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Coronavirus: Mendoza, Córdoba y Santa Fe, con nuevas reglas y también algunos incumplimientos

Mientras en la ciudad de Buenos Aires se evalúa una marcha atrás en la flexibilización de la cuarentena, en el interior del país varias provincias la apertura de actividades comerciales y familiares generó una "nueva normalidad", no exenta de violaciones de las normas y, por lo tanto, también expuesta a revisión.

Mendoza, por ejemplo, respira aún con barbijo, pero más aliviada y relajada, sin nuevos positivos de Covid-19 en la última semana. Es más, se incrementaron los testeos y se reportan cada vez más casos negativos de coronavirus en los hospitales locales. Por tal motivo, la presión social crece con el correr de las horas para intentar encauzar una "nueva normalidad". Así, mientras se mantienen vigentes prohibiciones, excepciones y protocolos, cuesta que todo se cumpla a rajatabla, tal como observó LA NACION en un recorrido por el Gran Mendoza, el área metropolitana de más de 500.000 habitantes, compuesta por las comunas de Ciudad, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Maipú y Luján de Cuyo.

Desde que la enfermedad llegó a tierra cuyana, a mediados de marzo, se han registrado 82 pacientes infectados, con nueve fallecidos.

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En tanto, los controles policiales se hacen más laxos, con efectivos que "dejan pasar sin consultar", afirman los vecinos. Se observan caminatas recreativas de "500 metros y por una hora", que en muchos casos se transforman en trotes por más tiempo, más allá de respetar la modalidad de circulación de acuerdo con la terminación del DNI; también, besos y abrazos entre conocidos en las filas del supermercado o comercios de barrio, intentando no sacarse los tapabocas. Y hasta negocios que no logran organizar a los clientes ni respetar las medidas de distanciamiento.

En este sentido, los bares y restaurantes deberán seguir operando bajo el sistema take away o "pase y lleve", ya que quedó sin efecto la habilitación total prevista para hoy, "hasta nuevo aviso", según informó el Gobierno provincial. En el medio, los shoppings presionan al Poder Ejecutivo para poder abrir sus puertas, preocupados por la estrepitosa caída de las ventas.

Por estas horas, para los mendocinos, quienes se entusiasman con la nula o baja circulación del virus, se hace difícil contenerse y no romper las normas. De hecho, hay familiares y amigos que retoman, lenta y solapadamente, las encuentros, con el tan ansiado asado. Funcionarios que vuelven a compartir el mate en reuniones para analizar los pasos a seguir contra la pandemia. Incluso, en el interior de la provincia, donde la cuarentena es más flexible aún, con muy pocos casos positivos, hay comunas, sobre todo del este, que ya le pidieron al gobernador Rodolfo Suárez que permita el regreso de las reuniones entre conocidos, de menos de 10 personas. Justamente, en esta zona, se registró la semana pasada una fiesta privada que terminó con la renuncia de una funcionaria, quien reconoció que se trataba del festejo de 15 y 18 años de sus hijos, sin respetar el aislamiento ni las medidas sanitarias.

La semana pasada, atenta a la baja evolución de los contagios, la Nación autorizó a Mendoza a flexibilizar la cuarentena. No solo se habilitó el comercio en general, con atención al público limitada al 50% de la capacidad del local, sino que volvieron al trabajo los servicios de mudanza, las agencias de lotería y quiniela y el servicio doméstico, sin uso del transporte público.

Además, como en el resto del país, reabrieron las iglesias, pero solo para que los fieles puedan concurrir a realizar oraciones individuales y recibir asistencia espiritual:

Anteayer, llegaron a la provincia 21.000 tests rápidos de coronavirus, con el objetivo de avanzar sobre el diagnóstico y la detección, y así poder conocer mejor la situación epidemiológica, que para las autoridades locales es "auspiciosa".

Debut

En Córdoba, el primer fin de semana de esta nueva etapa, con paseos recreativos de una hora habilitados según número de DNI, transcurrió sin que hubiera una invasión de ciudadanos a las calles. Tal vez porque muchos ya venían flexibilizando de hecho la cuarentena y no sintieron la necesidad de sumar un día más de aire libre, aunque el clima acompañó con un verano fuera de estación y temperatura de 32 grados las dos jornadas.

Después de 58 días de aislamiento social, el sábado por la tarde salió la tanda de los DNI terminados en número par: muchos chicos anduvieron con sus padres por las plazas, donde también se vio a parejas y personas mayores. Algunos con mates individuales, que son la manera de mantener la costumbre, aunque sin compartir.

Los principales parques de la ciudad siguen cerrados y, como la caminata no puede superar los 500 metros del hogar, hay quienes no tienen otra alternativa que moverse entre el cemento de los edificios y las veredas angostas. Hubo voluntarios controlando y disipando a los que, en grupos, intentaron armar un partido de fútbol o de vóley en la costanera.

En las plazas donde hay juegos para niños, se pudo ver a varios usando las hamacas y los toboganes, ya que no hubo cercos perimetrales que impidieran la llegada. El uso del barbijo fue masivo, aunque en los espacios abiertos decenas de fumadores salieron a dar rienda libre a las pitadas. Hubo más de lo que la escasez de etiquetas en los quioscos permitía pensar: están pidiendo hasta $200 por un atado que habitualmente cuesta $80.

Ayer, cuando la habilitación se extendió de 8 a 18, la mañana arrancó con los más habituados a hacer deportes, que despuntaron la costumbre solo caminando (no se puede trotar ni usar bicicleta a modo de recreación), y con los dueños de perros, que eran mayoría en las calles. Después del mediodía llegaron los niños con sus bicis, monopatines y algunos juguetes.

En las plazas, junto con las caminatas regresaron los carros de venta de churros y los que buscan sumar unos pesos ofreciendo pan casero, alfajores de maicena y tortillas con grasa. Fueron ellos los que terminaron de darle al paisaje un toque más de "normalidad".

En las iglesias -Córdoba tiene casi una cada 500 metros en la zona céntrica- no hubo mucho flujo de personas, pese a estar abiertas por la tarde para la oración individual. Las fuentes de agua bendita permanecen vacías y hay frascos de alcohol en gel para la desinfección de quienes ingresen.

Santa Fe

Santa Fe vive una situación particular. La llamada fase 4 no incluyó una flexibilización de actividades recreativas: solo se centró en la apertura de comercios durante la tarde, de las peluquerías y la reactivación de las obras de construcción con menos de cinco trabajadores.

Los sectores comerciales y productivos que volvieron a funcionar de manera escalonada lograron que el movimiento en las ciudades de Santa Fe y Rosario llegue al 75% desde hace una semana.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, advirtió que es probable que el fin de semana próximo se permita la salida de niños acompañados de un mayor. Por ahora, los chicos pueden acompañar a sus padres a un comercio, pero no pueden ir a un parque.

En abierta violación de las restricciones, tanto el sábado como el domingo en algunos parques, sobre todo los cercanos al río Paraná, se vio la presencia de familias, a pesar de que el municipio de Rosario reforzó los controles en los espacios verdes.

En diálogo con LA NACION, el gobernador Omar Perotti dijo: "Hay que ser muy cuidadoso con las medidas porque hay que evitar que la situación se desordene".

Después de 20 días en Rosario y 10 en la provincia, anteayer se confirmó un nuevo caso de Covid-19. En la ciudad de Santa Fe el último caso de coronavirus se reportó el 9 de abril. Ante la baja de contagios aumenta la presión para que se autoricen medidas recreativas.

El último caso de Covid-19 reportado es una mujer que habría sido contagiada por su pareja, que viajó la semana pasada a Buenos Aires, pero no tenía síntomas de la enfermedad. Esta semana se reforzaron los controles en las rutas que unen dos provincias limítrofes con alta cantidad de casos, como Buenos Aires y Chaco.

Informes de Pablo Mannino, Gabriela Origlia y Germán de los Santos