Coronavirus: ¿La sala más grande de Bahía Blanca convertida en una verdulería?

El Teatro Don Bosco de Bahía Blanca es la sala con mayor cantidad de butacas de dicha ciudad. Cerrada como todos los teatros del país desde que se estableció la cuarentena por la pandemia de coronavirus, su productor puso un cartel que dice: "Próximamente, verdulería del teatro". En la puerta de esa sala histórica ahora está pintado un lazo negro en señal de luto.

Daniel Volpe es quien administra el teatro. ¿La nueva marquesina tiene algo de golpe de efecto? "Diría que es una metáfora -apunta a LA NACION-. Desde hace tiempo hemos tratado de mantener en pie a las salas y como no hay respuesta de ningún tipo esto fue una forma de golpear las puertas, una manera creativa para ver si podemos ser escuchados. Con diferentes matices la actividad está viviendo una situación gravísima. En mi caso, desde el 19 de diciembre no vendo una entrada porque aquí no hay actividad durante el verano. La salas que son de gestión municipal tienen otras posibilidades, pero las que administramos desde lo privado ya hemos raspado la lata hasta quebramos las uñas. Durante todo este tiempo hemos recurrido a notas a los funcionarios que no han tenido respuestas. No pasa por pedir dinero, porque somos conscientes que primero está la salud de la gente, pero hemos ido quedando casi en la cola, casi demonizados y no se puede más. Hemos quedado desamparados. Y no solamente los gestores y administradores de sala sino creadores, directores, técnicos, acomodadores... Apelamos a eso de transformarnos en una verdulería porque, por lo menos acá, es un rubro que ha crecido durante la pandemia. Nosotros, en verdad, queremos que nos atiendan, que nos den alguna respuesta, para poder alcanzar el amanecer. Hoy estamos en medio de la noche más oscura, con vientos cruzados, no vemos la costa, no sabemos cuánto falta para llegar a ella. Lo que queremos es mantener al barco a flote, que se prenda un faro.

-Desde que el tema tomó estado público, ¿tuvieron alguna respuesta del gobierno de la Provincia de Buenos Aires o de la Municipalidad de Bahía Blanca?

-Calculo que tal vez se produzca algún llamado mañana o en la semana. Hasta ahora hemos tenido una reunión con el intendente y su equipo para contarles de nuestra situación pero no hemos obtenido respuesta, por eso desde el Teatro Don Bosco decidimos hacer algo para llamar la atención. El Don Bosco es una sala de 110 años, tiene 1300 localidades, hemos hecho una inversión gigante para poder tapizar las butacas, cambiar las cañerías... Es una sala bellísima que está cerrada desde diciembre. Necesitamos un protocolo. En la ciudad de Buenos Aires desde mañana ya hay uno que permite el ingreso para poder hacer emisiones vía streaming. Hay un faro para llegar al verano, para cuando el púbico pueda volver al teatro. Pero acá no, hasta se suspendió la Fiesta de la Primavera de Monte Hermoso. Por lo cual se nos abre un gran signo de interrogación. Hasta ahora después de golpear tantas puertas ninguna se abrió. Nuestra intención es poder sentarnos en una mesa con funcionarios para poder facilitar una fórmula que nos saque de esta situación desesperante. Lo pedimos con humildad, en nombre de todos. Es muy feo ver cerrarse teatros independientes, ver a los actores sin trabajo, sin actividad.

-¿Ya se han cerrado salas en Bahía Blanca?

-Sí, por eso necesitamos que se encuentre una fórmula para seguir. En mi caso tenia programado de marzo a julio unas 63 funciones con Abel Pintos, Pedro Aznar y las obras Desnudos y Departamento de soltero, entre otras, pero vino la pandemia y todo se levantó. Mediante Aadet (la asociación que nuclea a los dueños y productores de salas) estamos trabajando con el Gobierno Nacional en un protocolo que oficia de guía para todo el país, cuya puesta en práctica dependerá de la situación sanitaria de cada región. Todavía no está definido pero sí sabemos que nosotros no podemos hacer delivery como hacen los restaurantes. Necesitamos fórmulas para llegar a algún tipo de crédito estatal. Tengo miedo de que cuando haya un protocolo no queden salas. Sabemos que no siempre el espectáculo debe continuar, pero también sabemos que queremos seguir en actividad.

La situación que describe Daniel Volpe se multiplica en otras regiones. En la Ciudad de Buenos Aires ya han cerrado salas y centros culturales de la escena alternativa. Desde la semana pasada una sala de la ciudad de Córdoba está vendiendo su vestuario histórico. En un lugar como en otro hay tormenta, hay viento cruzado. La falta de un faro para la actividad escénica es una de las tantas víctimas de la pandemia.