un Masters en noviembre y jugar entonces. Si todo resulta con suerte, parece que podré estar defendiendo el título dentro de unos meses''.

Mientras tanto, comenzó a jugar por la chaqueta con Charlie, aprovechando que la tenía en casa. Incluso, el martes por la noche, habitual día durante el Masters en el que se realiza "la cena de los campeones", Tiger comió en su casa con la chaqueta puesta, en compañía de sus hijos, Sam y Charlie, y de su novia, Erica Herman. Como un simulacro de la vida real, pero en su casa. El menú lo eligió como campeón que es y tal cual la costumbre del torneo, que le asigna esa distinación al último ganador: carne con fajitas de pollo, sushi y sashimi, tortas y milkshakes.

"No sé si podré defender la chaqueta en Augusta, no sé si podré ganarla de nuevo, pero aprovechamos el momento para divertirnos un poco con ella junto con Charlie'', dijo Woods. "Ocasionalmente, ha ido a parar al armario. Mayormente se ha quedado en el mío. Pero el hecho es que él ha logrado ganarla algunas veces, porque en esta familia no se regalan victorias. Ha sido bueno verlo burlarse de mí y lucir la chaqueta, ponerla en su armario, donde Charlie dice que debe estar...''.

Fuente: AP