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Coronavirus. Los reinfectados, los que tienen síntomas persistentes y otros casos raros de Covid-19

Los casos raros empiezan a multiplicarse no solo en las redes sociales sino también en las revistas médicas

Tras seis meses de pandemia, los expertos afirman que la enfermedad está causada por un nuevo coronavirus; que se presenta con fiebre y síntomas respiratorios, cardiovasculares, neurológicos o gastrointestinales; que puede contagiarse dos días antes de generar síntomas; y que más del 80% de los infectados se recupera en 14 días. Sin embargo, muchos casos ponen hoy en duda algunas de estas afirmaciones. Hay enfermos que no tienen fiebre y otros que siguen con síntomas meses después de eliminar el virus de su organismo. Hasta hay quien está seguro de que tuvo Covid-19 aunque sus tests hayan sido negativos, y quien dice haber sufrido Covid-19 más de una vez.

Las anécdotas personales no equivalen a evidencia científica, sostienen los investigadores, con razón. Pero los casos raros empiezan a multiplicarse no solo en las redes sociales sino también en las revistas médicas. Por ejemplo, Paul Garner, profesor de Infectología de la Liverpool School of Tropical Medicine, en Gran Bretaña, pasó siete semanas en algo qué él mismo describe como una "montaña rusa" de síntomas extraños, emociones contrastantes y agotamiento perpetuo. "La enfermedad iba y venía, los síntomas cambiaban, cada día era una sorpresa", recuerda el infectólogo en el British Medical Journal.

Acostumbrado al entrenamiento deportivo y a dar indicaciones a los demás, Garner no creía que él pudiera haberse contagiado de Covid-19. Después de todo, un día se levantaba confuso, al día siguiente tenía artritis en las manos, luego malestar intestinal, más tarde dolor de oído. Caminar lo dejaba de cama. "Me puse en contacto con otros casos raros, a todos les decían que era ansiedad y terminaban dudando de sí mismos", se lamenta Garner, que consultó a innumerables colegas que le diagnosticaban fatiga posviral, un síndrome frecuente pero que él descarta. Editor de Cochrane, una de las organizaciones más respetadas en el mundo sobre evidencias científicas, Garner sostiene que tiene síntomas persistentes de Covid-19 y que las secuelas no tienen nada que ver con lo psicológico ni el estrés.

Aunque no se habla del tema, expertos del King's College de Londres reconocieron que hay miles de pacientes con síntomas persistentes en Gran Bretaña. Por su parte, especialistas italianos publicaron recientemente en la revista científica JAMA que el 55% de pacientes seguían con tres o cuatro síntomas (fatiga, dolores en las articulaciones o músculos, dificultades para respirar, tos, dolor de cabeza, entre otros) después de 60 días de comenzados los síntomas. Aún después de ser dados de alta y con dos hisopados negativos, 30% experimentaban uno o dos síntomas. Solo el 18% se sentía completamente recuperado, según Angelo Carli y sus colegas del Policlínico Universitario Agostino Gemelli, en Roma.

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Una encuesta del CDC de los Estados Unidos concluyó que el 35% de personas manifiestan síntomas entre dos y tres semanas después del hisopado positivo, incluidos uno de cada cinco adultos menores de 35 años sin enfermedades previas. Hasta la Organización Mundial de la Salud se refirió el jueves pasado al problema de los síntomas persistentes en personas jóvenes. "Sabemos que se han formado grupos de pacientes que tuvieron Covid-19 pero siguen con síntomas de fatiga extrema, dificultades para respirar y que no logran volver a trabajar ni al gimnasio", reconoció María Van Kerkhove, responsable de Covid-19 en la OMS. "Estamos estudiando el tema", afirmó.

Las secuelas del Covid-19 pueden ser leves o resultar invalidantes para algunos long haulers, como se conoce en inglés a las personas que sufren síntomas persistentes. Algunos especialistas desestiman las preocupaciones, ya que la fatiga y los dolores musculares también se observaron en los sobrevivientes de la influenza o "gripe española" de 1918 y en pacientes que tuvieron otro tipo de coronavirus (SARS y MERS). Pero lo cierto es que los long haulers se quejan de muchos otros problemas (temblores, hormigueo, problemas cognitivos, hipotensión, taquicardia) durante meses. Y no entienden por qué les dicen que lo suyo es solo ansiedad.

El misterio de las reinfecciones

Hay otro grupo de casos de Covid-19 del que se conoce poco y nada: el de las reinfecciones. Centenares de personas en China, Corea del Sur, Japón, Israel e Irán estuvieron enfermas por Covid-19 y fueron dadas de alta con un test negativo, pero al poco tiempo volvieron a tener síntomas y un resultado positivo en el hisopado. ¿Es posible padecer dos veces de Covid-19? Los infectólogos son cautos y buscan más datos antes de confirmar que las reinfecciones sean reales. Es que los casos que se vuelven a positivizar podrían indicar que las defensas duran poco, lo cual sería un mal augurio para las futuras vacunas y para los "pasaportes de inmunidad" de turistas. Por el momento, la mayoría de los infectólogos coincide en que las personas que vuelven a tener un resultado positivo en un test genético son casos raros que no contagian.

Desde Alemania, Tomás Palacios confirma que él tuvo Covid-19 dos veces. Primero, tras volver a la Argentina en un vuelo de repatriación desde Munich, a fines de marzo. Cuando fue hisopado por indicación del Gobierno de la Ciudad, dio positivo por primera vez, aunque no tenía ningún síntoma. A los tres días, su estado se agravó hasta el punto de que tuvo que ser internado el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde permaneció en total nueve días, algunos en terapia intensiva con respirador. "Pensé que me moría", dice ahora el joven, de 21 años.

El 23 de mayo, un segundo test de PCR realizado en el Hospital Italiano dio negativo. Por las dudas, en junio Tomás repitió el hisopado, que volvió a dar negativo. Con ese resultado, Tomás tomó un vuelo para continuar sus estudios de Maestría en Comunicación Social en Alemania. Pero, tras 27 días sin síntomas, volvió a tener fiebre en Munich. Un test de PCR que le hicieron allí dio positivo de nuevo. "Esta vez fue mucho más leve", afirma ahora Tomás.

Hace una semana que el cordobés se encuentra sin síntomas y su último hisopado (el quinto) dio negativo, dice Tomás, aliviado. Ya volvió a la universidad pero sigue cuidándose con máscara y alcohol en gel. La muerte por Covid de uno de los médicos que lo trató en Buenos Aires lo golpeó recientemente. "Si estoy vivo, es por el doctor Bustos y por el apoyo de Marisol, la paciente 130, que hoy está en Madrid", se quiebra por un instante. "Los médicos en Munich no se explican cómo me volví a contagiar; pero, por suerte, me aseguraron que no se puede tener Covid por tercera vez", ríe Tomás.

"Son muy infrecuentes las reinfecciones, habría que estudiar a qué se debe el segundo test PCR que le dio positivo", apunta Gabriel Rabinovich, investigador superior del CONICET y director del Laboratorio de Inmunopatología del IBYME. "Hay varias posibilidades: puede ser un resto del virus que haya quedado en el organismo, pero sin capacidad de infectar; puede ser que la primera vez los mecanismos defensivos no hayan sido suficientes para conservar una memoria fuerte de la infección; o puede ser que el virus se haya reactivado, como ocurre en casos de herpes o HIV", reflexiona el profesor de Inmunología de la UBA.

"Son todas hipótesis", enfatiza Rabinovich. "Todavía necesitamos tiempo para estudiar estos casos, es todo muy nuevo. En principio, se supone que si una persona tiene Covid-19 por segunda vez, será más leve".

Enfermos desatendidos

En la Argentina, donde las personas que no tienen síntomas no son generalmente testeadas, hay muchos casos extraños que todavía merecen investigaciones detectivescas. El primero fue el de Juan, el historiador que no había viajado a ningún lado ni tenía fiebre pero tuvo que ser internado con neumonía en marzo, tras peregrinar varios días en busca de atención médica. Juan fue finalmente hisopado y dio positivo al nuevo coronavirus. Aunque hoy se encuentra completamente recuperado, sigue buscando datos para entender cómo se contagió y por qué que no se le encontraron anticuerpos en la sangre después del alta hospitalaria.

En cambio, Diego Galperín nunca logró que los médicos le dieran bolilla en El Bolsón. Aunque fue siete veces a la guardia en marzo y abril, el docente de 50 años no logró que lo hisoparan jamás, a pesar de haber estado en una fiesta con 100 personas en marzo y tener dolor de garganta, dificultad para respirar, agitación y dolor en el pecho. Es que nunca tuvo fiebre. "Seguí con dificultad respiratoria y problemas con la voz durante tres meses", dice Diego.

"Todavía tengo dolores en el pecho, según el día, y ahora me están tratando en Bariloche como si fuera asma", dice el profesor de física apasionado por la astronomía. "Creo que tuve Covid-19 pero un test de anticuerpos salió negativo", relata Diego.

"Es necesario difundir que no estamos inventando síntomas, necesitamos que nos atiendan aunque un test nos haya dado negativo", insiste, con una frustración que se percibe a 1700 kilómetros de distancia.

Agustina Fernández creó un grupo en Facebook para personas que padecen síntomas persistentes y no encuentran eco entre los profesionales. Hace más de 100 días ella sufre dolor de garganta, dolor de pecho, falta de aire, cansancio extremo, palpitaciones y otros síntomas. Tuvo fiebre y, aunque no la hisoparon en el momento inicial, un test de anticuerpos le confirmó que tuvo Covid-19, como reportó anteriormente LA NACION.

"Los síntomas van y vienen, duermo mucho, tuve que dejar de estudiar y sigo con taquicardia cuando me levanto", repite la argentina desde su casa en Londres. "Hay miles de personas con síntomas persistentes en todo el mundo que se contactan por redes sociales y WhatsApp; es bueno saber que no estamos solos", alienta Agustina.

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Algo similar dice Laura Barreiro, un ama de casa de 42 años del partido de San Martín, en Buenos Aires, que tuvo Covid-19 leve en mayo pero que aún continúa con síntomas. "Tuve muy poca fiebre (37,4 grados) y el 28 de mayo el hisopado dio negativo, así que me dieron el alta. Pero pasaron dos meses y me sigo sintiendo mal, me duele la garganta, a la noche no puedo respirar y tengo un cansancio extremo. Además, me aparecieron alergias al jabón en polvo y al champú, que no tenía. Una médica clínica me mandó al psiquiatra, pero los que tenemos síntomas persistentes sabemos que esto es real y necesitamos atención médica."

Este es precisamente uno de los problemas principales de Micaela Altamirano, una joven de 24 años de Berazategui que empezó con fiebre alta, dolor de garganta y pérdida del olfato hace dos meses cuando volvía del trabajo, pero que no logró todavía que un médico siga su caso. Primero le dijeron telefónicamente que tenía dengue. El 25 de junio, la mandaron a hisopar. Recién el 6 de julio, diez días después, la llamó una odontóloga del municipio para informarle su resultado positivo. Nadie del sistema de salud volvió a contactarla. Aislada desde entonces en su casa, todavía tiene tos, dolor de garganta y un extremo agotamiento.

"Todavía no recuperé del todo el olfato y me baño en dos veces porque me canso", dice por teléfono entre un toses y anécdotas sobre sus intentos de que la atendieran en una guardia médica, ya sea a través de su obra social o por el sistema público. "El único refugio que tenemos los que vivimos en el conurbano sur y seguimos con síntomas es el grupo de pacientes", se indigna Micaela.

¿Qué está pasando con estas personas? "Cuando se resuelve la infección viral, puede quedar una enfermedad inflamatoria y por eso los pacientes pueden tener síntomas durante más tiempo", explica el inmunólogo Rabinovich. "La inflamación puede dañar distintos tejidos, pero la mayoría de los casos se resuelven con el tiempo", tranquiliza el bioquímico argentino.

Michael Ryan, director ejecutivo de la OMS, también aclaró en conferencia de prensa que "existe una enfermedad inflamatoria en el Covid-19 que puede generar daños a largo plazo, especialmente a nivel cardiovascular", tanto en quienes han padecido una enfermedad leve como grave. "No sabemos todavía cuáles serán las secuelas de las respuestas inflamatorias a largo plazo, por eso es importante no tomar riesgos innecesarios". Quienes vivieron para contarlo, y siguen padeciendo sus consecuencias, no podrían estar más de acuerdo.