Coronavirus: El drama de la muerte en soledad en Italia: "Hubiera querido decirle 'papá, te quiero'"

ROMA.- Se habla de aislamiento, del bloqueo casi total, de las restricciones extremas, de las colas en los supermercados, de la vida que cambió y que nunca será como antes. Del sistema sanitario al borde del colapso, del número de muertos por coronavirus que crece en forma exponencial , hoy trepó a 1441 (175 más que ayer), con un total de 21.157 casos en Italia, y también se habla de la hecatombe económica de la que nadie sabe cómo se levantará Italia .

Pero pocos hablan de los muertos, tan solo números, y del dolor que viven sus familiares. Familiares que de repente vieron desaparecer a su padre, madre, abuelo, tío, hermano en una ambulancia y que nunca más pudieron volver a ver. Y que son conscientes de que sus seres queridos murieron en soledad, sin nadie -una mujer, un hijo, un hermano, un sobrino-, que los tomara de la mano. Sin una caricia, sin una palabra de afecto, ni siquiera una mirada de amor desde el metro de distancia interpersonal obligatorio, porque está prohibido acompañar al hospital a quien resulta positivo o a quien es sospechoso de ser positivo.

"A mi papá, que tenía 80 años pero que estaba en perfecta forma, nunca le pude decir 'te quiero'. Lo vi salir de mi casa el viernes 28 de febrero en una camilla... Entonces para tranquilizarlo le dije que no fuera miedoso. Lo volví a ver en un cajón cerrado en el cementerio. Ni siquiera pudo tener un funeral", contó al diario La Stampa Orietta S., que reflejó el desconsuelo que viven hoy muchísimas personas.

Dino, el padre de Orietta, murió el 2 de marzo en el hospital de Crema, una de las ciudades más golpeadas por el coronavirus de la región Lombardía, foco del brote en Italia y que hasta ahora contabilizó 966 decesos.

Orietta no sabe si su papá -que para ella no tenía problemas de salud, solo tomaba pastillas para la presión, y repentinamente comenzó a sentirse cansado, hasta que su médico le detectó un foco infeccioso en el pulmón y una ambulancia se lo llevó-, murió en terapia intensiva. "No sé si llegó a estar allí, sé solamente que, cuando llamé por teléfono al hospital para tener noticias me contestó un médico que estaba evidentemente muy ocupado que me dijo 'señora, estamos en la m... Su papá está intubado y sedado en el quirófano, a la espera que se libere un lugar en terapia intensiva'. Le rogué que me dijera algo más, eran las tres de la tarde... Supe luego que mi papá murió a las 20.30", contó Orietta, llena de rabia.

Enrico Palesta, de Codogno, el pueblo en provincia de Lodi, Lombardía, desde donde comenzó el desastre, sufrió lo mismo. "Se lo llevaron de casa a mi papá, Giovanni, de 80 años, el lunes. El jueves ya estaba muerto. Se me rompe el corazón pensando que se murió solo", contó Enrico al Corriere della Sera. "Es terrible, porque te dicen que está grave y uno piensa ¿qué hago? Duele saber que ni siquiera podés ir corriendo a abrazarlo. Me volvió a la mente algo que me dijo hace un tiempo: 'Yo soy afortunado, siempre hice lo que quise en la vida...' Bueno, es así como quiero recordarlo", agregó.

"Es tremendo porque los pacientes contagiados llegan al hospital y se quedan solos. A los familiares no los ven más porque se les impide el acceso, pero también porque ellos tienen que ponerse en cuarentena", contó a LA NACION una médica de reanimación de un gran hospital de Milán. "En una situación desbordada, es algo muy estresante para nosotros también desde el punto de vista emotivo", destacó.

En este marco, algunos enfermeros cuando pueden les leen a los pacientes o pegan en algún lado los mensajitos que les mandan los familiares junto a su recambio de ropa.

Alberto Fiorani, de 81 años y que también murió en Crema 24 horas antes que su mujer, Antonietta, internada en en el hospital de Lodi, también falleció solo. Pero hasta el final, mientras la pulmonía le quitaba fuerzas, intentó tener un contacto humano. Y el sábado 7 de marzo llamó a sus parientes más cercanos. "Tenía el respirador puesto, era difícil entender lo que intentaba decirnos, pero es claro que con ese llamado telefónico quiso despedirse de todos nosotros", contó Giacomo Follino, marido de una de las hijas.

El coronavirus también le puso fin a la vida de Romano Zanini, empresario de 81 años, que el fin de semana pasado en el hospital Niguarda de Milán. Sus familiares desahogaron su angustia por no haber podido acompañarlo, en un aviso fúnebre que lo dice todo, que fue publicado en el Corriere della Sera. "Ciao papá, te fuiste solo pero nunca estuviste solo porque mi amor infinito por vos nunca te abandonó. Espero que ese corazón rojo dibujado sobre un pedazo de papel, en el aislamiento de tu cuarto, te haya dado fuerzas para no tener miedo. Tu luz siempre estará en mi corazón", escribió su hijo Alessandro. Su hermano, Bruno, eligió, en cambio, estas palabras: "Papá, se me parte el corazón por no haber podido darte la mano en los últimos momentos de tu lindísima vida, pero estuve cerca tuyo y estarás siempre en mi corazón".