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"Pizzagate": de la mentira en un bar al confinamiento de un estado en Australia

"Pizzagate": de la mentira en un bar al confinamiento de un estado en Australia

ADELAIDA, Australia.-Lo que empezó como una mentira sobre un pizza-bar, terminó con una provincia entera en cuarentena.

Por temor a una super-cepa de coronavirus, las autoridades de la quinta ciudad más grande de Australia ordenaron a principios de esta semana un confinamiento absoluto de seis días en toda la región de Australia Meridional -hasta prohibieron pasear al perro-, tras detectar una cadena de casos aparentemente ligados a una pizzería en un suburbio de la ciudad de Adelaida.

La draconiana reacción de las autoridades fue en respuesta al relato de un hombre aislado en hotel de cuarentena, que le dijo al personal de salud que se había contagiado cuando pasó a buscar un pedido de comida para llevar en el restaurante Woodville Pizza Bar, que ya estaba bajo la lupa como un posible foco de coronavirus.

El viernes, sin embargo, las autoridades revirtieron súbitamente la medida, tras determinar que el hombre les había mentido a los rastreadores de contactos. Se supo que el hombre no era un cliente, sino uno de los maestros pizzeros del local, donde también trabajaba un guardia de seguridad que había contraído el virus mientras cumplía funciones en otro hotel de cuarentena. La cadena de contagios, de pronto, había quedado al descubierto.

"Si esta persona no le hubiese mentido al equipo de rastreo, no habríamos entrado en confinamiento durante seis días", dijo a la prensa el comisionado de policía del estado de Australia Meridional, Grant Stevens.

"Actuamos en base a la premisa de que este hombre simplemente había pasado por una pizzería a buscar un pedido -una exposición muy breve- y había salido contagiado", agregó Stevens. "Ahora sabemos que el hombre es contacto estrecho de otra persona que fue confirmada como Covid positivo. Y eso cambió drásticamente la situación."

El primer ministro australiano, Steven Marshall, manifestó su enojo por la "actitud egoísta" del pizzero en cuestión, y anunció que el confinamiento, que afectó a 1,8 millones de personas, será levantado este sábado. "Estoy más que furioso por el accionar de este individuo", manifestó el premier.

Bochorno

El fiasco y el levantamiento del confinamiento apenas 36 horas después de iniciado generó vergüenza y bochorno en toda Australia. Algunos se volcaron a Twitter, y bajo el hashtag #Pizzagate empezaron a recordar la falsa teoría conspirativa que surgió durante la campaña para las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, en torno a un pizza-bar del noroeste de Washington llamado "Comet Ping Pong Pizza".

Pero las burlas en las redes no le hacen ninguna gracia a los empresarios y comerciantes afectados por un confinamiento totalmente innecesario.

Ante la perspectiva de una "corrida de compras" para adelantarse al encierro, los puesteros del Mercado Central de Adelaida acopiaron mercadería. Pero la primera mañana de la cuarentena les dijeron que estaba comerciando ilegalmente y los obligaron a cerrar.

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"Compré un 50% más que un miércoles normal", dice Bill Howison, dueño de un puesto de frutas. "Gran parte de eso se perdió, unos 7300 dólares en mercadería."

A los huéspedes del Peppers Hotel, el alojamiento de cuarentena donde surgió el último brote, se los obligó a reiniciar el periodo de aislamiento de 14 días, un requisito que deben cumplir todos los australianos que regresan del extranjero. Para Sam Krukeyemer, de 30 años, eso implicará quedarse un total de 28 días consecutivos encerrado en una habitación de hotel.

La preocupación por la salud mental de los confinados se disparó cuando uno de ellos tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital con ataque de pánico cuando recibió la noticia de la prolongación de la cuarentena.

"Escuché gritos y llanto", dice Krukemeyer, que cumple cuarentena con su pareja. "Me da pena por la gente que tiene que pasar por esto sola."

Si bien las autoridades actuaron rápidamente para escarmentar al pizzero mentiroso, dice que en lo concreto no recibirá castigo ni multa alguna. Y los defensores de derechos civiles y los expertos recalcan que el hombre pudo haberse sentido presionado para mentir.

"Por lo general, la gente miente por algo, y habría que ver si en este caso no lo hizo por miedo", dice Neha Madhok, habitante de Adelaida y directora de una ONG de justicia racial, Democracy in Color.

A pesar de esta "debacle pizzera", Australia es uno de los casos más exitosos de lucha contra el coronavirus de Occidente.

Y por ahora, mientras la región de Australia Meridional revisa la información que le suministran sus rastreadores de contactos, la población en general suspira aliviada ante la perspectiva de recuperar su liberad de ejercitar, o de sacar a pasear al perro.

O incluso de ir a buscar una pizza.

The Washington Post

Traducción de Jaime Arrambide