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Coronavirus. Paul Offit: "No podemos quedarnos en casa los próximos dos años", dice el experto en vacunas

Paul Offit es una suerte de superhéroe de las vacunas. No sólo fue el coinventor de la inmunización contra el rotavirus sino que también hizo campañas por las vacunas en todos los frentes que se le presentaron, incluso en aquellos donde los antivacunas resultaron tan violentos que lo obligaron a salir con guardaespaldas. Desde el Centro de Educación en Vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia, la cátedra de Pediatría de la Universidad de Pennsylvania, los medios de comunicación o los libros de divulgación, el doctor Offit lleva a cabo la misión que se impuso desde pequeño, cuando una operación en sus pies lo obligó a permanecer durante meses en una sala de rehabilitación junto con chicos enfermos de polio. Offit creció para convertirse en un vengador de los niños contra las enfermedades infecciosas. Sin embargo, la pandemia lo encuentra hoy enfocado en una patología que padecen más gravemente los adultos que los niños.

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Como asesor de la Oficina de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos, Offit será uno de quienes recomendarán -o descartarán- las futuras vacunas contra el Covid-19 en ese país. Sin pelos en la lengua y desde su casa en la Costa Este, Offit reclama no apurarse en los ensayos con vacunas y pide confianza en la independencia de los académicos respecto de los intereses políticos y comerciales.

-El lunes pasado, el CDC (Centro de Control de Enfermedades) bajó de internet un documento donde reconocía que el coronavirus se transmite por aire en pequeñas partículas. Antes, la FDA también había mostrado idas y vueltas con la hidroxicloroquina y la OMS, con las máscaras. ¿Qué consecuencias pueden tener estos traspiés sobre la confianza en las futuras vacunas?

-Hay, ciertamente, razones para preocuparse; existe una sensación de que la ciencia está siendo politizada. La hidroxicloroquina es una droga que nunca debió haberse autorizado, ya que el 10% de quienes la toman pueden desarrollar arritmias. Lo mismo puede decirse del plasma de personas convalecientes. No hay ninguna prueba de que el plasma funcione y, sin embargo, la FDA lo aprobó y lo celebró. Esto genera nerviosismo en relación a las futuras vacunas, es cierto, pero no creo que pase algo similar con las inmunizaciones, ya que hay un comité asesor de la FDA que no está asociado al gobierno ni a la industria, y sólo responde al interés del público norteamericano. De hecho, yo estoy en ese comité y no estoy influenciado por nadie [se ríe]. Elijo creer que eso no ocurrirá.

-¿Eso significa que una vacuna no será autorizada mediante un procedimiento de emergencia, antes de conocer todos los resultados de la fase 3 de ensayos?

-Creo que una mayoría de personas no lo respaldaría. Si hubiera alguna señal de que no es segura o eficaz, perderíamos instantáneamente la confianza del público norteamericano. No creo que políticamente permitieran que eso pasara.

-Como médico, usted será uno de los primeros en recibir la vacuna. ¿Qué requisitos le exigirá?

-Hay dos razones por las que la recibiré antes: por ser médico y por tener más de 65 años (se ríe). La vacuna tendría que tener, al menos, 60% de eficacia. Y debería contar con datos sobre seguridad en distintos grupos de riesgo, como las personas de más de 60 años y los obesos. Nunca se sabe todo sobre un producto médico antes de lanzarlo, la cuestión es saber lo suficiente para garantizar que los beneficios serán mayores que los riesgos. Cuando sepamos lo suficiente, se dará luz verde a la vacuna.

-¿Estará indicada la vacuna para los niños?

-Los chicos no son parte de los ensayos en este momento porque no son un grupo de riesgo. No son prioridad para la vacunación, pero probablemente sean estudiados más adelante y se les ofrezca una vacuna después del 2021.

-¿Cuándo estarán las primeras dosis de vacuna?

-Sólo a modo de conjetura, diría que a principios del año próximo estará la vacuna para los que están en las primeras líneas de batalla.

-Hay directivos de laboratorios que dicen que van a tener los resultados de sus vacunas a fines de octubre. ¿Es posible?

-No lo creo. Si hay que dar dos dosis de la vacuna y esperar un mes entre las dosis, no creo que tengamos datos robustos a fines de octubre. Me sorprendería, pero puedo equivocarme.

-Se han registrado un par de efectos adversos serios en el ensayo de la vacuna de Oxford/AstraZeneca. ¿Le preocupan?

-Sólo vi en los diarios que se detuvo el ensayo por dos casos, no tengo información debido a la confidencialidad de los ensayos. Por qué se reiniciaron los ensayos en Gran Bretaña y no en Estados Unidos, no lo sé.

-¿Debería la gente estar informada de estos riesgos a la hora de tomar la decisión de vacunarse?

-Con un ensayo de 20.000 personas, se pueden identificar los efectos adversos comunes, pero no los inusuales. Sólo sabremos cuáles son los efectos raros cuando se les dé la vacuna a millones de personas. La buena noticia es que, al menos en los Estados Unidos, tenemos buenos sistemas de seguridad que pueden identificar rápidamente los efectos adversos raros.

-En la Argentina, hay un gran debate por la cuarentena prolongada y la apertura de las escuelas. ¿Cuál es su opinión como pediatra?

-El CDC publicó guías sobre cómo abrir las escuelas en Estados Unidos, cómo transportar a los niños y sentarlos con distancia, el uso de máscaras, etc. Dinamarca fue capaz de abrir sus escuelas, lo que prueba que se puede hacer, sólo requiere trabajo duro. No hay que olvidar que la pandemia tiene dos caras: por un lado, las hospitalizaciones y muertes por Covid-19; por el otro, la pérdida de empleos, los otros problemas médicos, el abuso y la violencia doméstica, la falta de comida. Necesitamos volver a trabajar. No es posible esperar hasta que terminen todos los casos, no podemos quedarnos en casa los próximos dos años. Hay que disminuir los riesgos.

-¿Recomendaría, entonces, que los chicos vuelvan a la escuela?

-Sí, a menos de que vivan en un lugar donde hay un brote grande, hay que usar las guías de Dinamarca para hacerlo. Y tomar en cuenta que, en algunos lugares, la escuela es el único lugar donde los chicos comen o tienen acceso a una computadora.

-¿Cuán importante es el testeo en esta situación?

-No creo que consigamos salir de la pandemia con el testeo. Lo que tenemos que hacer es asumir que cada persona está infectada en forma asintomática y, entonces, usar máscara, mantener la distancia social y las medidas de higiene en chicos y grandes.

-¿Qué es lo más importante a tener en cuenta para el futuro?

-No hay que pensar en las vacunas como un elixir mágico que se esparcirá sobre el mundo y hará que lo malo desaparezca. Si tenemos suerte, tendremos una vacuna con un 75% de efectividad. Eso significa que uno de cada cuatro personas podrá enfermar seriamente y necesitará internación aunque se haya vacunado. Y que una gran proporción de los vacunados podrá padecer la enfermedad en forma asintomática, leve o, incluso, reinfectarse. La vacuna no significará que se pueden retomar actividades de riesgo sin más, habrá que seguir usando máscaras y no olvidar las medidas higiénicas.