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Coronavirus: "La ola del tsunami va a llegar a Brasil", advierte una prestigiosa neumonóloga brasileña

RÍO DE JANEIRO.- Con casi 6000 enfermos por coronavirus, Brasil está frente a una situación potencialmente catastrófica por el avance de la pandemia, cree Margareth Dalcomo, una experimentada neumóloga de la fundación Friocruz, tal vez la más prestigiosa entidad de investigación en salud del país.

"Abril será difícil. La ola del tsunami va a llegar", anticipa la investigadora de la Escuela de Salud pública de la Fiocruz en una entrevista con LA NACION. Dalcomo señala su preocupación por la falta de incentivos del gobierno de Jair Bolsonaro a un aislamiento radical, "la única alternativa" para contener la enfermedad, y advierte que, a diferencia de Europa, la enfermedad se rejuvenecerá en Brasil, golpeando a una capa de población joven que vive en condiciones de exclusión.

-Brasil cumplió un mes desde el primer contagio. ¿Esperaba que llegase así a este momento?

-Hace un mes estábamos como Italia tres o cuatro semanas antes, no era difícil imaginar que la enfermedad tendría esta progresión.

-¿En qué se diferencia de la "gripecita" a la que se refirió Bolsonaro?

-Absolutamente no es un resfriado común, es una enfermedad que causa en el 20% de la formas necesidad de hospitalización. Y provoca neumonía, que la mayor parte de las veces va a generar hospitalización y entre esas, más o menos la mitad, va a exigir ventilación mecánica y terapia intensiva. No hay tratamiento hasta el momento, se hace apenas soporte como lo mejor que se puede ofrecer.

-¿Europa es un anticipo de lo que puede venir para Brasil?

-Brasil tiene características muy diferentes de países europeos y asiáticos. Acá esperamos un enorme impacto de la enfermedad en áreas metropolitanas de ciudades grandes como Río de Janeiro, San Pablo y Recife, que tienen grandes concentraciones de población viviendo en situaciones de exclusión social. Son personas con poco acceso a servicios de salud y que representan el 40% de la economía informal. Se juntan dos factores, el sanitario, propio de la enfermedad, y el socioeconómico. Es una mezcla explosiva.

-¿El mayor riesgo, entonces, está en las favelas?

-Sólo en Río de Janeiro hay 2 millones que viven en favelas. Eso significa condiciones de vivienda y medioambiente desfavorables y precariedad de saneamiento básico que lleva a que no haya una adecuada higiene personal y colectiva. El aislamiento social recomendado es imposible de cumplir.

-Mientras avanza la enfermedad, Jair Bolsonaro la minimiza y llama a la población a retomar su vida normal. ¿Cómo evalúa la respuesta oficial?

-Las recomendaciones técnicas, del Ministerio de Salud, fueron correctas. Las de las autoridades estaduales y municipales también. Pero eso no es suficiente. El control de la epidemia y la reducción del impacto social dependerán también de una gran participación de la iniciativa privada. En un país con enorme concentración de renta, la industria y los bancos deben contribuir para que sean provistos medios de supervivencia a la economía informal que no está generando renta, proveyéndoles suplementación nutricional y productos básicos de higiene, asumiendo el carácter asistencialista. Sin eso no vamos a conseguir reducir el impacto: esas personas necesitan ser asistidas para demandar menos el servicio de salud y no explotarlo.

-¿Cuál es el riesgo de la vuelta a la "vida normal" que propone Bolsonaro?

-Hay un ejemplo muy paradigmático. Lombardía subestimó el tamaño de la enfermedad y el alcalde hizo un mea culpa; fue muy conmovedor, reconoció su error después de haber convocado a la gente a retomar su vida normal. Es fácil pedirle a la clase media que salga a la calle en su auto y vaya a trabajar con máscaras. La retórica es fácil, pero es un error inaceptable. La medida sanitaria recomendada científicamente es el aislamiento social. Es el gran arma que tenemos. La economía sobrevivirá sin dudas. Brasil tiene una economía que puede asumir una recesión. Lo que no puede es tener un gran número de muertes de jóvenes. Si las medidas de aislamiento no son llevadas con el máximo rigor tendremos muchas muertes evitables.

-¿No es una ventaja tener una población más joven, por ejemplo, que la italiana?

-Nuestra población no es predominantemente de ancianos, pero las poblaciones menos favorecidas, que tienen menos acceso a servicios de salud y que viven en condiciones indeseables, son de jóvenes. El Covid-19 será rejuvenecido porque el promedio de edad de quien va a morir -y ya está muriendo- no es de ancianos.

-¿Existe esperanza en la cloroquina, el fármaco que han propuesto como cura Donald Trump y Bolsonaro?

-No diría eso. Hay otros tratamientos que se están probando en el mundo, otros antivirales; la propia España está usando anticuerpos monobiológicos. No podemos decir que hay una esperanza. Nos gustaría mucho decir eso, pero la esperanza está en que todos entendamos que es una situación nueva, desafiante y que exige de todos nosotros una enorme contribución. Brasil va a entrar, a través de la Fiocruz, en el gran grupo de ensayos clínicos probados por la OMS solidarity donde van a ser testeados varios esquemas terapéuticos. En un tiempo veremos si hay un resultado promisorio; la cloroquina será testada asociada a otros medicamentos.

-¿Qué posibilidades de éxito tiene el aislamiento "vertical", apenas para ancianos, enfermos y pacientes vulnerables?

-Los grandes epidemiólogos hicieron cálculos mostrando que eso no funcionaría en una enfermedad nueva y de alto grado de transmisibilidad. Todos los países que la evaluaron, los mejores ejemplos Inglaterra y Estados Unidos, volvieron atrás. Debe defenderse un aislamiento radical de las personas en las próximas semanas, no solo de las personas vulnerables. No hay otra alternativa. Siguiendo cálculos de epidemiólogos, tendremos un mes de abril muy difícil. El mar todavía está retrocediendo pero la ola del tsunami va a llegar.